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El día caluroso y agotador amenazaba con ser un desastre y muy largo, igual que los anteriores.
Jimin agradecía tener a sus amigo ahí, aunque estos se burlaran de él y le hacían desesperar, era bueno que estuvieran haciéndole compañía y pasar él rato entre comentarios divertidos.

—Sigo pensando que deberíamos retirar esos asquerosos batidos de leche de fresa.—Jimin dijo a su madre cuando pasó por detrás de él.

—No vamos a retirar nada.—su madre dictaminó.

—Pero si nadie lo pide.—Jimin elevó las manos—.Y además, es repugnante.

—En algún momento alguien vendrá y lo pedirá.—su madre suspiró, ese hijo suyo la desesperaba—.Saldré a hacer un recado, encárgate de todo.

—Claro.—aseguró mientras veía a su madre salir del local.

—Siento pena por tu madre.—Hoseok rió mirando a Jimin.

—Yo no tengo la culpa.—se quejó el rubio—.Ella me metió en esto a la fuerza.

Namjoon rió—.Ya, tómalo como una nueva experiencia.

Jimin alzó una de sus cejas—.¿Estas de broma, verdad?.

Namjoon se encogió de hombros en su dirección—.Solo intento animarte.

—En serio.—Jimin lo miró—.Deja de hacerlo.

Namjoon se encogió de hombros nuevamente—.Entonces tráeme un batido de menta.

Jimin rodó los ojos antes de girarse y perderse de la mirada de sus amigos para ir a por él pedido de su amigo, volviendo solo minutos después con él batido en mano, dándoselo a su amigo.

—Me encanta.—Namjoon soltó tras un sorbo.

—Si, los batidos de aquí están muy ricos.—admitió—.Excepto la leche de fresa, esa cosa debería desaparecer de nuestro menú.

Dijo asqueado mientras sus amigos reían, asintiendo con la cabeza, de acuerdo con él.

La campanita de la puerta hizo un animado sonido, indicando la llegada de un nuevo cliente. Sus miradas se dirigieron hacia la nueva persona que se dirigía hacia ellos, quedando cautivados ante la imagen. Un lindo, muy lindo chico, caminaba con pasos cortos y animados, mirando todo con curiosidad, sus grandes y brillantes ojos de un color café revoloteaban de un lugar a otro. Su cabello color chocolate, muy claro, se agitaba con cada movimiento de su pequeña cabeza, su cuerpo ligeramente delgado se detuvo para mirar todo a su alrededor y enseguida seguir con su caminata. La sonrisa del chico era de un brillo y hermosura desmesurado, desprendiendo dulzura por todo su cuerpo.

Dio los últimos pasos para estar en frente de ellos, mirándolos con una amplia sonrisa antes de apoyarse en él mostrador y mirar a Jimin mostrando sus dientes en él proceso de sonreír, él pelinaranja tras él mostrador le devolvió la sonrisa, amable.

—Uhm...Hola.—saludó, como si realmente hubiese pensado que decir antes de hablar.

—Hola.—Namjoon le dijo con una sonrisa, aun sabiendo que ese saludo no era para él.

—Oh...Hola a ti también.—le sonrió, sus ojos achicándose ligeramente.

Jimin tuvo el impulso de chocar la palma de su mano contra su rostro, no iba a negar que él también había quedado algo, muy a decir verdad, prendado de la tierna belleza de aquel chico, pero Namjoon y sus niveles de coqueteo eran demasiado para él.

—¿Quieres pedir algo?.—Jimin dijo, llamando de nuevo la atención del chico.

—Oh si.—el chico de ojos café rió tontamente—.Para eso vine aquí.

Strawberry Milk.  ❤Jikook❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora