Capítulo 1

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Nadie sabe para quien trabaja.
En realidad Glenda Fenty no trabaja para nadie, se la pasa viviendo de los hombres y nadie tiene la culpa más que su padre por haberla abandonado por otra mujer cuando tenía 15 años, ese día con lágrimas en los ojos había jurando que si ella no hiba a a ser feliz, entonces ninguna mujer lo sería y de eso se encargaría ella.

-Vamos Glen ya es tarde y el dinero me esta llamando.

Dice Valerie mientras ve como se arregla el escote con ambas manos dejando ver su pechos redondos y perfectos que resaltan con sus caderas anchas y bien formadas, el vestido corte sirena color carmín le favorece demasiado.

-Ya está, Hanna me dijo que nos veríamos en la entrada del bar.

-Si fue lo que leí en su mensaje, ¿llevas condones?.

- Y también la pica eléctrica por si acaso, ahora vamos que necesito pagar mi bonito deportivo dorado.

Dice mientras pasa su uña con punta color carmín orgullosa de sí misma al entrar ambas se colocan el cinturón de seguridad, preciona un botón, la capota se comienza a arrugar para guardarse en su lugar y para entrar en calor enciende su estéreo mientras suena "sorry not sorry" su canción favorita, la cantan ambas pulmón abierto.

Baby, I'm sorry, I'm not sorry Being so bad made me feel so good. I showed you as if I knew I World!

El viento juega con su cabello rizado y castaño, se siente desafiante, intocable, inalcanzable y llena de billetes.

-Llegamos.

Dice Valerie arreglando su corta melena rubia, Glenda le da las llaves de su lindo deportivo al aparcacoches, acomoda su larga melena rizada y suave.

-¿Donde está Hanna?

Dice Glenda buscándola con la mirada.

-Ahí está, vamos.

Y ambas mujeres con vestidos entallados y sexis caminan al encuentro de su amiga.

-¿Lista?

-Como siempre cariño.

Se acercan a un hombre y las deja pasar, las tres mujeres llaman la atención de todo los hombres pero Glenda no se fija en cualquier tipo, ella siempre se va por los peces gordos, preferente que sean casados con cuentas en distintos bancos fuera del país.

Es una perra mala sin sentimientos ni corazón, ha destruido muchos matrimonios ha dejado a hombres en la calle y todo por su jodida avaricia de no ver a ningún mujer feliz.

Su mirada recorre toda la estancia y se detiene al ver a un hombre moreno con bigote obscuro y cabello enzortijado, trae puesto un traje Solbia de la marca Errico Formicola de dos piezas color jade, Glenda sonríe.

Ha encontrado ah su presa, su mirada recorre desde su hombro hasta su dedo anular.

Efectivamente es el hombre soñado, tremendamente rico, guapo y casado.

Cuando cruzan miradas Glenda le guiña un ojo y da un sorbo a su bebida, sin alcohol, sabe lo que quiere y para conseguirlo necesita estar sobria.

Un camarero se acerca y le entrega una copa adornada con una rodaja de melocoton, muy elegante y al parecer la más cara en la carta.

-Buena suerte guapa, te lo ha enviado el señor Hernández.

-Gracias John siempre tan servicial, ten tu propina.

Y sale el camarero de su vista, toma la bebida y ve una nota la toma y la lee.

"De todas, tú has llamado mi atención"

Peter.

Sonrie y busca de nuevo la mesa con aquel hombre, cuando la localiza toma su bebida y se acerca lentamente a él moviendo sus caderas descaradamente, cuando llega se sienta a su lado cruzando su torneada y bronceada pierna encima de la otra.

Peter le recorre el cuerpo con la mirada y sonríe, es la mujer más hermosa que ha visto. Bueno la segunda, la primera ha sido Bernadete su esposa.

-¿Te quieres divertir esta noche?... ¿Oh al caso tienes que pedir permiso?

Dice Glen haciendo para atrás su cabello, Peter sonríe.

-¿Que propones?

Perfecto ha picado el anzuelo.

Una vida más que arruinar, sin importar si sufre, pero para ella el dolor es satisfactorio y no solo en los hombres también en la cama.

Candy Pop (terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora