Capítulo 3

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Se cree princesa, pero tristemente no sabe en cual de todas las camas que ha estado dejó su bella y deslumbrante corona.

Glenda despierta envuelta en sábanas de seda color blancas, se sintió como la vez que compro su primer vestido caro.

Un vestido marca Dior color crema y entallado ese día se sentía como una princesa junto a su zapatillas Prada, fueron las prendas más caras que había adquirido púes el costó fue su virginidad.

-Buenos días caramelo.

Dice Peter cuando entra envuelto en una bata color roja y una charola entre sus manos, cuando se sienta Glenda ve el contenido de esta.

Consiste en un pan con ajonjolí negro, café colombiano, mantequilla y huevos, adornados con una flor roja dentro de un vasos largo y fino.

-Buenos días papi.

Peter se acerca y besa sus labios, Glenda ríe cuando siente el cosquilleo de su bigote en su piel.

-¿Qué?

-Tu bigote.- ríe de nuevo.- me pica.

-Si quieres me lo quito.

Glenda sonríe y toma un poco de café.

-Está riquísimo.

-Lo sé... ¿Glenda? .

-¿Si?

-¿No veremos de nuevo?

Perfecto ya lo tiene entre sus manos, ahora solo falta que ella escuche sus reglas.

-Eso depende.

Dice mientras la da un mordisco al pan y bebe café, Peter la mira y es preciosa, el cabello rizado, corto y rubio a pesar de que esta desordenado se le ve muy bonito, los labios gruesos y rosados con un lunar pequeño los ojos oscuros, es perfecta y sobre todo sexi.

-¿Depende de que?

Dice Peter acariciando su rostro con una sonrisa dejando ver sus alineados y desgastados dientes.

-De cuánto amor me piensas dar.

Dice ella parpadeando varias veces, sus largas y rizada pestañas abanican lentamente, Peter ríe y la abraza de nuevo.

-Esto y dispuesto a todo, pero eso sí tengo un par de reglar que debes de obedecer.

Glenda se levanta desnuda camino al baño pero Peter la detiene, ella no es de obedecer reglas ni nada, solo si hay dinero de por medio.

-¿Cuáles son papi?

-Debes de estar siempre lista para mi, ser bonita es tú trabajo y de eso me encargo yo, nada de tatuajes ni perforaciónes.- la toma de la cintura y la apega más a su cuerpo.- Debes de atender al apodo que te ponga, pero sobre todo, la regla que JAMÁS debes de romper por tú propio bien es esta.

Glenda sonríe dejando ver su bonitos y blancos dientes.

-¿Cuál papi?

-Jamás, pero jamás me debes de desobedecer, ¿entendido?

-Si papi.

-Ahora vete a bañar que te quiero dar un regalo.

Glenda camina de nuevo al baño dispuesta a lavar su cuerpo, como si eso fuera suficiente para poder limpiar su alma.

-Está preciso.

Dice Glenda cuando tiene entre sus manos un dije de oro con letras que se leía "Baby girl" con incrustaciones de diamantes apenas sacado de la tienda Tiffany co. Veinte mil dólares tiene adornando su cuello.

Candy Pop (terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora