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Llevo consciente como 15 minutos, traigo puesto una cinta en la boca, mis manos están atadas fuertemente y una bolsa de tela cubre mí cabeza, se transparenta un poco con la luz y puedo ver más o menos el interior de la camioneta.

La nuca me está matando por el golpe y por lo ajustados que son los pantalones, puedo sentir que me han quitado mis pertenencias pero logro sentir la cosa cuadrada muy abajo dentro de mi bóxer.

Frenamos después de un rato más, se puede ver que sigo en el pueblo; ya que, de lejos puedo distinguir por la ventana, pequeñas casas y terrenos muy despejados.

– Vamos príncipe, sé que ya estás despierto. – No distingo bien la cara del tipo pero su ropa es de militar.

– Déjalo en la cuarta jaula. – Mis ojos se abren como platos cuando escucho "jaula".

No sé dónde carajos estoy pero parece un granero abandonado. Colocan una cadena encima de las cuerdas para después llevarme hasta una esquina del lugar.

Apesta asqueroso donde me avientan de un empujón y mi temor va creciendo cuando no escucho nada de Alec, ni si está aquí o si nunca estuvo.

– ¿Dónde está? – Pregunto seguro cuando me quitan lo de la bolsa de la cabeza y la cinta.

– Si te quitamos eso de la boca deberías de gritar ¿no? – Dice uno con burla. No me debo mostrar débil, mi Alec no estaría así.

– ¿Dónde está? – Repito más fuerte.

– Relájate niño, en un momento lo verás. – Contestó otro.

Alexander me ha enseñado a leer a la gente para descifrar sus intenciones o al menos para mantenerme a salvo.

El que decidió meterme en la "jaula" es el líder de al menos estos tres, así que, es el número 1.

El que me dijo "príncipe" y "niño", es el más relajado, veo que solo está aquí por compromiso, es el número 2.

Y el que habla con burla y que me pegó en la cabeza, en definitivo, es el más peligroso, el número 3.

Pasaron horas, los tres se fueron después de haberme encadenado a un tubo, el lugar está a oscuras pero todavía se pueden ver los últimos rayos de sol entrar por una ventana.

El lugar parece hecho de madera, es inmenso y está completamente vacío, hay solo tierra y pasto seco, una que otra cama alejada para los tipos, un reloj de pared y hay varias jaulas como para guardar a los caballos.

Las luces de la camioneta se reflejan por la puerta más grande, se escuchan más cadenas cuando descienden del coche.

Escucho perfectamente como quitan una cadena de la puerta más grande. Solo las cadenas que tengo en las manos y las de la puerta, son el único obstáculo para salir de aquí.

Se escuchan las burlas del 3 y es cuando mi corazón se detiene. Jalándolo salvajemente, meten a mi novio a la jaula próxima de mí. Está golpeado, tiene mucha sangre en su cara y ropa.

Verlo así quiere decir que se lo habían llevado a otro lugar antes de que me secuestraran a mí, ni ellos lo golpearon, solo nos transportan de un lugar a otro.

– Aquí tienes a tu amado. – Dice el tipo burlón, lo amarra a un tubo y rápidamente el cuerpo de mi novio, cae en el piso débilmente.

– Alexander, por favor, mírame. – Mis ojos empiezan a picar por la impotencia. – Necesito que me veas, te necesito. – No, no lloraré, si él está débil, yo debo ser fuerte por los dos.

MI GUARDIÁNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora