Abrazame

5.4K 446 151
                                    


Mi cuerpo temblaba ante Adrián, sus labios sobre los míos, el sabor de su boca, su lengua jugueteando con la mía, sus manos sosteniendo mi espalda y mi cadera a la vez mientras era empujado dentro de mi habitación. Una sensación que nunca había sentido antes, esa que no te permite pensar bien, que hace que tu estomago se sienta raro y al mismo tiempo hace que tus piernas, no, todo cuerpo flaqueé y pierda fuerza.

Eso y más me estaba causando ese beso de Adrián, capaz de no solo debilitar la fuerza de mi cuerpo si no de mi mente, de mi razón... Quería empujarlo, alejarlo y darle un buen golpe porque esto no estaba bien, él acababa de perder a su hermano y esposa, su hija lo necesita más ahora. Eran muchas las cosas que Adrián debía de primeriza antes de algo como esto, sobre todo conmigo... Tenía que alejarlo pero... Fue imposible.

Mis brazos respondieron aferrándose a su espalda, mis labios siguieron los pasos de los suyos, mis lágrimas caían porque sabía que no estaba bien mi mente me lo decía, pero mi corazón, mi cuerpo decían que tal vez esto nunca se volvería a repetir, por eso continué, por eso me aferré a él, porque tal vez un beso como así nunca se volvería a repetir.

— Tú me amas a mi... — Dijo en un susurró agitado, separándose unos milímetros de mi boca. — Tus ojos, tu boca, todo tu cuerpo me lo dice a gritos...

— Adrián yo no... — Quería hablar pero fui detenido por otro beso rápido por parte del charro.

— No digas nada, por favor... — Adrián se me quedo mirando detenidamente, escaneando cada parte de mi rostro. Sus manos comenzaron a recorrer mi espalda, después paso a mi pecho, mi abdomen, mis caderas... Ser tocado por él no podría soportarlo más, quería que me hiciera suyo, hacer el amor. Cerré mis ojos esperando alejar todo esos pensamientos, pero de repente sentí como el mayor me abrazaba y me apretaba fuertemente teniendo una mano en la nuca y la otra en mi cadera. — Eres un mentiroso Teo... Me dijiste que no me dejarías solo. — Susurró en mi oído.

— Yo... Nunca lo prometí.

— Pero para mí lo fue... No te dejaré ir.

— Adrián basta... — Dije tratándolo de empujar pero fue inútil, lo empujaba y él me volvía a abrazar, más fuerte y besándome otra vez.

— ¡¿Por qué te quieres ir?! — Vi la desesperación en su rostro al tratar de empujarlo vi la tristeza, soledad en su mirada pero también enojo. — ¡Aquí tienes todo! ¡Si es por las amenazas, no tienes que preocuparte...! — Gruñó. — ¡Yo estoy aquí y te protegeré!

— Es lo mejor. — Dije serio. Empujando lentamente pero logrando esta vez que Adrián deje de aprisionarme en sus brazos. — Aunque me beses y digas que no quieres que me vaya. Lo mejor es hacerlo.

— Pero ¿Por qué? ¿Acaso hice algo que te molestara? ¿De nuevo volvieron a molestarte en la destiladora? ¿Por qué le dijiste a Darío que te irías con él?

— La razón eres tu... — Dije bajando mi cabeza. — Acabas de enviudar de la mujer que fue tu esposa y también perdiste a tu hermano, al mismo tiempo te confesé mis sentimientos por ti y de repente tú empiezas a actuar cariñoso conmigo, a abrazarme y pegarte más a mí... Tú lo que no quieres es quedarte solo, tú me estas utilizando como salida de tu depresión, pero al mismo tiempo no puedo evitar esperanzarme, pensar que había alguna chance de que tu sintieras un poco de lo que yo siento por ti.

— Teo...

— Por eso quiero irme, porque sé que si sigo aquí, si seguimos con esto tú simplemente me destruirás cuando me deseches.

—... ¡Estás mal! ¡Yo no te utilizó! ¡Nunca te utilizaría! ¡Pareciera como si no me conocieras! ¿¡Cómo puedes pensar algo así!?

— ¡Entonces dime! ¡¿Qué sientes por mí?! ¡Dímelo y tomaré mi decisión!

El Charro (Historia LGBTI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora