CAPÍTULO 10: TATANA

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CAPÍTULO 10: TATANA

Los meses pasaban y Liz ya tenía dos años. Ella estaba jugando con John que a sus cinco años cuidaba de su prima con mucho cariño mientras Santana y Jessica charlaban. La rubia no había tenido suerte y no había conseguido trabajo, por lo que se ocupaba de su hijo. La morena estaba buscando algún papel como actriz. Quería volver al trabajo pero quería que fuera en un teatro en Nueva York. No se veía preparada para cambiar de ciudad y pasar varios días sin ver a su hija o a su esposa.

– Tía Tatana. Quiero agua. – El niño se acercó a la mayor para que le diera un vaso. Aunque hablaba mejor, seguía diciéndole Tatana y era algo que parecía que no cambiaría, al menos a corto plazo. La adulta le dio para que bebiera. Liz se acercó a ellos.

– Tatana, yo “tamben”.

La morena se quedó mirando a su hija. La había llamado por su nombre. Eso le dolía porque quería que la llamara mami o mamá. Aun así, le dio un vaso con un poco de agua y la ayudó a beber.

Los niños volvieron a jugar ajenos de la tristeza que habían dejado en Lopez. Jessica intentó consolarla. Era normal, Liz pasaba demasiado tiempo con su primo y acababa imitándolo en todo. Incluso en su forma de llamarla. Aun así, la tristeza atormentaba a Santana.

La rubia se tuvo que marchar, dejando a madre e hija solas. La niña se quedó durmiendo y la mayor la llevó a la cama. Una vez se aseguró de que todo estaba bien, se fue al salón. Estaba triste y se agobiaba en casa. Decidió sentarse en la escalera de emergencia que había en la fachada del edificio y a la que accedía desde la ventana de la sala. Se sentó allí mirando al horizonte. Estaba tan concentrada en sus pensamientos que no escuchó la puerta, indicando que Brittany llegaba a casa antes de tiempo.

La rubia había salido antes del trabajo porque Jessica la había llamado para contarle lo sucedido. Así que cuando vio a su mujer en las escaleras de emergencia se asustó. Su mente recordó que ocho años atrás había intentado suicidarse y temía que lo volviera a hacer.

– Santana. Dame la mano. – Susurró la ojiazul mientras estiraba el brazo para alcanzar a su esposa. La morena se volvió hacia ella y se quedó confusa. – Por favor. – La mayor suplicó luchando por contener las lágrimas.

La latina no entendía lo que pasaba pero aceptó la mano y volvió a entrar a la casa. Cuando estuvo dentro, se vio rodeada por los brazos de Pierce. Al principio se dejó llevar por la demostración de afecto hasta que se dio cuenta de que el abrazo era desesperado.

– Brittany... ¿Qué pasa? – La más baja se separó un poco y sujetó la cabeza de su mujer para que se pudieran mirar a los ojos.

– Entiendo que te afecte lo de Liz, de verdad. Pero eso no es motivo suficiente para tirar todo por la borda. Tienes que seguir luchando. Por ella, por mi. – La rubia no hizo más esfuerzo para retener las lágrimas y comenzó a llorar. Los brazos de la morena la consolaron con mucho amor.

– No sé a que te refieres. – Confesó la latina.

– No te tires por la ventana. Necesito que estés a mi lado. – Dijo la mayor entre sollozos.

– ¿Qué? ¿De qué...? – En ese momento, la más baja se dio cuenta de lo que pasaba. – Amor, jamás os dejaría a Liz y a ti. Necesitaba pensar y sentir un poco el aire. Nada más.

Santana besó dulcemente los labios de su esposa, que se aferró a ella con fuerza. La ojiazul sujetaba el vestido de su mujer con sus manos en puños en la parte baja de su espalda. No quería dejarla ir.

La pareja estuvo bastante rato acariciándose y demostrándose su amor en el salón sin llegar a nada sexual hasta que Liz las interrumpió.

– Mamá. – Gritó la niña corriendo a los brazos de su madre, que la cogió y le dio un beso. Como siempre, la rubia estuvo con la pequeña mientras la morena preparaba la cena.

Más tarde, la menor estaba durmiendo y sus madres se sentaban en el sofá, todo lo juntas que sus cuerpos les permitían. La ojiazul descansaba entre los brazos de su mujer que la seguía consolando. Santana se sentía culpable por haber preocupado a su esposa pero necesitaba hablar con ella y no quería que pasara un sólo día más sin hacerlo.

– Brittany... ¿Has pensado en tener otro hijo? – La latina sabía que había sido directa.

– Claro. Me encantaría tener otro, pero después de lo difícil que lo tuvimos con Liz... No sé si lo conseguiríamos y no quiero perder tiempo en algo que no va a suceder. – Comentó la más alta.

– Hay otras maneras de ser madre. No te negaré que me gustaría adoptar y ayudar a otro niño pero sé que la situación no ha cambiado. Llamé para informarme a algunas de las agencias y sé que no nos darán un bebé. Por otro lado, las adopciones en el extranjero son caras, lentas y muy difíciles. No te negaré que después de eso me puse a pensar en un pequeño rubio con pecas y ojos azules correteando tras Liz y llamé a una agencia para que me dieran la información para buscar un donante de esperma.

– De eso nada. Yo quiero un pequeño moreno, con piel bronceada y ojos oscuros. – Susurró la mayor tumbándose sobre su mujer y besándole el cuello. La morena disfrutó de sus cuidados hasta que se separó y la miró a los ojos.

– Sabía que dirías eso. Tenemos que decidir quien se queda embarazada y quien pone el óvulo. Una podría ser la madre biológica y la otra ser la que de a luz. Así nuestro hijo o hija tendría una conexión con las dos. – Propuso la menor.

– Me encanta esa opción, pero preferiría que nos demos unos días para pensarlo. Ahora... ¿Lo celebramos en el dormitorio? Tal vez si nos esforzamos un poco es posible que no tengamos que recurrir a ningún donante. – Dijo Pierce guiñándole un ojo a su mujer.

– Me encantaría intentarlo.

La pareja se fue a la cama y allí dieron rienda suelta a su pasión. Estaban convencidas de dar otro paso en su relación y pronto volverían a ser madres. Aunque tal vez las cosas no serían tan fáciles como pensaban. Tal vez algo pondría a prueba la fortaleza de ambas y alguien se aprovecharía para intentar separarlas. Porque para ellas la felicidad no existe si no luchan por ella. Pero si se aman sinceramente, podrán superar todas las adversidades. La pregunta es... ¿Su amor es lo suficientemente fuerte para enfrentarse a todo o los fantasmas de su pasado les complicarán las cosas?

Si Quiero Seguir (Brittana girlxgirl)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora