Capítulo 4.

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Era muy pequeña cuando el dolor comenzó.

Glenda va caminando por un pastizal muy verde, tiene los pies desnudos y su melena se mueve al compás del viento, a lo lejos solo se ve un hombre de tal vez unos treinta años de cabello rubio y rizado.

-¿Papá?.- corre hacia él.-¿ Papá eres tú?

-¿Diama?.

Glenda trata de llegar hacia él pero es imposible, el perfecto cielo ahora se vuelve oscuro y ella corre tratando de llegar a la luz que está del otro lado.

-¡PAPÁ AYÚDAME!

De la nada se escuchan risas y burlas.

-Eres una estúpida.

-No serás nadie en la vida.

-Tú padre nos dejó.

-Algún día te enamorarás y pagarás lo que haz echo.

-¡BASTA, BASTA, BASTA!.- Dice Glenda cubriendo sus oídos.- ¡CALLENCE!

Y el silencio se apodera de todo, a lo lejos ve a su padre que camina de la mano con otra mujer de espaldas con el cabello negro y ondulado.

-Papi no me dejes...papi por favor... Te necesito.

Cuando intenta mover su pie, una cadena lo impide, una cadena de oro a atada a ella misma, pero esta Glenda se ve más desafiante y orgullosa.

-¿De que te sirve el amor? Si tú misma haz dicho que prefieres el dinero, él te lastimo, se burlo de ti, por su culpa te quédate sola

.
-Sueltame, ¡PAPÁ!.

Al ver que no se pude mover se pone de pie y al darle un golpe a la mujer, esta se convierte en dinero y joyas.

Glenda intenta correr de nuevo pero algo se lo impide, tras forcejear un par de veces se escuha un disparo.

Glenda abre los ojos agitada y llena de sudor, toca su frente y ve el reloj, cinco de la mañana con cuarenta minutos.

-¿Como van esas piernas Diama?

-Eric ya te eh dicho que no me llames así... y si van bien.

-Vamos Glen, te conozco de siempre y jamas te he llamado por tú nombre, vamos dame treinta sentadillas más.

Glenda tuerce los ojos y comienza a subir y bajar, la tonificacion en sus piernas se las debe a Eric, su entrenador personal.

-Anoche fui a casa de Gustavo.

-¿Y?

-Y creo que me es infiel, no sé.- se rasca la nuca y le pasa una botella con agua.- ¿Que tal ya tienes nuevo macho?

Y Glenda se ríe mientras se acomoda los guantes para levantar las pesas.

-Si, este es distinto.

-No me digas que te enamoraste de él, diama el día que te enamores me hincó y te prendo una vela.

-Soy Glenda Fenty cariño y jamás me enamoró.

-Eso ya lo quiero ver diama, vamos tienes una cita con la caminadora.

Después de un par de horas Glenda se está enjabonando todo el cuerpo en las duchas del gimnasio, un par de voces se escuchan del otro lado.

-¡Me propuso matrimonio!

Glenda ríe a lo bajo y se comienza a quitar la espuma de su cuerpo.

-Que bonito Jessica, espero y les vaya bien a ambos se nota que te ama demasiado, quisiera que alguien me mirara de la misma forma que él lo hace contigo.

Dice la segunda voz.

-Bruno es tan romántico, aunque últimamente ha estado ocupado con viajes y cositas que le salen por ahí.

Se ríe Jessica y entra a las regaderas.

-Si niti qui ti imi, babosas el amor no sirve, ay si ay si, esos viajes tienen vagina, estúpida mujer.

Y sale con una toalla en su cabeza.

Ya dentro de su auto conecta su celular al estéreo y su canción favorita suena, mientras se mete una paleta redonda y roja a la boca.

Después es interrumpida por una llamada.

-Hola papi.

-Caramelito.

-¿Que sucede?

-Necesito verte.

Glenda tuerce los ojos y piensa que necesita un nuevo departamento si es posible como la mansión de Peter.

-Claro papi, tú dirás la hora.

-Perfecto, paso por ti y ponte guapa que vamos a cenar.

Y cuelga.

Candy Pop (terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora