CAPÍTULO 5: EN CASA

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CAPÍTULO 5: EN CASA

Después de que los médicos certificaran que la pequeña Elizabeth estaba completamente sana y de que sus madres terminaran con el papeleo necesario, la feliz familia salió del hospital. Brittany llevaba en brazos a su hija mientras Santana cargaba las cosas que habían llevado para el bebé.

Debido a la fama de la morena como actriz, varios reporteros las esperaban en las puertas de la clínica. Amablemente accedieron a contestar a sus preguntas, aunque pidieron que se respetara la privacidad del bebé.

Llegaron a casa y la dejaron descansar en la pequeña cuna que habían instalado en el salón para los primeros meses. Se sentaron en el sillón y se miraron a los ojos. No lo podían evitar, sus sonrisas eran enormes y ambas tenían un ligero rubor en las mejillas. Todo el esfuerzo había merecido la pena porque lo habían conseguido. Se besaron de manera dulce mientras una lágrima caía por la mejilla de Santana. Brittany se la limpió.

– ¿Qué pasa? – Quiso saber la rubia.

– Soy feliz. Soy muy feliz. Nunca pensé que podría conseguir todo esto. Después de todo lo que ha pasado en mi vida... Aunque por otro lado tengo miedo. Sabemos que la suerte no ha estado de nuestro lado. No quiero que ella sufra. – Respondió la morena.

– Tú y yo vamos a estar protegiéndola y amándola. La vida no es fácil para nadie, pero nosotras nos tenemos la una a la otra.

Volvieron a besarse. Las manos de la ojiazul recorrieron la espalda de su mujer, acercándola más a su cuerpo. El timbre sonó y un débil llanto se escuchó. La pareja se separó y la menor fue a consolar a su hija mientras la más alta abrió la puerta. Steve, Jessica y John entraron. El pequeño estaba ansioso por conocer a su “primita”. Sus padres la habían conocido en el hospital, pero a él no le habían permitido la entrada. Santana se sentó en el sillón con Elizabeth en sus brazos y el niño se sentó a su lado.

– Mira John, es tu prima Liz. – Dijo la latina.

El niño acarició la manita del bebé con suavidad. Sus padres habían estado horas advirtiéndole que era muy pequeña y que había que cuidarla, que no podía gritar ni asustarla. Pero él no quería nada de eso. Había estado meses esperando que ella llegara para poder jugar con ella. Sabía que tendría que esperar más porque todavía no sabía jugar, pero pronto lo harían. Él quería enseñarle a jugar con la pelota, a cantar las canciones de las películas Disney que le ponía su tía “Ittany”, a jugar al escondite, a robar galletas a escondidas, a realizar carreras de coches...

– Es “mu peque”. – Dijo el niño.

La niña se puso a llorar, asustando a John.

– Creo que alguien tiene hambre... ¿Quieres ayudar a la tía a darle de comer? – Preguntó Brittany.

– ¡Si! – Gritó el niño mientras saltaba en el sillón. Steve cogió a su hijo en brazos antes de que hiciera alguna trastada más.

– Si quieres darle de comer, tendrás que portarte bien. – Exigió el joven. El niño asintió y se sentó otra vez al lado de su prima.

– Voy a preparar el biberón. – Dijo la rubia antes de dar un beso a su hija y otro a su esposa.

– Yo te “yudo”. – El pequeño se bajó del sillón y siguió a la ojiazul hasta la cocina.

– Ahora que el terremoto va a estar ocupado, es mi turno de mimar a mi sobrina. – Dijo Jessica mientras se sentaba al lado de Santana.

– ¿Quieres cogerla? – Ofreció la morena. La rubia asintió y sostuvo entre sus brazos a Liz.

Poco después entraba Brittany vigilando a John que llevaba el biberón del bebé. La latina lo sentó en su regazo y la rubia le devolvió a su hija, de manera que el niño quedaba entre la actriz y el bebé.

– Tienes que sujetar el biberón de manera que no le tape la nariz y que no pueda tragar aire. Mira como lo hago yo. – Santana comenzó a alimentar a Liz y luego el pequeño sujetó el biberón. La morena lo ayudaba mientras Pierce sacaba fotos con su teléfono móvil.

– Yo quiero esas fotos. – Pidió Steve.

– Claro, te las paso luego. – Le dijo la feliz mamá.

Los cuatro sonreían ante la imagen tan tierna de John alimentando a la pequeña. Cuando Liz terminó toda la leche, Brittany la cogió en brazos, con un trapo en el hombro y comenzó a acariciarle la espalda para intentar que expulsara el aire que hubiera tragado. En ese momento llamaron a la puerta y esa vez fue Santana quien abrió. Antes de que se diera cuenta, Berry estaba abrazada a ella.

– ¿Dónde está mi sobrina? – Quiso saber la castaña mientras corría hacia su mejor amiga, seguida por Quinn, que saludaba a su hermano y a su sobrino.

– Rachel, espera. No querrás que te vomite encima, ¿verdad? – Dijo Pierce al ver las intenciones de la judía.

– ¿Acaba de comer? – Preguntó la joven.

– Sí. John le ha dado el biberón. – Le dijo la morena.

– ¿Así que estás ayudando a tus tíos a cuidar de tu primita? – Preguntó la más baja al pequeño. El niño asintió orgulloso.

Berry esperó pacientemente a poder coger a Liz. El bebé pasó la tarde dormida en brazos de sus tíos, porque tanto Steve como Jessica, Quinn y Rachel eran sus tíos. Santana se encargaba de jugar con John. Se habían propuesto evitar envidias del niño por la atención de la latina. Siempre habían estado muy unidos y la llegada de Elizabeth no debía cambiar eso para favorecer una buena relación entre los “primos”. Brittany ejercía de fotógrafa y retrataba cada uno de los instantes de esa tarde inolvidable.

El matrimonio lo había conseguido. Eran madres. No sabían si en un futuro podrían aumentar la familia, pero sí sabían que con esa niña se sentían completas. Podría ser que en el futuro se presentasen problemas, pero les unía algo inigualable. Su amor. Un amor incondicional que les ayudaría a afrontar los muchos problemas que vendrían. Aunque en esos momentos, sólo debían preocuparse por cuidar al pequeño angelito que había llegado a sus vidas. Una niña que les daría muchas alegrías y muchas preocupaciones, como cualquier hija a sus padres. ¿Serán buenas madres?

Si Quiero Seguir (Brittana girlxgirl)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora