Capítulo 17.

420 34 10
                                    

Eres lo que siempre tuve miedo a perder...

Glenda camina de la mano de Bruno, se siente en paz. Por primera vez en su vida no están esos sueños que la hacen llorar.

-Hola ángel.- dice Bruno mientras la abraza.- Eres muy hermosa.

Glenda respira el aroma de Bruno, tan varonil y fino, un par de risas se escuha a sus espaldas.

Cuando lo suelta para girar a ver de donde provienen las voces, se escuchan más cerca.

-Eres una estúpida.

-Las mujeres de buenos modales siempre dicen sus razones.

-Caramelo, necesito verte algún día con ligero.

De nuevo la oscuridad se apodera de ella, a lo lejos ve de nuevo a su padre pero esta con una mujer. Ella está de espaldas pero es la misma de siempre.

El cabello largos y negro, con la misma ropa que la vio la última vez, falda y camisa.

-¿Papi?

-Diama... Cariño lo siento tanto.

Se quiere mover pero algo se lo impide.

-Peter sueltame.

-Te dije que no me desobedecieras.

La comienza a asfixiar, apuntó de perder la conciencia abre sus ojos y ve a Bruno observandola.

-Eres una zorra, una zorra avariciosa.

-Su futura esposa.

-Lo siento tanto cariño.... Te amo.

Y un disparo se escucho, de nuevo sus manos cubiertas de sangre.

-Déjame limpiar eso ángel, nadie más te va a hacer daño.

Otro disparó se escucho y la sangre de Bruno mancho el rostro de Glenda.

-¡NO!

-Te dije que jamás me desobedecieras, ahora sufre las consecuencias.

Bruno desangradondose en su regazo manchando sus piernas de color roja.

-¡BRUNO NO! ¡PORQUE!... ¡PORQUE!

-shh... Tranquila ángel. Todo esta bien ¿Que sucede?

La habitación está oscura y ella manotea el dorso desnudo de Bruno.

-Hey... Glenda.

-No... Papá no, sueltame... Tú te fuiste..
Me dejaste... Me soltaste.

-Hey, Hey, Hey, ángel, mirame... Soy yo Bruno.

Glenda con la respiración agitada y el cabello en el rostro observa la pequeña luz que se cuela por debajo de la puerta.

-¿Que sucedió?

-Solo ha sido una pesadilla... ¿Te encuentras bien?

-Te quedaste.

Dice con su voz tranquila y tierna, si Bruno se hubiera dado cuenta juraba que los ojos de ella brillaron.

-Tú me lo pediste.

-Cierto.

Glenda se pone de pie y busca su bata a tientas, observa el reloj 3:30 de la mañana.

-¿Ha donde vas?

Pregunta Bruno con la sabana en la cintura y los pies en la alfombra.

-Voy a llamar a Valerie y a tomar un calmante.

Candy Pop (terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora