Capítulo VIII

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By Bill

Quedo paralizado unos momentos, el auto se había subido a la acera, estuve a punto de morir, mi corazón comienza a palpitar muy rápido ¿Qué había pasado? ¿Cómo sobreviví? Empiezo a ver todo borroso por unas lágrimas rebeldes que quieren salir, pero que no permito, sigo sin moverme y sin dejar de ver el auto. Siento como me sacuden muy fuerte, pero no escucho que dicen, otras dos personas llegan alrededor mío.

Luego de una eternidad para mí, siento que comienzo a tener el control de mi cuerpo de nuevo. Ya consciente de lo que me rodea, veo como las personas empezaron a rodearnos. Trato de levantarme, alguien a mi lado me ayuda y al ver su rostro no lo creo. Es el trenzas ¿Él me salvó? Siento que esto es más sorprendente que el mismo choque.

-¿Estás bien? -pregunta sosteniéndome del brazo para no caerme. Asiento mientras veo sus penetrantes ojos, no puedo quitarle la vista, es como si me hipnotizara, no me había dado cuenta de esa mirada tan profunda y sin sentido. Pero alguien me habla y ahora dirijo mi vista a la persona.

-¡Joder, nos asustate! -grita Gustav y lleva ambas manos hacia su cabeza-. Vimos como venía el auto hacia ti y este capullo sin pensarlo salió volando para salvarte.

Yo solo regreso mi vista a él como tratando de buscar respuesta, si era verdad lo que decía Gus. No sé por qué estoy queriendo saber eso, pero él sigue completamente serio.

-Calla Gus -silencia a su amigo y me suelta del brazo con delicadeza.

-¿Qué dije? -contesta.
Me aclaro la garganta y desvío mi vista de él para no verle a los ojos.

-Emm... bueno, gracias por salvarme -digo. Siento como mi cara comienza a arder de la vergüenza. Ahora es algo incómodo, no creo que todo vuelva a ser igual, no sé ni por qué me pongo nervioso por agradecerle.

-No hay de qué. -responde sin ninguna emoción-. Ya viene emergencias, deberías esperarlos para que te revisen ¿No vienes con alguien?.

-Si, se supone que mi madre anda por aquí...

Todos volteamos al unísono hacia el auto estrellado frente a nosotros. La puerta de atrás se abrió y ahí me di cuenta que el auto era el nuestro. ¡No puede ser!, debe ser una broma, vuelvo a sentirme perdido,y ya no puedo mantenerme en pie, siento como él vuelve a sostenerme para no dejarme caer y al mismo tiempo veo que alguien sale de esa puerta. Mi mundo se destroza al ver a mi madre salir de la parte trasera y caer al suelo con rudeza, está atada y amordazada, no sé ni como logró abrir esa puerta.

-¡Mamá! -grito y me suelto de esos brazos que me estaban dando protección, corro hacia ella y me tiro al suelo sin importarme nada más. Está herida y masacrada.

Cientos de lágrimas comienzan a salir de mí y mi pecho empieza a sentirse comprimido por el dolor, me inclino sobre ella. Gime tratando de hablar, entonces la desamarro y le quito el pedazo de masquin que cubre su boca para dejarla expresarse. Dirijo mi vista hacia su abdomen y cantidades exuberantes de sangre salen de un punto en específico ¿Pero que está pasando? ¿Por qué un balazo? ¿No es por el accidente?.

-¡Mamá! ¿¡Quién te hizo esto!? -grito aún inundado en lágrimas, tratando de que mi voz no se quiebre y se me sea imposible hablar. Rasgo una parte de mi camiseta y la presiono en la herida para evitar que se desangre.

-Todo saldrá bien, hijo. -Al toser pequeñas gotas de sangre salen de ella-. Hay cosas que aún no puedo explicarte.

-¿De qué hablas? -pregunto tomando su mano con firmeza. Alguien comienza a alejarme de su lado y haciéndome dejar caer su mano de mi agarre. Varios hombres de emergencias llegan a su alrededor y la suben a una camilla para llevársela al hospital. A lo lejos, veo a Dolores acercándose corriendo hacia nosotros. También está herida, pero no tan grave como mamá. Me ve con ojos de dolor, se sube a la ambulancia con mi madre y antes de que me diera cuenta ya habían tomado camino, la ambulancia se alejaba y desaparecía de mi vista. Yo seguía llorando como un niño pequeño, como no había llorado desde hacía años, pero la razón no era por un raspón en la rodilla al caerme o porque un niño me empujó y caí sentado, no, esto era peor; esto es porque la vida me estaba hiriendo el alma y ardía como si fuera un raspón, esto es porque la vida era la que me empujaba y me hacía caer de cabeza.

Te amaré por siempre (Twc NR)Where stories live. Discover now