Capítulo 2

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CAP. 2

El estrepitoso golpeteo de la lluvia contra el frío cemento no la despertó. Las ratas mordisqueando la basura tras ella tampoco la hizo volver en sí. Ni siquiera los, cada vez más, cercanos truenos. Tirada sobre el suelo y totalmente empapada de los pies a la cabeza estaba ella, inerte, inmóvil e incapaz de despertar.

El olor era nauseabundo, irrespirable pero eso no parecía molestarla ya que su sueño continuaba imperturbable.

A lo lejos, a unos trescientos metros, un continuo golpeteo se acercaba. Era un sonido repetitivo, como si alguien estuviese golpeando con un palo en una verja. Un sonido metálico que erizaba el vello de la piel.

Los edificios que se levantaban a ambos lados del callejón eran muy altos pero visiblemente deteriorados. Las paredes estaban cascadas y las ventanas rotas. Las estructuras de aquellos edificios estaban muy dañadas y en cualquier momento podrían venirse abajo. Aquel callejón no era un lugar seguro para permanecer mucho tiempo pero nada podía hacer ella estando en aquel estado de ensoñación.

La calzada tampoco se encontraba en su mejor momento. Había varios socavones que llevaban allí bastante tiempo y el agua que caía los iba inundando, convirtiendo la zona en una verdadera ciénaga.

El repiqueteo metálico cesó después de unos segundos. El silencio se hizo de nuevo en el lugar. La chica aún seguía inmóvil, inconsciente.

Entonces unos pasos alertaron que alguien deambulaba por allí. Se trataba de varias personas ya que los pasos así lo indicaban. ¿Qué pasaría cuando la encontraran? ¿De quién se trataba?

Entonces una cabeza se asomó detrás de unos de los edificios, echando un vistazo al callejón. La sorpresa para el joven fue notable ya que empezó a llamar al resto de sus compañeros con impaciencia.

Los demás se acercaron también, incluido su líder, el más experimentado de todos en aquellas situaciones.

- ¿Quién es? – preguntó el primer explorador, feliz por haber sido el primero en hacer el hallazgo. Tenía una voz chillona y desagradable.

El líder del grupo, el más alto y más corpulento, miró hacia arriba, como buscando a alguien en las ventanas, intentando descubrir si aquello era una encerrona o solo casualidad.

- ¡Acércate! – ordenó el jefe a una de sus seguidoras - ¡Cachéala!

La joven, cuyo pelo negro caía en una cola hasta la cintura se acercó con cautela a la chica caída. Sorteó los enormes charcos que había en su camino pero no tuvo más remedio que mojarse para poder palpar el pecho de la joven. Comprobó para su desgracia que aquella chica vivía.

- ¡Está viva! – informó - ¡y no va armada!

Después de su cacheo volvió a la formación para seguir vigilando. Estaban muy apartados del Agujero y no era bueno para ellos. Si aquello se trataba de una emboscada no tendrían posibilidad alguna. De nuevo miró a la chica y después al líder, que dudaba qué hacer. Decidió acercarse él mismo para ver de cerca a la joven dormida. Yacía en una pose algo extraña, como si hubiera sido colocada allí a propósito, no como si se hubiera desmayado, que era lo que aparentaba ocurrirle.

Tenía el pelo bastante más corto que el resto de las chicas de su bando, algo extraño, y además era de un color amarillo demasiado chillón, casi blanco. Su piel era ligeramente bronceada, lo que hacía que su cabello destacase aún más.

Al llegar a ella se agachó, colocando su fusil de asalto AK-47 sobre su espalda, dejando las manos libres. Aún contrariado por la aparición de aquella joven alargó su mano hacia el rostro y apartó un mechón de pelo que tenía sobre los ojos.

Teoría del sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora