Me estoy acostumbrando a ti

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Habían pasado más de una semana desde que Adrián y yo tuvimos esa cena y desde que pasamos la noche juntos. Debo de decir que no pasamos de caricias y besos, pero fue porque no quise presionarlo a tener aun sexo, después de todo el charro no sabía por dónde comenzar. Al principio fue un poco decepcionante debido a lo caliente que se pusieron las cosas entre nosotros pero aun así fue una noche en la cual ambos no demostramos nuestro amor.

La situación entre él y yo había cambiado, me alegraba porque mi sueño se hacía realidad.

— El sabor de tus labios, es dulce... tan dulce, que es adictivo. — Dijo el hombre volviéndome a besar mientras con sus manos apretaba mis glúteos con fuerza para arquearme más a su cuerpo.

— Adrián... — Susurré separándome de sus labios, aferrándome a sus brazos. — Es mi oficina... — El charro sonrío sentado arriba de mi escritorio mientras con su lengua saboreaba sus labios viéndome. — Eres de lo peor...

— Yo sé que te gusta mi niño.

— ¿Me dijiste niño? Yo no soy un niño... — Dije sonriendo con malicia.

— ¿Ah no? Entonces demuéstramelo. — Ambos sonreímos, crucé mis brazos por su cuello acercándome a besarlo lo más apasionado que podía hacerlo pero fue de repente que la puerta de mi oficina se abrió con agresividad dejando entrar a dos demonios.

— Lamentamos interrumpir, pero smutsipu debe de trabajar la muy huevona porque hay más cafeterías que debe de atender y hacer nóminas.

— Y el cuchurrumin debe de ir a la competencia de las 4 para alistar todo para el equipo que participa hoy...

— Bien dicho Tlatoani.

— Gracias princesa Azteca.

Ambos tipos chocaron sus palmas con una sonrisa... ¿Había mencionado que Javier regresó? La loca y Rey estaban en la entrada con cara de seriedad aguándonos el momento de amor entre mi charro y yo. De repente Rey jala a Adrián para cargarlo en su hombro como costal de papas.

— ¡Bájame Rey! ¡Quiero estar con Teo!— Gritaba Adrián poniendo resistencia pero era inútil ante la fuerza de Rey.

— Ni mergas, tenemos que ir al lienzo con el equipo de doble A para alistarles todo.

Así ambos se fueron dejándonos a mí y al Javier en mi oficina. Mi amigo me veía sonriente pero sabía que solo iba a joderme.

— Y tu toda enamorada, ya se la has de haber mamado ¿Verdad?

— ¡Cállate! ¡No hemos hecho nada! — Grité asustado.

— Si, tu... Ándale... Y yo sigo siendo pura y casta. — Javier mencionó de manera sarcástica. Para después sentarse en uno de las sillas me miró extrañado.

— ¿En serio no han hecho nada?

— No, quiero ir tranquilo. Recuerda que Adrián no ha tenido nada que ver con hombres por eso como que tiene miedo, quiero ir tranquilo.

— Si tú lo dices... Ahora explícame ¿Cómo es eso del campeonato de charrería?

Me quedé mirando a mi amigo volviendo de nuevo a mi asiento. Fue entonces que le explique a grandes rasgos como se distribuía el campeonato. Se empezaban con las categorías de Escaramuzas y Doble A, todos los equipos que trajeran personal para competir en estas modalidades eran divididos en grupos para competir, eran 5 grupos por día de 4 o 5 equipos por grupo y así sacando a los ganadores de cada grupo para enfrentarse en la siguiente ronda y así hasta tener a los campeones de esas dos modalidades, después tocaba el turno a los equipos de Triple A y Charros completos, se hacia el mismo proceso aunque en el caso de los charros completos que es una modalidad individual solo se inscribieron 10 charros donde se hará una primera ronda donde eliminaran a 5 para después disputar la final con los 5 charros ganadores de la ronda anterior y sacar un campeón. Adrián y Rey participaban con el equipo triple A y solo Adrián participaba en la modalidad de charro completo.

El Charro (Historia LGBTI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora