Capítulo 6.

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Si me dices que si, piénsalo dos veces puede que te convenga decirme que no.

Glenda baja del auto y entra de nuevo a la casa en la que había estado antes.

-Entonces.- dice Peter mientras la abrasa por la compra cintura dejando besos en su piel morena.- ¿Aceptas el trabajo?

Glenda sonríe.

-Claro que lo acepto papi

Peter la gira y besa sus labios introduciendo su lengua en la boca de ella para después bajar sus manos por sus curvas, cuando llega más abajo de su cintura, comienza a subir su falda.

-Dime que algún día usaras liguero para mi caramelito.

<<Ni en tus sueños anciano>>

Piensa Glenda cuando siente el pelo del bigote de Peter pícarle la clavícula, todo sea por el nuevo departamento que quiere.

-Un día de estos papi.

Nunca ha usado un ligero, los hombres con los que ha estado jamás se lo han pedido, ella piensa que es una prenda muy íntima que nadie ha sido merecedor de verla así.

Peter la ha llevado de nuevo al sofá, la mira desde arriba y Glenda se ha quedado a la altura de su vientre.

El aroma añejo que desprende Peter de su cuerpo le asquea.

-Sabes lo que quiere papi, caramelito.

Glenda sentada en la orilla del sofá, comienza a desabrochar el  pantalón de Peter sin quitarle los ojos de encima, cuando se los baja puede ver el  pene erecto de Peter.

-Vamos caramelo, eres demasiado lenta y yo muy viejo para esperar lo que quiero.

Glenda sonríe y primero pasa el glande de Peter por la comisura de sus labios, después se mete todo el pene, mientras él maduro le tira del cabello.

Varios gemidos masculinos se escuchan.

Después la pone de pie y la voltea contra el respaldo del sillón, cuando Peter le sube bien la falda puede notar que su bragas están totalmente secas.

-Mal, mal, mal caramelito debiste de haber traído lubricante.

-¿Lubri que?

Y no termina de decir la frase cuando Peter la penetra por detrás.

-Mierda, mierda, mierda.

Dice Glenda con cierto dolor  mientras se aferra al sillón, no está ecxitada, el dolor siempre la satisfacía pera esta vez no.

-Malas palabras no caramelito.

Peter azota con la palma de su mano la nalga de Glenda, ella finge un gemido, una y otra vez la va penetrando con bastante dolor.

Un par de estocadas más y Peter termina dentro de ella.

-No he usado condon, por eso preferí por otro lugar.

Dice Peter riendo, Glenda está cansada y le han entrado ganas de llorar.

-¿Estas bien?

-Claro papi.- se arregla la falda.- Necesito irme a mi casa.

-Te llevo.

Ya dentro del auto Glenda mira sus celular.

-Me voy a mudar papi.

-¿Porque?

-Esque...- deja su celular y lo mira con ojos tiernos.- una vecina no me quiere y el portero siempre quiere que llegue temprano y no se que cosas.

Peter aparca fuera del edificio y toma la mano de Glenda.

-¿Ya haz visto algina casa?

-Si... Pero no me alcanza.

-Mmm... Conozco a alguien que te puede dar buenos consejos sobre bienes raíces, mañana hablaremos sobre eso.

-Gracias papi.

-Te quiero mañana a primera hora caramelo.

Cuando entra a su habitación, se quita la ropa y echa a la basura un conjunto de cincuenta mil dólares, después se quita las pestañas y después las orquillas de su cabeza, para seguir con su maquillaje.

Al terminar busca entre sus cajones un cepillo y se mete al baño.

"Puedes ser lo que tu quieras mi princesa, porque creo en ti, todos lo hacemos, tus hermanas, tu padre y yo"

Glenda esta bajo la ducha con las rodillas pegas al pecho meciéndose una y otra vez.

-Estoy sucia, muy sucia.

Jamás le había afectado tanto algo, pero esta noche se sintió como la primera vez.

Abusada.

Candy Pop (terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora