CAPÍTULO 22: TODO ES NUEVO

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CAPÍTULO 22: TODO ES NUEVO

Los días pasaban y Liz estaba encantada con todo lo que aprendía sobre bebés. Había ayudado a su mamá a cambiar un pañal (no tan “asqueroso” como el que vio el primer día), su mami le había enseñado a darle el biberón, cambiarle la ropa... Y ella reproducía todas esas cosas cuando jugaba con sus muñecos.

Sin embargo, la niña estaba decepcionada. Will no hacía nada más que dormir y comer. Y sus madres estaban muy pendientes de él y eso le causaba celos. El matrimonio lo había notado, era algo inevitable y que no les sorprendía. Se notaba mucho que la pequeña quería al menor de la familia, pero sentía que él le robaba parte de la atención de sus madres. Y los adultos lo sabían, por lo que intentaban pasar mucho tiempo con ella, pero parecía no ser suficiente. Las travesuras de la niña habían aumentado y se había vuelto un poco desobediente. Incluso entró en la habitación del pequeño y revolvió todas sus cosas. Como era de esperar, lo culpó a él pero sus madres no la creyeron y la castigaron. También había pintado la cara del bebé cuando se suponía que estaba durmiendo la siesta, escondido su chupete... Una colección de travesuras que volvía locas a las dos madres.

Santana había vuelto al trabajo y la obra iba muy bien. Se acercaba el estreno y eso hacía que estuviera nerviosa. Sin embargo, las cosas iban como debían, por lo que no se preocupaba en exceso. Sabía que tenía talento para ese papel aunque no solía cantar en sus actuaciones, tenía una buena voz.

Brittany había pedido un tiempo sabático hasta que Liz comenzara la educación preescolar. Después haría como su esposa cuando nació la niña y trabajaría desde casa en cuestiones organizativas y de papeleo del gimnasio hasta que pudiera volver allí.

Una tarde, Will estaba en brazos de la rubia, mirando a su hermana Liz, que hacía muecas para que el niño riera. La pequeña disfrutaba de poner su dedo para que el menor lo apretara con su manita.

– No “tene” fuerza. – Susurra la menor.

– Es porque todavía es muy pequeño. – Aclaró su madre.

– Pero ha “quesido”. – Añadió Liz.

– ¿Qué? – Preguntó la adulta.

– Ha “quesido”... – La mayor seguía sin saber que decía. – “Gande”

– ¡Claro! – Pierce se dio cuenta de lo que hablaba. – Si, cariño. Ha crecido. Pero aun tiene que crecer mucho más.

– ¿Cuándo dejará de crecer? – Quiso saber la niña.

– Tú todavía estás creciendo y eres mayor que él. Pero si tienes paciencia, cuando aprenda a gatear podrás empezar a jugar con él. – Informó Brittany.

– Will. Ha “gatar”. – Dijo la menor.

– Todavía no, cariño. Es pronto todavía.

La menor estaba cada vez más impaciente. Quería a su hermano para jugar. Pensaba que cuando lo consiguiera todo estaría mejor porque le gustaría más el bebé y porque así sus mamás no estarían tan pendientes de él.

***

El primer día de clase de Liz llegó y todos estaban felices. La niña realmente no sabía que suponía eso. Sabía que le gustaría porque su primo John le había dicho que jugaba con sus amigos, pintaba y dibujaba. Brittany y Santana le pidieron a Rachel y Quinn que se encargaran de cuidar de Will ese rato. Así la pequeña se sentía la protagonista del día.

Llegaron a la escuela de preescolar Little Toy y las adultas acompañaron a la menor hasta el aula donde una joven de unos treinta años, morena y con una sonrisa cálida estaba esperando a sus nuevos alumnos.

– Ella es Elizabeth Anderson. – Informó Santana.

– Hola Elizabeth. – La mujer se agachó para estar a la altura de la niña. – Yo soy la señorita Aldrin.

– Hola. – Dijo la pequeña escondiéndose detrás de su osito de peluche.

– ¿Como se llama el osito?

– Es el señor Botones. – Respondió la pequeña. El muñeco había sido bautizado así porque en el pecho tenía cosidos tres botones.

– ¿Quieres que te presente al resto de niños? – Liz asintió – Dile adiós a las mamás, en un rato vendrán a buscarte.

La niña se despidió de las adultas y agarró la mano de la profesora, que la introdujo en la clase.

***

– Tranquila, estará bien. – Era la décima vez que Santana pronunciaba esas palabras en el recorrido de apenas 300 metros que separaban la escuela que habían elegido del teatro en el que la moreno ensayaba la obra.

– Pero es nuestra pequeña. – Susurró Brittany mientras se paraba en la puerta del edificio.

– Ha estado sin nosotras muchas veces antes. No hay diferencia. En vez de Steve o Jess, ahora la cuida una profesora. – La morena la agarró por las caderas y le dio un casto beso.

– Puede que tengas razón.

– La tengo.

Volvieron a juntar sus labios antes de que sus caminos se separaran, la rubia hacia su apartamento y la latina entrando al teatro.

***

El matrimonio llegó cinco minutos antes de la salida de los niños. Estaban allí esperando a su hija junto a otros muchos padres. Vieron como Liz salía corriendo, con su mochila a la espalda y con Botones en sus brazos.

– ¡Princesa! ¿Qué tal el día? – Preguntó Santana.

– ¡Genial! Soy amiga de Rose y Ashley. – Dijo la pequeña.

– ¿En serio? Eso es maravilloso. ¿Quieres que vayamos a contárselo a John? – Propuso Brittany.

– ¡¡¡Si!!! – La niña gritó.

Sin nada más que decir, los tres se dirigieron a la casa de Steve y Jessica. Estaban felices porque todo parecía que iba bien y era algo que en cierta parte sería real. Los problemas graves tardarían en llegar, en ese momento sólo debían disfrutar de sus hijos y verlos crecer. Cuando los problemas lleguen, ya se encargarán de ellos.

Si Quiero Seguir (Brittana girlxgirl)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora