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Capítulo diez:
El relato del asesino.

Yoongi tenía seis años cuando sus padres se divorciaron y su madre decidió que lo mejor sería mudarse a la capital del país en busca de una mejor vida y una nueva oportunidad para ser felices.

Con la inocencia de un niño, Yoongi se mostró maravillado ante las diferencias que Seúl tenia con respecto a su ciudad natal, Daegu. Parecía que en cada esquina había una nueva cosa asombrosa para ver y disfrutar, y Yoongi estaba fascinado. Desde bailarines callejeros hasta artistas que pintaban retratos por un bajo precio, de malabaristas a músicos, había de todo tipo de artistas callejeros.

Pero los favoritos de Yoongi siempre habían sido los payasos, porque eran también los favoritos de su madre, y ambos rebosaban de alegría cuando encontraban alguno en las calles de Seúl, y siempre le daban una buena cantidad de billetes como "propina" por su acto cómico.

Los primeros meses de su estadía en Seúl habían parecido, para Yoongi, una alegre e inacabable fiesta. Yendo al parque todos los días para jugar con su madre, corriendo alrededor de los bellísimos árboles de flores de cerezo, paseando con su madre y disfrutando de los actos callejero y deliciosos helados.

Pero era demasiado hermoso para ser real, y como todas las cosas maravillosas, no paso demasiado tiempo hasta que la alegría se desvaneciese.

Fue una tarde cualquiera en la vida de Yoongi y su madre cuando él llego, hablando con palabras bonitas y una falsa vibra de amabilidad y encanto. Lanzó un certero hechizo hacia su madre y en pocas citas la tuvo comiendo de la palma de su mano. La convenció de mudarse con él, diciendo que sería un padre para Yoongi y les daría todo lo que necesitasen.

Le prometió el mundo, y al final le dio el infierno.

『🔪』

Desde el primer momento Yoongi había tenido un mal presentimiento acerca de aquel sujeto, algo en el fondo de su mente infantil le gritaba que debía alejarse de aquel hombre, correr lo mas lejos que sus piernitas se lo permitiesen y salvar a su madre.

Claro que no era mucho lo que un niño de seis años pudiese hacer contra un adulto, y menos si su madre estaba tan enamorada de él. Por eso se convenció que todo era imaginaciones suyas, que aquellas sensaciones eran debidas al reciente divorcio de sus padres y no a que algo raro ocurriese en verdad.

Y así vivió los primero meses, diciéndose que no había nada de escalofriante en la forma en que el hombre lo miraba, jurando que no le aterraba quedarse a solas con él, que era el hombre perfecto para su madre.

Quizás podría haber evitado los sucesos que arruinaron su vida si tan solo hubiese dicho algo, sabía que bastaba una palabra negativa de su parte para que su madre dejase al sujeto, pero la había visto tan feliz que no fue capaz de expresar su incomodidad y miedo.

Para cuando se dio cuenta de su error, ya era demasiado tarde.

Killer clown. [Yoonseok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora