Capítulo 29

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CAP. 29

Aquel día Austin y sus padres se levantaron temprano para ir al hospital. Desde el día que Val había abierto los ojos sus visitas eran cada vez más continuadas, una rutina que habían perdido poco a poco, desmotivados por la falta de mejora. Pero ahora era diferente, un pequeño atisbo de esperanza, una luz al final del túnel los hizo volver a estar al pie del cañón.

- ¡Papá! Está sonando el teléfono – dijo Austin desde la ducha.

Charles fue a la cocina y descolgó el auricular. Un minuto después lo dejó caer, haciendo un estrepitoso ruido sobre el suelo.

- ¿Qué pasa? – preguntó Georgia, que se asustó al oír el golpe.

- Val... ha... despertado.

Georgia se sentó en la silla más cercana, totalmente impertérrita, incapaz de articular palabra. Charles recogió el auricular y lo puso en su lugar, también callado. No fueron capaces de dirigirse ninguna palabra en cinco minutos. Era, según los médicos, una situación poco probable pero allí estaba, golpeándolos con toda su fuerza. No es que ya se hubiera acostumbrado a estar sin Val pero desde luego no pensaban tampoco que aquello fuese a ocurrir. No se habían rendido y seguirían luchando por su hija hasta el final pero ¿Qué pasa cuando, de repente, el problema se soluciona solo? Pues eso era básicamente lo que estaba pasando en casa de los Fox. A veces la mejor noticia de todas te deja más en shock que la peor de ellas.

Cuando Austin bajó descubrió a sus padres en silencio. Durante un segundo se sintió como el único adulto en la casa y tuviese frente a él a dos niños pequeños que no sabían valerse por sí mismos.

- ¿Qué pasa? – preguntó asustado.

Ahí venía. La peor de la noticias, pensó Austin.

- Val ha despertado – dijo Charles finalmente.

Austin notó como su corazón daba un vuelco. Sorprendido por la actitud de sus padres decidió coger las riendas y tirar de ellos.

- ¡Vamos! ¿Qué hacéis ahí? – preguntó de forma retórica mientras se ponía su abrigo en la entrada de la casa.

Georgia y Charles, en la reacción de Austin, tuvieron el empujón que necesitaban. En dos minutos estaban preparados para salir pero su hijo era aún más rápido y aunque hasta aquel momento no se había encontrado con fuerzas para coger el coche, no pensaba en nada de eso ahora. Lo único que quería era llegar al hospital lo antes posible.

Cuando llegaron Austin dejó el coche aparcado en un lugar reservado para los médicos pero no le importó. Prefería tener que pagar una multa más tarde que demorar el momento de ver a su hermana.

El pasillo donde estaba la habitación de Val estaba más concurrido que de costumbre. Al pasar junto a la habitación del joven Doyle no pudo evitar echar un vistazo para ver si veía a aquel matrimonio tan simpático, Harry y Jane, pero no estaban. Deseaba darles la noticia.

Cuando llegaron a la puerta Gwen se abalanzó sobre él y lo abrazó con fuerza.

- ¿Cómo está? – preguntó. Sus padres esperaban detrás de él, en silencio y cogidos de la mano.

- Está despierta y bastante bien ¿la verdad? Los médicos están muy sorprendidos.

- ¿Podemos entrar a verla?

- Tendréis que esperar, la han llevado para hacerles algunas pruebas pero puedo asegurarte que está bien. He hablado con ella un momento y tiene los reflejos intactos. Te prometo que habrá buenas noticias en breve. Ha sido como Joseph... un verdadero milagro.

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