XV

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Capítulo quince:
Bonnie y Clyde.

Se adentró a la sala de evidencias de la prisión, donde las pertenencias que los criminales llevaban al momento de ser capturados eran guardadas, y recorrió los estantes hasta llegar al que tenía un gran cartel con la letra "P".

Fue alumbrando caja por caja hasta dar con las que guardaban las cosas de Yoongi, con cuidado comenzó a sacar el contenido de las cajas y guardó todo lo que podía en la mochila vacía que había llevado consigo, y una vez que terminó la colocó en su espalda y salió de la sala.

Intentando serenarse recorrió los pasillos que llevaban a la celda de Yoongi,   preparando la excusa que le daría a Jeon para poder reemplazarlo en su turno.

Su corazón latía a mil, la adrenalina llenando sus venas. A cada paso controlaba que nadie lo viese, agradeciendo enormemente que los reclusos se encontrarán dormidos. Sentía la sangre hirviendo en su interior, algo de emoción tomando posesión de él.

Era excitante, estaba a punto de sacar de prisión a un convicto, o moriría en el intento. Porque no tenía pensado dejar que los atrapasen, se había preparado para una misión suicida, y estaba listo para disparar a quien fuese que intentase detenerlo.

Haría todo lo que fuese necesario para sacar a Yoongi de ahí.

Compuso una sonrisa al llegar al pasillo que buscaba y se encaminó hacia un distraído Jungkook. Hizo todo lo posible por aparentar un aspecto tranquilo y relajado, y cuando estuvo lo suficientemente cerca se aclaró la garganta.

—¡Hoseok!— exclamó el policía al verlo— ¿Qué haces aquí? Falta mucho para tu turno— habló mientras comprobaba la hora en su reloj.

—No podía dormir y decidí ayudarte— mintió Hoseok— El turno de la noche puede ser algo... escalofriante, y como hoy es tu aniversario con Lalisa pensaba en cubrirte para que puedas darle una sorpresa.

Los ojos de Jungkook se abrieron de emoción, y luego de darle un fuerte abrazo a Hoseok y decirle lo agradecido que estaba, corrió por el pasillo en dirección a la salida.

Hoseok aguardó hasta perderlo de vista, y solo cuando estuvo seguro de que no regresaría, abrió la puerta de la celda.

Apresuradamente se acercó a Yoongi, quien dormía plácidamente en su dura cama (Hoseok se preguntaba cómo podía dormir tan tranquilo en aquella incómoda superficie) Sacudió el cuerpo del convicto con fuerza hasta que este despertó, y, mientras Yoongi se levantaba y se desperezaba, comenzó a rebuscar en su mochila alguna arma liviana que pudiese ayudar en el escape.

—¿Qué haces aquí, Corderito? ¿Ya es la mañana?— preguntó Yoongi, su voz sonando adormilada mientras se acercaba al policía.

—Todavía es de noche— contestó distraídamente mientras sacaba algunos cuchillos y le extendía una de sus pistolas a un muy confundido Yoongi— Voy a sacarte de aquí.

Aquellas palabras sorprendieron a Yoongi, quien, en un ligero estado de shock, tomó el arma que Hoseok le extendía y la miró como si fuese un objeto extraño, y no la que había sido su cuchilla preferida, casi una extensión mas de su cuerpo.

Yoongi se sentía como en un sueño, como si estuviese fuera de su cuerpo y observase la escena como un ser ajeno a aquel momento, como un intruso. Su confusa mente no lograba procesar las palabras que Hoseok había dicho, como si le hubiese hablado en un idioma extranjero. No lograba comprender, ¿Qué hacía Hoseok allí? ¿Porqué lo sacaría de prisión? ¿Porqué tenía las armas que le habían sido confiscadas?

Se encontraba en un estado de parálisis y ensoñación que no le permitía ver mas allá de la bruma de confusión.

Cuando finalmente salió de su estupor, un sentimiento de profundo amor lo invadió al ver lo determinado que Hoseok parecía mientras le explicaba brevemente su plan (el cual básicamente era correr hasta llegar al auto encendido de Hoseok y dispararle a quien intentase detenerlos) y, antes de que tuviese la oportunidad de salir por la celda, Yoongi estrechó a Hoseok contra su cuerpo y se fundieron en un profundo beso.

—Te amo, Cordertio— dijo con una enorme sonrisa mientras contemplaba el brillante rostro de Hoseok.

—Te amo, Yoongi— la sonrisa que acompañó aquellas palabras iluminó por completo el mundo de Yoongi, casi cegándolo.

Y entonces salieron por la puerta, pistolas en mano y sentidos en alerta, preparados para disparar a matar.

Saldrían de allí, vivos o muertos, porque al igual que Bonnie y Clyde, estarían juntos hasta el final, y solo la muerte los podría separar.

Killer clown. [Yoonseok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora