Capítulo 22

15 4 0
                                    

CAP. 22

Un fuerte ruido sobresaltó a Trueno, que se irguió sobre sí mismo de manera brusca. Empuñaba su arma con fuerza mientras echaba un vistazo a su alrededor, dispuesto a disparar a cualquier que se acercase. Su corazón latía con tanta fuerza que, en el silencio de la noche, podía oírlo como si lo tuviese en su cabeza. Después de la primera hora de guardia no pudo evitar quedarse dormido contra el tronco del árbol en el que se había resguardado. Los demás estaban acurrucados unos contra otros intentando protegerse del frío, una ardua tarea que difícilmente podían llevar a cabo. Al mirarlos uno por uno no pudo evitar acordarse de Val. ¿Dónde estaría? ¿Estaría bien? Ya se culpaba por haberla dejado ir sola pero no podía poner en peligro a los demás. Debía cuidar de ellos

- ¡Mi turno! – dijo Troy sobresaltándolo.

- No tengo sueño – respondió él mientras se apoyaba el arma sobre los muslos. Ya había dormido suficiente.

Trueno y Troy permanecieron en silencio durante las dos horas de guardia que pertenecían a Troy. Después fue Crystal la que se despertó para ocupar su lugar. Al cruzarse con Troy le dedicó una leve sonrisa, puede que la primera que Trueno había visto en el rostro de Crystal, al menos sincera.

- ¿No piensas dormir? – preguntó ella.

- ¡No! – respondió él de forma cortante.

Crystal estuvo en silencio durante un rato pero cuando Trueno carraspeó por tercera vez no pudo aguantar más. Sabía que le tenía rencor por lo que ella le había hecho a Val pero es que aquella niñata había llegado y tenía todo el mundo observándola, como si solo ella existiese. Lo de ser estar en segundo plano no era algo que Crystal llevase demasiado bien y eso que la mayoría del tiempo lo estaba porque antes de Val había sido Collie la que ocupaba el primer lugar para los chicos, aunque solo fuera porque había sido una chica fácil. En cierto modo, cuando vio como Trueno le volaba la cabeza con su arma, sintió alivio. Pero solo porque Collie ya no se aprovecharía más de ella, ni nunca resaltaría más sus defectos para hacerla sentir como una mierda.

Miró a Trueno de reojo. Estaba, ante todo, preocupada por él. ¿Por qué sino había huido con ellos? Aunque los demás no le eran indiferentes Trueno era quien más le importaba, eso era algo obvio. Pero ¿Qué hacer ahora? Un millón de veces había dejado entrever lo que sentía por él y un millón de veces él la había rechazado. ¿Por qué iba a ser ahora diferente? Desde luego las cosas habían cambiado pero estaba segura de que, en ese aspecto, él seguía pensando exactamente igual, independientemente de la presencia o no de Val, que había puesto patas arriba la vida de todos. Así que ¿Para qué esforzarse más? ¿Para qué sufrir por alguien que jamás la iba a mirar de esa forma? Pero no podía olvidarlo de la noche a la mañana pero lo que sí podía era cambiar de táctica. Quizás fuese el momento en que dejase de intentar conquistarle cuando él se diera cuenta de lo increíble que era. En fin, ¿Qué perdía por intentarlo? Siempre se dice que solo echas de menos algo cuando lo pierdes. Quizás si él se diese cuenta de que ella ya no sentía nada por él, fuese entonces él quien se interesase por ella. Su cabeza era un caos así que optó por decir lo que realmente sentía.

- ¿Puedo dar mi opinión? – inquirió ella de forma retórica.

- ¿Sobre qué?- preguntó él.

- Sobre todo – respondió ella con seguridad en sí misma.

Por primera vez, él la miró. Tenía, como poco, curiosidad por saber qué tenía que decir sobre "todo".

- Adelante – dijo él con inquietud.

- Bueno, al margen de que esa niñata ha puesto nuestra vida patas arriba y que, aunque no ha sido su culpa todo esto, creo que ha sido el detonante para que todo esto ocurra. Ha hecho que cambies, que reacciones, y aunque odio a esa jodida niña, al menos hay que agradecerle eso. Ya estaba harta de verte siempre tan... lineal, sin expresión.

Teoría del sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora