Capítulo XII

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By Bill

—No, lo siento cariño —dice Dolores—. Irás sin rechistar.

—No eres mi madre —Suelto asqueado—. No puedes ordenarme, solo eres una…

—¡BILL! —grita Tom.

Me quedo tan sorprendio de que Tom me haya detenido, pero ese grito me hizo regresar a la realidad, la furia me estaba cegando tanto que no me di cuenta que estuve a punto de decir algo horrible.

—Lo… lo siento, Dolores. No era mi intención. —Toco su hombro con suavidad.

Ella se para y se pone frente a mí. Me da un abrazo muy fuerte, la apreto contra mí correspondiendo su dulce abrazo. Se acerca a mi oído y susurra «Todo es por tu bien».

—Subiré a empacar las cosas. —No volteo a ver a nadie por vergüenza—. Perdonen.

Y salgo de ahí casi corriendo. Llego a mi habitación y cierro la puerta recostando mi espalda sobre ella y me deslizo hasta caer sentado, meto mi cabeza entre mis rodillas y comienzo a sollozar.

No sé cuanto tiempo he estado así, pero alguien toca la puerta con suavidad. Me paro limpiándome las lágrimas y tomo el pestillo abriendo hasta dejar solo un pequeño espacio donde me pueda ver. Es Tom y sus ojos alegan tristeza y pena en ellos. Algo que no quiero sentir de nadie y menos de él.

—¿Qué quieres?. —Bajo mi rostro para ocultar lo hinchado de mis ojos por tanto llorar.

—Quiero entrar —responde apacible.

—¿Por qué?.

—¿No quieres ayuda para empacar?. —Sonríe haciéndome sentir cómodo.

—Bueno… tal vez si. Tengo mucha ropa. —Abro más la puerta y lo dejo pasar para luego cerrarla.

—Ya veo que si tienes mucha —comenta ríendo por los dos enormes closets que tengo. Logra hacerme reír por su divertido comentario y saco unas maletas que tengo bajo la cama la cual usaremos. Comienzo a sacar todo lo que contiene el primer closet y lo pongo sobre la cama en una pequeña montaña de ropa.

Ambos nos hincamos en el suelo, abro la primer maleta. Tomo prenda por prenda de la cama y comienzo a doblarla. Tom sigue lo que hago tratando de seguirme el paso. Me ve de soslayo tratando de copiar lo que yo hago, pero se le es imposible. Tomo una de mis camisas y comienzo a doblarla con lentitud haciendo énfasis en cada paso para que no sea tan difícil. Una pequeña risita sale de mi al ver como se ve de torpe tratando de doblar una simple camisa. Al final de varios intentos logra hacerlo aceptable.

—¿Por qué estás aquí? —pregunto queriendo entenderlo porque me es imposible.

—No hay razón —responde restándole importancia.

—Lo que pasó abajo…

—No tienes que explicármelo, Bill. —Para un segundo lo que está haciendo y me ve a los ojos—. No te preocupes.

Esas palabras me hacen sentir cómodo a su lado, es como si tratara de comprenderme.

Llenamos ambas maletas solo con el primer closet, voy al baño a traer otras dos que tengo ahí para el siguiente. Hacemos el mismo procedimiento.

—¿No estabas reclamando que por qué me iría con ustedes?. —Él se sienta bien sobre el suelo y suspira.

—Ya lo pensé bien —responde—. Además no será tan malo. ¿No roncas, cierto? Porque sino, duermes con el perro.

Ambos reímos haciendo ameno el momento.

—Te jodes porque si ronco —bromeo.

Él comienza reírse y yo también. Al parar de reír lo visualizo unos segundos haciéndome querer conocerlo más, querer conocer cada detalle de él. Un impulso me hace acercarme demasiado y al darme cuenta mis labios ya estaban pegados a los suyos; muevo los míos para comenzar el beso, pero al darme cuenta de mi idiotez me separo rápido sin haber dejado que él correspondiera. Avergonzado desvío mi mirada. No quiero encararlo ahora. Él no dice nada lo cual me pone más nervioso. Me levanto del suelo para marcharme y dejarlo pensar; tomo ambas maletas y comienzo a caminar hacia la puerta.

Te amaré por siempre (Twc NR)Where stories live. Discover now