Muriendo de amor

4.7K 415 152
                                    






Cada día era una rosa en mis escritorio, durante los últimos 10 días he recibido no solo rosas, también chocolates, arreglos, globos e incluso peluches... Cada uno con un mensaje distinto escrito desde la misma mano de Adrián.

"Te amo, no puedo estar tanto tiempo lejos de ti" "Cada suspiro que doy por ti, es un motivo más para no rendirme" "Sueño contigo, siempre cada noche... Es tan perfecto que nunca quiero despertar" "Te deseo tanto como a un elote con chile del que pica..."

— ¡¿CHILE DEL QUE PICA?! ¿¡ACASO PIENSA QUE SOY UN CHISTE!? — Grité y me enfurecí al ver esa nota, venia pegada a un peluche con forma de elote para variar. Puedo oír los ruidos de Darío atrás de mí intentando no reírse de lo que acababa de escuchar.

— Él...Ja ja... Él quiere... jeje, comer tu elotito... JAJAJAJAJA. — Mi amigo no pudo aguantar más y simplemente se echó a reír sin pena mientras se dejaba caer en la silla donde hace unos minutos, riéndose sin medida causó en mi más enojo.

— ¡CALLATE! — Grité.

— Lo siento, perdona, pero tenía que decirlo. Es de esos momento que tal vez jamás se repitan... — Dijo riéndose en entre palabras tratando de calmar la risa. — Tienes que admitir que se ha esforzado, además que es lindo.

— Eso lo dices tú... — Miré a Darío como tomaba uno de los peluches.

— Es que como dices que no es lindo cuando te mandó de regalo un pikachu... ¡Pikachu! — Dijo mostrando el peluche frente a mí. — Ya quisiera yo que me regalaran cosas así...

— ¿Qué acaso tu gorila no te regala nada? — Pregunté extrañado.

— Él es más cursi, del tipo que le gusta hacer cenas románticas o llevarme por ahí de paseo, regalos, comúnmente son rosas, chocolates y anillos o collares...

— ¡Ya ves! ¡Cursi pero es romántico!

— ¡PERO NUNCA ME HA REGALADO UN PIKACHU! — Dijo abrazando otra vez al peluche. — Me agradaría más que me diera los 150 pokemon de kanto en vez de todo lo demás.

— Que friki. — Dije serio. Pensando unos momentos hasta que me doy cuenta de algo. — Por cierto Darío... ¿Qué chingaos haces aquí sí estoy enojado contigo?

— No me iré... Aunque estés enojado conmigo te chingas por soy tu jefe a final de cuentas, pequeño esclavo de la vida godin...

— ¡Mierda! — Gruñí para después sentarme de mal humor en mi silla viendo la sonrisa de maldito que tenía Darío. Pero de repente en mi mente se vino un pensamiento, Adrián si era romántico pero no a tal grado de lo ridículo como poner lo del elote. ¿Quién le estaba ayudando?

*

*

*

*

*

*

*

*

*

— ¡¿A quién se le ocurrió lo del elote con chile del que pica?! — Pregunté un poco alterado porque no sabía lo que iba a pensar de Teo de mí con esa nota que fue enviada. Viendo como el esposo de Darío levantaba la mano.

El Charro (Historia LGBTI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora