El último trago

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Las semanas fueron largas y duras para mí, he estado yendo con un psicólogo para que me ayude a superar la muerte de Saúl y Ana. Las sesiones han sido largas pero poco a poco he salido adelante, la familia se ha mantenido fuerte entre todos nos apoyamos tras la tragedia y ahora tenemos los ojos en la gran fiesta del rancho que es mañana.

— Papi... — Vi correr a mi pequeña Alicia a mis brazos al ver mi llegada. Con alegría la cargo con una sonrisa sobre mis brazos.

— Hola mi pequeña, ¿Qué tal te fue en el kínder? — Pregunté viendo la notable estrella sobre su frente.

— Hoy fui la niña más inteligente, me dieron esta estrellita.

— ¡Qué bien mi amor! Te has ganado un regalo... Veamos... — Dije mientras pensaba exageradamente. — ¿Qué te parece un helado después de comer? — sonreí al ver la sonrisa de mi hija.

— Si de chocolate.

— De lo que tú quieras mi amor. — Alicia había progresado mucho con su habla. La maestra me comentó que ella siempre habla de los caballos y de Teo. Me comentó también que ella si está pasando por un problema de depresión pero que gracias a Teo no ha pasado a mayores, eso me alegra tanto, tengo mucho que agradecerle al chico. Con mi hija en brazos fui a la cocina donde estaba precisamente el chico con una sonrisa fui a saludarlo acariciando su cabellera.

— ¿Qué tal vas Teo? Hace rato fui a la destiladora y no estabas allí. — Me senté en frente de él pero su mirada seria me miro unos segundos.

— Tuve que salir con mi padrino a ver unos asuntos con el banco. Después de eso mi padrino fue al lienzo y yo vine aquí a comer.

— Oh ya veo... Ya que estas aquí, ¿Qué tal si vamos al lienzo? Hace rato que no nos visitas. De paso me ayudas con la gestión de los puestos y vemos como la construcción del castillo de fuegos artificiales. — Dije con una clara sonrisa pero la respuesta que me dio Teo la borró por completo.

— Lo siento, tengo que volver a la destiladora, necesito tener listo un informe para mañana para mi padrino.

— ¿Mañana? Mañana es la fiesta del pueblo Teo.

— No importa. Necesito entregársela a mi padrino temprano en la mañana. — Me dijo con una cara seria, y sin más que decirme o encararme, solo vi como tomo sus cosas y se fue sin despedirse.

Hice una mueca de molestia, después del día en que me encontró en las arboledas pasó conmigo los días siguientes, hablando y bromeando pero ciertamente de una manera distante, o sea es normal después de todo Teo confeso que me ama... Pero sinceramente no puedo responder a sus sentimientos, porque no son tan fuerte como los de él.

Por Teo si tengo sentimientos, eso no lo niego pero no son tan fuertes y profundos como los que tiene él. Y ciertamente estos últimos días he estado de pasar tiempo con él para poder hablar y poner las cartas sobre la mesa como como hace unos momentos, él simplemente se ha portado distante y prácticamente no me quiere junto a él.

— Me enoja.

*

*

— ¿Teo? Pues conmigo habla normal. — Me quedé viendo detenidamente a Rey con un poco de sorpresa al ver que Teo estaba hablando con él. Pareciera como si hubiéramos vuelto al principio. —Aunque en estos días ha estado muy metido en la destiladora, además cuando hablamos por celular se escucha como triste... Tal vez tengas razón Adrián.

El Charro (Historia LGBTI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora