El hijo desobediente.

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>No metas tus narices en donde nadie te llama mocoso, o te arrepentirás <

Esa fue la primera nota que recibió, estaba en su escritorio, Teo se quedó mirando atentamente la nota para después ver las fotos que le habían enviado, varias imágenes de él en los lugares donde frecuentaba, en el lienzo, en la destiladora, plazas, el pueblo, restaurantes, incluso había imágenes con Adrián, Rey, su padrino y madrina, incluso con Alicia de las pocas veces en la que jugaba con ella.

La o las personas que lo estaban siguiendo sabían dónde frecuentaba y eso no era bueno porque lo más seguro era que se trataba de alguien cercano ya que lo único que podría desatar la furia de un enemigo es que Teo estaba a punto de descubrir la dirección del desfalco de dinero que estaba sufriendo la familia De la Cruz desde hace años. Además de eso, Teo se estaba involucrando más con la contabilidad y las cuentas, estaba pidiendo un control diario de ventas, ganancias, gatos e inversión... Todo con tal manera de que aquel o aquellas personas que estaban robando no lo hicieran tanto y al parecer estaba funcionando.

— No me detendré... — Se dijo así mismo Teo al ver de nuevo la nota. Estaba determinado.

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— Dime, dime ¿Cómo te ha ido? Me enteré por la loca que tú y Rey han estado saliendo estos días. Pillín... — Darío movía sus cejas graciosamente de arriba abajo, aun en video llamada se veía graciosos, Teo simplemente empezó a reír nervioso.

— No digas tonterías Darío. Solo hemos ido a cenar y a beber por ahí, platicar y nada más... Tú y Javier no más se alocan por nada, además también he estado saliendo con una que otra chica del pueblo... — Al escuchar eso el joven amigo de Teo solo hizo una mueca de desagrado.

— Mil amores.

— ¡Oye! ¡Pensé que ya habíamos dejado claro eso! — Teo estaba acostado en su cama viendo su celular.

— Amigo, tú tienes la culpa, tienes al... — En la pantalla Darío se detuvo y miraba a todos lados como cuidando que nadie estuviera a su alrededor. — Tienes al sexy de Rey, charro y jimador, mamado y que te cantó "Sin tantita pena" con el cual podrías conocer y tal vez empezar algo, pero en vez de eso estas saliendo con chicas de pueblo... Me decepcionas como gay.

— Desde hace tiempo todo el mundo me toma como gay completo, sabes, aun siento atracción por ciertas mujeres. — Dijo el joven licenciado al con una cara seductora la cual no causo gracias a su amigo.

— Si tu... ¡Ándale! — Dijo sarcástico. — Y yo no me peleé con media universidad cuando te defendí.

— ¡Darío!

— ¡Teodoro! ¡Solo date una oportunidad! ¡Tú y Rey hacen bonita pareja!

— ¿¡Rey y yo!? ¡Estás loco! ¡Dejarte con Javier te está poniendo igual de loca que él! — Dijo un poco molesto.

— ¡¿Por qué no?! ¡¿Acaso alguien más te gusta?! ¡Dímelo ahora o calla para siempre! — También en un modo serio se puso el otro chico.

— ¡Claro que no! — Teo solo desvió la mirada un poco avergonzado lo cual su amigo se dio cuenta al instante.

— ¡No seas joto y dime! — Gruño el joven. Pero para Teo simplemente no quería hablar de eso y simplemente cortó la video-llamada. Sabía que Darío se iba a molestar pero simplemente Teo no quería tomar temas más profundos. Con un suspiro el joven se levantó de su cama viendo su celular y ver llegar un mensaje de Darío.

El Charro (Historia LGBTI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora