Capítulo 26.

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"Hola Glen, disculpa que no te haya podido llamar pero papá me tiene tan ocupado que apenas y tengo tiempo de respirar. ¿Puedes ir a tú edificio?"

Glenda observaba un poco exreñada el mensaje no había un "ángel" o un "te amo", era el mensaje más seco que había leído desde que se había ido.

"pero tú habías dicho que no fuera ¿porque el cambio de opinión"

"Papá me envió a ver a unos clientes y quedé hoy de hablar con los de la inmobiliaria, ellos ya están ahí no te preocupes. Cualquier cosa estaré al pendiente de ti. Me llamas".

Glenda ve al que en algún momento fue su edificio, había cambiado bastante. El color y los ventanales eran distintos. Al igual que ella.

-Hola Jeff.

-Señorita Fenty, ¿Que hace usted aquí? Él señor Hernández dijo que no tenía debería venir.

-Vine a ver un encargo... No se él me mandó.

-Bien su fue el entonces adelante.

Y Glenda entra al ascensor tiene una corazonada pero desde que Bruno se fue no le gusta sugestiónarse y menos ahora que Bruno no está a su lado.

El departamento está tal cual ella lo había dejado, el polvo se había adueñado de cada rincón de los muebles.

-Tantos recuerdos.

Dice mientras deja su abrigo en aquella silla donde Bruno la había castigado.

-Tanto amor.

La melancolía le llena el pecho, últimamente se había echo muy sentimental.

Un ruido proviene de la cocina, sus tacones suenan en el diáfano lugar.

Cuando asoma su cabeza para averiguar qué es, se sorprende al ver un saco de hombre. El aroma se le hace familiar.

-¿Bruno?.- Pregunta con miedo mientras de entre los cajones con las manos temblorosas busca un cuchillo.- ¿Bruno eres tú?.

Con el cuchillo en mano y el miedo consumiendo su ser camina hacia la sala y un golpe la hace caer inconsciente al suelo.

10 minutos antes.

"ángel, soy Bruno... Perdí mi celular, te estuve llamando pero no respondiste... Emm... No me sé el número de tus hermanas, si ya se que me tenia que arreglar la agenda, pero esque estaba tan ocupado... En fin, cuando tengas tiempo llamame ángel. Te amo".

15 minutos después.

Glenda abrió sus ojos y estaba atada encima de su sofá, con el cabello cubriendo su rostro y desnuda.

-Te dije que no me desobedecieras ángel.

La respiración de ella se acelera y su cabeza le duele, cuando levanta la vista para ver el duelo de aquella voz.

-Peter.

Dice sorprendida.

-Hola caramelito.

Los ojos de ella le comienzan a picar hasta sus lágrimas deciden salir y empapar su rostro.

-Que... Que... Peter ¿Que haces?.

Candy Pop (terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora