Teoría del sueño

Capítulo 19

CAP. 19

- ¡Vamos, arriba! – gritó Howard cuando aún no había salido el sol.

¿Cuántas horas habían pasado? No las suficientes, pensaron todos.

- ¿Qué? ¡Por el amor de dios, Howard, aún no ha amanecido! – murmuró Emmy al mirar por la ventana.

- No podemos movernos a plena luz del día, seríamos un objetivo demasiado fácil. Y tenemos que irnos de aquí, tenemos que buscar otro sitio aún más alejado y donde tengamos acceso a agua y comida fácil.

- ¡Tiene razón! – dijo Trueno, que estaba recostado sobre su espalda, con el brazo izquierdo detrás de su cabeza.

Val se despertó con los gritos de Howard pero le parecía mentira que ya tuviese que levantarse. Aunque lo que más le sorprendió fue descubrir a Trueno aún tumbado. Normalmente era el primero en... todo. La respuesta llegó al instante. Su brazo derecho le servía como almohada a ella. Se sintió avergonzada por la situación y rápidamente se deshizo de él.

- ¡Gracias! – dijo él dando un brinco para levantarse - ¡empezaba a no notar los dedos!

Val se sonrojó aún más. Emmy le dedicó una sonrisa cómplice desde la ventana. Si Crystal hubiera tenido un cuchillo a mano la habría rajado de arriba abajo como a un cerdo. Y lo peor es que había sido ella quién le había sugerido que se acercara a ellos para dormir.

La hora siguiente la pasaron buscando ropa y algunos enseres que pudieran servirles de ayuda. Se repartieron por parejas y registraron piso por piso desde la planta veinte hacia abajo. Emmy y Val encontraron ropa de abrigo en algunos armarios que seguían cerrados. Crystal y Troy encontraron latas de conserva que aún no habían caducado. Pero el premio gordo se lo llevaron Howard y Trueno, que descubrieron en el número B de la tercera planta un arsenal de escopetas y rifles. Estaban en un armario bajo llave pero eso no los detuvo. Estaban bastante sucias pero aún funcionaban a la perfección. Además, en uno de los cajones de aquel armero encontraron suficiente munición como para defenderse si les atacaban.

- ¡Premio! – dijo Crystal al verlos salir armados hasta arriba - ¿Hay algo para mí? – preguntó.

- ¡Ten! – dijo Trueno lanzándole una Beretta y una caja de balas de nueve milímetros- ¡No las malgastes!

Crystal cargó la pistola como una verdadera profesional y después se la guardó en una de las trinchas de su cinturón, especialmente preparado para eso.

Val observaba la escena mientras cargaba con jerséis y chaquetas de pluma para el temporal. Emmy llevaba una caja llena de gorros, guantes y bufandas, todas las que había podido conseguir. Además de calcetines y zapatos que parecían resistentes. Esperaba que algunos les valiesen.

- Esta es para ti – dijo Val tendiendo una chaqueta azul oscuro a Crystal – Puede que te esté un poco ancha pero no hay más.

La chica cogió la prenda y se la puso encima. Como Val había adivinado, le quedaba grande, pero no le dio importancia. Era caliente y cómoda y eso le valía.

- Y esta para ti – finalizó Val cuando ya hubo repartido toda la ropa que había conseguido.

Trueno cogió el abrigo y se lo puso. Era negro y tenía una capucha con pelo. Además se hizo con un gorro de lana rojo que le tapaba hasta las cejas y unos guantes que le quedaban algo pequeños pero que le servirían en cuanto les cortase la punta de los dedos.

Una vez que todos estuvieron ataviados se cargaron con mochilas que también habían encontrado. Val se quedó con una color rosa que tenía ositos porque sabía que nadie querría llevarla aunque fuese una completa estupidez. La llenó de calcetines y algunas latas de sopa, además de seis cucharas y seis tenedores. Les vendrían bien.