¿Por qué me haces llorar?

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La noticia se difundió en redes sociales con imágenes de paparazis donde se veía a Adrián con un bebe en su brazos saliendo del registro civil junto a una bella mujer de cabellos negros. Todo este tiempo estuve esperando porque viniera y me dijera su respuesta después de haber aterrizado todos sus problemas. Con eso me lo dijo todo. Aunque hubiera preferido que me lo dijera en frente con los pantalones puestos y con los huevos suficientes para decirme que jugó conmigo y que me utilizo. Creo que de haber sido así no hubiera sufrido tanto y podría haber continuado con mi vida normal.

En ese momento las cosas eran así, me enteré por una noticia de Facebook que Adrián tenía un hijo, que lo más seguro es que todos en el rancho sabían y me lo ocultaron, estaba sufriendo como nunca antes lo había hecho y... Llevaba 3 días ebrio, metido en una cantina.

Mi vida después de regresar fue bastante movida, se abrieron dos nuevas cafeterías "Luna Café" que son propiedad de mi amigo Darío Rivero. El trio dinamita, paso a ser un dúo ya que Javier se encontraba en Argentina y no volvería hasta comienzos del año siguiente.

Yo nunca, nunca había llorado, y menos de dolor y nunca, nunca había tomado y menos por un amor

Yo me hacía cargo de todo lo administrativo que llevaba en conjunto las 3 cafeterías, todo primero pasaba por mí, y yo lo tenía que enviar a los siguientes, ya sea el contador, el mismo Darío o Julián y pues prácticamente mi vida se convirtió en la vida de un godín.

—... Y que hoy me emborrache... Por ti.

Estaba tan ebrio en aquella cantina que hasta ya estaba cantando ante algunas risa y gritos de los demás clientes. No me importaba, estaba completamente destruido y simplemente quería olvidar, quería embriagarme tanto hasta caer inconsciente para al final despertarme de esta pesadilla y volver a mi aburrida vida antes de reencontrarme con Adrián De la Cruz. De haber sabido, hubiera tomado la oportunidad de amar a alguien, aquellas personas que rechacé a mi regreso.

De haber sabido, no hubiera desperdiciado tantas esperanzas y no me hubiera ido a la cama con las ilusiones de que tal vez al día siguiente él estuviera ahí esperándome con sus brazos abiertos, para decirme que me amaba y que quería pasar el resto de sus días junto a mí. ¡Fui un pendejo!

¿Por qué me haces llorar?, Y te burlas de mí, si sabes tú muy bien que yo no sé sufrir. Yo me voy a emborrachar, al no saber de mí... Que sepan todos que hoy tome y que hoy me emborrache, por ti...

Escuché los rechiflados detrás de mí, me valían una mierda lo que pensaran yo estaba ahí para olvidar, eso es lo que se hacen en las cantinas, los gritos siguieron y algunos insultos, estaba a punto de perder mi paciencia cuando siento una mano tocando mi hombro.

— Ya es suficiente Teo. — Volteé enojado viendo a un serio Darío detrás de mí.

— ¿Cómo me encontraste? — Dije bebiendo profundamente de la botella de mi cerveza.

— Busqué en las cantinas más populares, fue de repente que un borracho me contó acerca de una nueva cantina que abrió hace poco. Imaginé que vendrías aquí porque no te conocen.

Escuché lo que tenía que decir mi amigo pero simplemente me volteé para seguir bebiendo mi cerveza en turno. Darío se sentó a lado mío mirando las botellas y los caballitos que me había tomado, también mirando mi deplorable apariencia.

— Vámonos Teo. No puedes continuar aquí y en ese estado. Necesitas pensar las cosas con la mente fría y sobria.

— No me molestes Darío. Mejor regresa con tu familia, es tarde y de seguro se están preocupando por ti. — Volví a tomar de mi cerveza acabándome de un solo trago.

El Charro (Historia LGBTI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora