Capitulo 14: La Tarde Perfecta

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Paula esperaba nerviosa la llegada de aquella tarde. Estaba más que nerviosa. ¿Qué se pondría? Algo que no decantará mucho, tal menos un escote menos marcado que de costumbre, unos vaqueros ajustados, y una blusa azul, serían la ropa que llevaría aquella tarde. Las bota marrones descansaban en un rincón de la habitación. Se descalza de las zapatillas de andar por casa y se calza las botas. Se mira al espejo. Su reflejo le sonrie. Está feliz, contenta y orgullosa de que por una vez haya encontrado al chico perfecto. Organiza un poco su habitación y entra al baño para perfumarse y maquillarse. ¿De que irá perfumada? Busca entre sus colonias favoritas, olor a fresa, olor a vainilla, olor a rosas....Duda. ¿Fresas o Vinilla? Un dilema tras otro ¿Pelo Liso o rizado? En cuanto al perfume está claro que eligirá Vainilla, y al tipo de pelo, liso, sí, su habitual. Se mira al espejo. Empieza a maquillarse. Se pone pintalabios rojos y lanza un beso imaginario. Estaba guapa. ¿Qué Guapa? Estaba radiante y con ganas de comerse la tarde. Aun quedaba media hora, pero ella, nerviosa y a la vez convencida, había decidido salir a la calle para dar un paseo ella sola y meditar las palabras que diría en presencia de Nacho. Para aparentar y disimular coge la mochila y sale al pasillo para despedirse de sus padres.

- Vuelvo esta noche -dice la chica cogiendo las llaves de su casa de un cenicero

- ¿A donde vas? -pregunta su madre

- He quedado en casa de Cristina para estudiar juntas el examen de Matemáticas del Martes, te prometo que estudiaré mucho 

- Bueno....¿Cenas ahí o te vienes para acá? -

- Cenaré ahí, si no ya me las apañaré como pueda, tranquila

- Está bien. Estudia mucho

- Sí, mamá 

Paula abandona la casa. Está nerviosa, ¡Su Primera cita! Necesita gritar. Pero no puede, no a menos que quiera despertar a todo un edificio y sus padres la retengan en casa por temor a que se le haya ido la cabeza. Decide entrar en el ascesor y mirarse al espejo. Sus ojos han vuelto a brillar. Sonrie y después se sonroja. Mira el reloj. Veinticinco minutos para encontrarse con Nacho. Con su Peter Pan. Parece estar todo tranquilo en la cabeza de la chica, pero su corazón va a tres mil por hora, no había quien parase a ese probre corazón desbocado por conseguir el sueño de su vida, lágrimas y risas compartidas con sus amigas y su madre, sueños olvidados para saber quien iba a ser su chico, y de pronto, aparece Nacho, su Peter Pan, su Ángel de la Guarda. Está feliz. Todo le parece maravilloso. Cuando amas a una persona eres capaz de hacer cosas que antes no te planteabas a hacer, ni mucho menos cuando estás a punto de encontrarte con tu pareja, la pareja ideal, él o ella de la que tarde o temprano iba a formar parte de la vida del otro. Su alma gemela. Su otro yo. Eso era lo que Paula pensaba en esos momentos. No podía esperar más, debía de ser esa tarde. La tarde en la que por fin besaría a un chico. ¿Qué se sentirá cuando los labios estén unidos? No quiere sentirlo, no hasta llegado el momento. ¿Cómo se sentirá? No sabe nada, no quiere saber nada hasta que él, con sus labios, roce los de ella, y tal vez, sea mágico, inolvidable, como cuando te enamoras de alguien no eres capaz de olvidarla, porque la amas, porque quieres darle todo, quieres darle tu vida, tu tiempo, tu corazón, en una palabra, te quiere dar todo lo que él tiene para que vivas con ese amor que nunca le faltaría, mucha gente se enamora, pero ¿Cuantos son los que luchan por mantener viva esa llama de amor entre cada pareja? ¿Cuantos hay que aman de verdad y sin importarles el fisico, o la edad, o incluso su forma de enteneder la vida? En el amor no hay limites. Tornados que arrasan la mente de cada uno, prejuicios y engaños, mentiras y falsedades, son las que adornan cada relación, las que de una forma u otra tratan de que el amor nunca llegue a un puerto fijo, pero Paula quiere más, quiere llegar al fin del mundo con Nacho, con su Peter Pan, quiere ser sincera con él, quiere que todo sea perfecto cuando se acueste con él, entonces piensa, la primera vez, y quiere hacerlo con él, sí, él debe de ser el adecuado para perder su viginidad, ¿Estaría preparada? En esos momentos no, pero cuando el momento llegue, cuando el momento del extasis llegue, es entonces cuando debe preguntarse ¿Hizo lo correcto? Una corriente de aire hace tiritar el suave y perfecto cuerpo de Paula, que con un cruze de brazos intenta repeler la corriente de aire frío que le impide pensar con tranquilidad. Quiere que Nacho sea el de la primera vez, dicen que nunca se olvida, que siempre estará en el recuerdo el momento en el que lo pierdes, pero Paula no quiere pensar en eso ahora, solo quiere pensar en que decir cuando encuentre a Nacho y cuando lllegue el momento de besarlo. Tiene miedo, pero a la vez, valentía de probar, de sentir, de experimentar. 

- ¿Paula? -pregunta una voz familiar a su espalda

La chica, cuya imaginación volaba por el País de Nunca Jamás, se ve obligada a regresar a la tierra con los pies por delante. Se gira y es entonces cuando su corazón vuelca de la emoción. Es él. Es Nacho. Su Peter Pan. Se sonroja y baja cabeza, con los ojos brillantes.

- Hola, Nacho -responde timidamente, cruzando una pierna con otra, mientras que con la mano izquierda se recoge parte del cabello para dejarlo en la oreja. Es perfecto. Es tan guapo 

- Hola Paula -responde el chico sonriendo -¿Para que querías que nos vieramos?

<<Para decirte todo lo que siento por tí>>

- Para....conocernos más a fondo -explica enrojeciendo 

- Entiendo. ¿Donde quieres que vayamos?

<<Al País de Nunca Jamás>>

- A donde quieras -responde la chica alzando la cabeza

Ambos caminan despacio. De pronto Nacho se encuentra con los ojos de Paula. Ambos se sonrojan, hasta que Paula decide dar el paso.

- Nacho; puedo preguntarte algo-

- Claro

- ¿Puedo cogerte de la mano?

Nacho; se sonroja. Por una vez en su vida deja que sea Paula quien le vaya guiando. Y cogidos de la mano empiezan su paseo; hasta que uno de ellos bese al otro. Pero ambos no dicen nada; sienten al otro a su lado; y para ellos es un momento mágico.          

Un Solo Corazón Para Dos VocesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora