IX

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Capítulo nueve:
Dulce despertar.

Hoseok llevaba una radiante sonrisa de tonto desde que había salido de la prisión el día anterior, e incluso Namjoon, que a duras penas si distinguía las emociones de su novio, había visto la inmensurable felicidad del menor. Pero sin importar las incesantes y molestas preguntas de la pareja, Hoseok no había dado respuesta alguna del porqué de su repentina alegría.

Ingresó a la tenebrosa edificación, la cual ya no le parecía tan terrorífica como antes, silbando una canción que había oído en la radio. En su mano llevaba el desayuno para dos que acostumbraba a preparar para Yoongi y él, y así poder desayunar con el convicto como si fuesen unos amigos cualquiera.

Aunque Hoseok estaba seguro que, después de lo que había pasado en la ducha, ya no podían considerarse simplemente amigos.

Caminó por los pasillos de la prisión, saludando amistosamente a los policías que pasaban a su lado, hasta llegar a la desierta zona en la que se encontraba la celda de Yoongi. Miró cuidadosamente en todas direcciones, asegurándose de que no había nadie alrededor, y entonces se apresuró a la puerta de metal.

Con una radiante sonrisa ingresó en la celda, encontrándose a un dormido Yoongi, y con una traviesa idea formándose en su mente, Hoseok cerró la puerta y se acercó sigilosamente al convicto.

Se montó sobre el mayor, su trasero reposando sobre la erección causada por algún sueño húmedo que Yoongi estaba teniendo, y comenzó a moverse sobre él. Al cabo de unos segundos ya se encontraba jadeando debido a la placentera fricción, y fue entonces cuando Yoongi despertó.

—¿Qué... haces?— lo interrogó Yoongi, mordiendose los labios ante la caliente visión que tenía frente a él.

—Te traje el desayuno— contestó el policía, su voz comenzando a ponerse ronca.

Y, con una sonrisa juguetona, Yoongi se lanzó sobre él, dejándolo con la espalda contra el duro colchón mientras devoraba sus labios y chocaba su cadera contra Hoseok, frotando ambos miembros erectos y causando que el menor dejara salir ligeros gemidos.

『🔪』

Los largos dedos de Yoongi abotonaron la camisa del uniforme de Hoseok mientras este le acomodaba el anaranjado traje de recluso. Una vez vestidos y recuperados de una caliente y extensa sesión de sexo, se dejaron caer en la cama para disfrutar del desayuno para dos que Hoseok le llevaba cada día.

Degustaron sus platillos en silencio, robando pequeños vistazos del contrario e intercambiando sonrisas cómplices de vez en vez. Al acabar sus desayunos, apartaron los trastos y se acurrucaron juntos en la cama, sus cuerpos entrelazados y sus pechos pegados, con sus corazones latiendo al mismo ritmo.

Se mantuvieron en esa posición por largo tiempo, las manos de Yoongi acariciando por debajo del uniforme de Hoseok la cálida piel de su cintura, y el policía pasando sus dedos por el negro cabello del convicto, sus ojos fijos en el otro, transmitiendose el cariño que se tenían.

—Quiero contarte porque asesiné a esos hombres, Corderito— dijo entonces Yoongi, impregnado cada silaba del sentimiento de confianza que Hoseok le inspiraba, y sorprendiendo a este en sobremanera.

Killer clown. [Yoonseok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora