XVII

904 185 2
                                    

Capítulo diecisiete:
Irremediablemente devoto a ti.

Yoongi observó el semblante frío y decaído de Hoseok con preocupación, su corazón llenándose de dolor al comprender, finalmente, el sacrificio que el menor estaba haciendo por él.

No solo iba a convertirse en un prófugo, en el mejor de los casos, sino que estaba dejando atrás a todas las personas a las que amaba. Y por mas que el egoísta diablillo en su interior quería a Hoseok solo para si mismo, no podía permitir que el menor lo perdiese todo por una escoria como él.

Hoseok lo observó con confusión cuando se detuvo en medio del pasillo, y a paso rápido intento tirar de él para continuar, mas Yoongi no se movió de su lugar.

—No puedo hacer esto, Hoseokie— dijo con tono decaído y distante, confundiendo al nombrado aún mas— No puedo dejar que arruines tu vida de esta manera. Tu amigo tiene razón, soy una escoria, un psicópata, un...

En pocos paso, Hoseok cerró la distancia entre sus cuerpos, haciendo a Yoongi callar con un hambriento y demandante beso. Sus manos se aferraron al uniforme anaranjado que el mayor portaba, tirando de él incluso mas cerca de su cuerpo, impidiendo que este se alejase.

Yoongi, incapaz de resistirse a la fiereza con la que sus bocas se consumían, aferró sus manos a la cintura de Hoseok, acariciando con rudeza al tiempo que descendía sus manos al trasero del menor.

No tardaron demasiado en dejar a sus manos vagar con desesperación por el cuerpo contrario, el beso volviendose cada vez mas intenso mientras Yoongi empujaba a Hoseok contra la pared, sus cuerpos frotandose entre sí por encima de la ropa, las frías manos del mayor colándose por debajo de la camisa del policía.

La necesidad de sentirse el uno al otro comenzando a tomar control de sus cuerpos.

Cuando finalmente se separaron, un delicado hilo de saliva unía sus bocas. La respiración de ambos se encontraba desmesuradamente agitada, sus corazones latiendo descontrolados al unísono y sus ojos destellando lujuria y desesperación, mezcladas con la infinita devoción y el descomunal amor que sentían el uno por el otro.

Era un sentimiento tan cálido, que habría podido derretir hasta los milenarios témpanos de hielo que reposaban permanentemente dormidos en el ártico.

—No voy a dejarte, Yoongi, y no voy a permitir que te arrebaten de mi vida— habló casi sin aliento, sus palabras cargadas de un tono intenso, estremeciendo a Yoongi de pies a cabezas— Eres mio tanto como yo soy tuyo, y voy a permanecer contigo hasta el final.

Yoongi estaba a punto de contestar, cuando una risa sarcástica y carente de humor se coló en el pasillo, acompañada de lentos e irónicos aplausos.

Ambos voltearon en la dirección de la cual provenían aquellos sonidos, sus cuerpos tensandose y poniéndose en alerta al descubrir al propietario de la espeluznante risa.

Parado frente a ellos, con una sonrisa hostil y una expresión de repulsión plasmada en su rostro, se encontraba el oficial Choi, observándolos con odio y rencor. Sus ojos desorbitados y de apariencia desquiciada enviando escalofríos al cuerpo de Hoseok.

—Pero que tierna pareja— habló entonces, su potente y grave voz tomando un tono de falsa dulzura, burlandose de las palabras pronunciadas por Hoseok.

En un acto de reflejo, Yoongi empujó al menor detrás suyo, haciéndole frente al desequilibrado hombre como si este no fuese mas que una hormiga. Su expresión tornándose hostil y atemorizante mientras contemplaba al oficial sediento de venganza.

La acción provocó en el cruel policía una nueva risa llena de desprecio, Hoseok se encogió en su lugar, agazapandose detrás de su amante con pavor. La expresión en el rostro de Choi era escalofriante, semejante a la de un demente sin escrúpulos, dispuesto a lo que sea con tal de lograr su venganza. Parecía fuera de sí, y Hoseok sabia, gracias al escaso tiempo que llevaba en aquella prisión, que ese era el tipo mas peligroso de criminal.

Nada bueno podía salir de un hombre que perdía la capacidad de razonar apropiadamente, cegado por la insaciable sed de venganza. Y por mas hábil que Yoongi fuese, Hoseok sabía que estaban en graves problemas.

Estaba listo para morir, de todas formas.

Killer clown. [Yoonseok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora