Si Quiero Seguir (Brittana girlxgirl)

CAPÍTULO 19: ENFRENTARSE AL ENEMIGO

CAPÍTULO 19: ENFRENTARSE AL ENEMIGO

Santana estaba totalmente recuperada, su vida estaba tranquila y no quería que eso cambiara. Miró como su esposa se marchaba a trabajar y decidió que era el momento de afrontar algo. Quería evitar todo lo posible que algo de su pasado volviera a causar problemas y sólo quedaba algo pendiente. Encarar los problemas era algo que se había convertido en una necesidad para ella. Pensaba que si no lo hacía, éstos volverían para empeorar la situación. Su experiencia le había mostrado eso.

Llamó a Jessica y le contó lo que iba a hacer para que cuidara un rato de Liz. Quería evitar que la persona a la que iba a visitar viera a la pequeña. Ese era un riesgo que no quería correr. No pensaba que fuera un problema que se encontraran, pero tampoco consideraba que fuera lo ideal. Prefería que su hija estuviera al margen. No creía que se retrasara más de una hora y después se reuniría con la rubia y los niños para disfrutar del resto del día en su compañía. Algo que le encantaba. Por supuesto, la ojiverde accedió a encargarse de Liz porque sabía que era algo necesario.

La morena llegó a un bloque de apartamentos y llamó a uno situado en la tercera planta. Poco después abrió una somnolienta Mary, que se quedó asombrada porque no se esperaba la visita.

– Santana... Hola... No te esperaba... ¿Quieres pasar?

La latina asintió y entró dentro del mini apartamento de su ex-novia. Se sentó en el viejo sofá y espero a que le sirviese un café que bebieron en silencio, hasta que se animó a hablar.

– Iré directa al grano. Recordé mi pasado. ¿Qué pretendías engañándome? – La anfitriona la miró avergonzada. No quería que llegara ese momento. Había actuado por desesperación, ya que su mentira había sido un intento de conseguir estar con Santana. Cuando la dejó, pensaba que nunca podrían llevar una vida acomodada y tranquila. Sin embargo, el éxito como actriz de la morena, indicaba lo contrario. Si seguía trabajando en vez de cuidar a su hija y seguía dispuesta a viajar, podrían tener todo el dinero que podían desear, permitiéndoles llevar una vida de lujo. Eso para ella era la felicidad.

– Recuperarte. Te amo y te extraño mucho. Te necesito a mi lado.

– No, no me amas. Si lo hicieras, jamás habrías intentado separarme de las personas que amo. Querrías mi felicidad aunque fuera lejos de ti.

– No pensé...

– Quiero que te quede algo claro. Te quiero lejos de mí y como Brittany, Liz o mi bebé sufran lo más mínimo por tu culpa, no dudaré en patearte el trasero. ¿Entendido?

La camarera asiente asustada y ve como Lopez sale de su casa para no volver a verla nunca más.

Después de esa discusión, llegó a casa de Jessica y allí encontró a su hija. Durante el resto del día estuvo con ellas y John, disfrutando de juegos, paseos y cotilleos.

Por la noche, después de cenar y de llevar a dormir a la pequeña, fue el momento de confesarse con su mujer. Le contó lo sucedido con Mary y Brittany no pudo estar más agradecida. Ver a la morena defendiendo su matrimonio le llenó de orgullo. Sabía que con ella, no habría problema que los separara.

Se fueron al dormitorio entre besos y dulces caricias. En el camino hicieron una parada para comprobar como estaba Liz. La pequeña estaba durmiendo abrazada a su osito de peluche con un dedo en la boca. Se había destapado en algún momento de la noche y ellas volvieron a cubrirla con su colcha.

Llegaron a su habitación y volvieron a besarse, cada vez más pasional. La latina desabrochó los botones de la blusa de su esposa y se deshizo de la prenda, aprovechando para acariciar el pecho, vientre y hombros de la rubia. Ésta suspiró por los cuidados de su mujer. A pesar de los años, un sólo toque era capaz de hacerla volar. La ojiazul quitó la camiseta que llevaba su mujer y ambas se tumbaron en la cama.

Se besaron apasionadamente, mientras la actiz metía su mano por dentro del pantalón para excitar a su esposa, aunque eso no requería mucho esfuerzo. El embarazo hacía que la bailarina tuviera los nervios a flor de piel y cada roce conseguía causarle placer y ganas de más. Lopez quitó los pantalones de las dos y dio la vuelta para quedar ella encima. Se entretuvo un rato besando el vientre de Pierce y acariciándola con amor. Santana ya había metido las manos por dentro de las bragas de su mujer cuando la puerta se abrió y una somnolienta Liz entró.

– Pesadilla. – Dijo la niña haciendo un puchero.

Las adultas se miraron avergonzadas, si la pequeña hubiera entrado unos minutos más tarde, las habría pillado teniendo sexo. No era algo agradable. Encontraron una nueva necesidad. Un pestillo para poder cerrar la puerta y enseñarle a su hija a llamar antes de entrar a la habitación de sus papás.

Sin embargo, esa noche ya no tenía solución. la morena se levantó y alzó a Liz en sus brazos. Le dio un beso muy sonoro en la mejilla y la llevó a la cama. Brittany estaba todavía muy alterada y no había recuperado la normalidad.

– Las mamás se iban a poner el pijama. Voy primero yo. – La latina besó a su esposa y su hija antes de entrar al baño. Salió ya con su prenda para dormir y la rubia ocupó su lugar en el baño.

La actriz se tumbó junto a la menor en la cama. La niña se abrazó a Lopez con fuerza. A pesar de que había pasado tiempo desde la agresión, todavía estaba muy apegada a ella, casi como si pensara que volvería a desaparecer, pero esa vez para siempre. Santana sólo pudo abrazarla de vuelta y cantarle una dulce nana de forma muy suave para tranquilizarla mientras le acariciaba el pelo.

Brittany salió del aseo y se encontró a su mujer cantándole a su hija y sonrió. Esa era la escena más tierna que había visto jamás. Pensar que podía no haberse producido aun le provocaba dolor, pero debía dejar su negatividad. Su esposa estaba bien, sana y feliz junto a su pequeña.

Se tumbó al lado de su familia y se pegó a ellas. Se apoyó en el hombro de la morena que su hija había dejado libre y abrazó a ambas con uno de sus brazos. Así se quedaron dormidas las tres, pensando que la felicidad sería eterna. Pero como siempre, los problemas estaban esperando para fastidiar sus momentos de paz.