Un Solo Corazón Para Dos Voces

Capitulo 15: Las Inseguridades de Noelia

No tiene palabras. No le quedan fuerzas para levantarse. Lleva dos días sin dormir bien, sin probar bocado, y las ojeras que tenía en los ojos eran fruto de las malas pesadillas. No hay vida. No hay sentimientos. Es imposible. Lo ha intentado todo, desde hablar con sus mejores amigas, e incluso probar suerte con la lectura de "Canciones Para Paula" pero ni Blue Jeans tenía el remedio para ese dolor, que tan intensamente provocaba el dolor en Noelia. El Silencio. Eso era lo que podía calmar ese depredador que está al acecho. Como un León que está dispuesto a saltar a su presa. El móvil lo tiene en silencio, porque el silencio no es nada, es eso, ausencia de ruido. Sólo puede escuchar su corazón, malherido, con heridas sin cerrar, y con otras muchas a punto de sangrar de nuevo. El móvil suena. Es Ricardo. No quiere cogerlo, piensa que él ha tenido parte de la culpa de que su corazón haya quedado así de destrozado. 

- ¿Puedo entrar? -pregunta su madre 

Noelia asiente con la cabeza. Ni siquiera le mira cuando se sienta al lado de ella en su cama. Parece que su madre también siente lo que su hija está sintiendo en ese momento. No hay mayor solución que el remedio de una madre abrazandose a su hija, malherida y moribunda en el camino del amor. Un camino que ella entró y en la que le fue muy dificil encontrar a alguien que le ayudara a caminar por ese camino, y Noelia echa en falta ese apoyo, ese bastón que necesita para continuar viviendo. 

- Hija mia, no puedes estar así siempre, debes de contarnos lo que te pasa. No has probado bocado en dos días, a penas te levantas, y siempre vas al baño. Por las noches, aunque creas que no, te oímos llorar, y eso a nosotros nos preocupa Noelia. Siempre nos tendrás a nosotros hija

Le mira. En toda la conversación sus ojos se encuentran con los de su madre. Ella intenta sonreir, pero lo que verdaderamente le sale son lágrimas, lágrimas amargas, lágrimas que necesitan con urgencia un brazo en las que dejarse caer, y su madre era el bastón perfecto, madre e hija enlazadas por el lazo de la asociación materna, uña y carne.

- No puedo más mamá, todo lo que hago lo hago mal -responde Noelia entre sollozos

- No digas tonterias Noelia, todo no lo haces mal, hija mía, no seas dura contigo mismo. Disfruta de la vida, Noelia. -dice su madre rodeandola con los brazos. Un abrazo sincero, de madre, de amor materna. 

- Mamá, ¿Por qué es tan dificil amar a una persona? ¿Por qué siempre tenemos que ser nosotras las que debemos de dar el paso? ¿Me quedaré sola? 

- No hija mía, ya sabes cómo son los hombres, primero prometen rosas y después te dan espinas. Pero no todos son así, busca el adecuado, sigue buscando, Dios te a puesto un ángel de la guarda en su camino para que te guie. No te quedarás sola mi vida, eres muy guapa, eres mi hija, y eres una Ferrer, así que levanta el animo hija, el mundo no se acaba porque los hombres hagan promesas que después no cumplan. Pero quien decide dar el paso, no importa que sea chico o chica, si no el que esté más preparado para darlo

Noelia parece estar calmada tras esa explicación. Jamás había necesitado un abrazo como ese, nunca había sido atacada del mismo modo del que lo había echo en ese momento el único, el único sentimiento al que tarde o temprano, el dolor le acompañaría. El Amor es un aliado poderoso en nuestra vida, pero cuando lo tienes enfrentado, es el enemigo más poderoso que puedes encontrar, junto con el Dolor, eres insignificante, todo lo que sientes, todo lo que te duele, hace que el corazón llore amargamente, pidiendo con urgencia alguien con quien llorar y con quien abrazar y cerrar todos los cortes sangrantes. Noelia había necesitado el amor de una madre para mitigar el dolor del amor hacía un hombre, y ese abrazo, tan sincero, tan lleno de amor, era lo que estaba pidiendo el corazón de Noelia desde hacía bastante tiempo.