Jimin se encontraba encima de una cama matrimonial con Jungkook -aún en su forma canina- a un lado. El rubio rio al entrar a la habitación y ver el edredón de Iron Man. Entre él y los señores Kim habían subido a Jungkook al cuarto. Después de que el señor Jin le hubiera dejado una botella de lubricante y unos condones, supo que no podría ver a sus suegros a los ojos después de eso. ¿En qué clase de mundo tus suegros te dejan la casa sola para que tengas sexo? Aparentemente en el suyo, pensó Jimin con pesar.
Los señores Kim habían llamado a sus padres para asegurarles que estaba en buenas manos, sólo gracias a la voz de puchero de Jimin su madre había cedido, bendito chantaje emocional. Aunado a ello, dijeron que estarían en la casa de a lado, que pertenecía a un amigo de la familia, por si algo se ofrecía. Jimin quería morir, así se fueran a la Patagonia ellos sabrían lo que iba a pasar en ese cuarto.
El sol entraba por la ventana, los rayos del atardecer chocaban sobre el pelaje negro de Jungkook, brillante como estrellas. Jimin acariciaba la mullida piel mientras estaba de costado, con su otra mano bajo su oreja. Había dejado el lubricante sobre el buró y escondido los condones bajo la cama. Tenía nervios, no sólo implicaría que sería la primera vez que tendría intimidad con Jungkook, sino que uniría sus vidas para siempre. Parecía irreal como el hombre que veía entre sueños desde niño existía y estaría siempre con él. De pronto el cuerpo de Jungkook tembló y comenzó a cambiar, ahora los dedos de Jimin se deslizaban sobre los cabellos castaños de Jungkook.
Lucía tan pacífico y hasta un poco infantil. Al observar detenidamente se percató que éste se encontraba desnudo. Con un poco de pena, pero sin poder quitar los ojos de la vista que tenía observó su cuerpo. Ahora el sol rozaba su piel dorada, los rayos acariciaban sus fuertes brazos, su ancha espalda, sus caderas y sus piernas. Tenía un cuerpo trabajado, la musculatura aunque no exagerada se hacía presente. Su miembro caído sobre sus muslos, bajo un nido de vello oscuro.
Jimin había visto chicos desnudos antes, en las revistas eróticas, en las regaderas de la clase de gimnasia y a Taehyung -quien no conocía la palabra pudor-, sin embargo, nunca, hasta ese momento la imagen de un chico desnudo lo había hecho sentir tan caliente. No podía quitar los ojos del pene de Jungkook, se preguntaba que se sentiría tenerlo en su boca y que tan grande sería una vez erecto. Se rio entre dientes, aunque Jungkook pensara que era un ángel inocente, la realidad era que tenía saludables dieciocho años y ... para qué mentir, tenía pensamientos pervertidos de vez en cuando.
De pronto vio como los ojos de Jungkook comenzaron a moverse hasta abrirse por completo.
-Jimin...
-Shhh, tranquilo, aquí estoy amor.
Jungkook tomó la mejilla de Jimin con su mano y el pequeño rubio se apoyó contra su toque.
-¿Estás seguro de esto?
Jimin tomó la mano de su mejilla y la instaló sobre su pecho, donde su corazón palpitaba enloquecido.
-Siénteme. Te amo Kookie, quiero estar siempre contigo.
En un instante Jungkook se abalanzó sobre el rubio, degustando su boca de manera agresiva, sus labios se encontraban y sus lenguas se deslizaban entre ellas, con pequeños vaivenes. Una gota de saliva caía de la boca de Jimin mientras trataba de no olvidar cómo respirar. Jungkook jamás lo había besado así, como si quisiera consumirlo. Tímidamente, Jimin se aferró a sus hombros. La textura suave de la piel se sentía bien contra sus dedos. Comenzó a acariciar la espalda de Jungkook y se aferraba a él, quería fundirse en su piel, el olor particular del castaño lo inundaba, olía a casa.
De pronto Jungkook se separó. Con desesperación, trató de quitarle la ropa a su rubio amor, necesitaba sentir su piel contra la suya, la tela los mantenía separados y tanto él como su perro interior necesitaban sentir a su pareja, amarla y marcarla. En unos minutos Jimin se encontraba desnudo también. Los corazones de ambos se agitaban fuertemente en sus interiores. Con toda la suavidad y el control que pudo, Jungkook se dejó caer sobre Jimin, se permitió saborear la sensación de su suave y pálida piel, sus miembros erectos se rozaban entre ellos. Con un camino de besos y caricias Jungkook exploró toda la piel a su disposición, los pezones marrones le parecían la cosa más hermosa del mundo. Sacó su lengua y la dejó caer sobre la protuberancia.
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Inevitable II Kookmin
FanfictionJungkook es un perro híbrido que un día sale de su casa y termina en el centro de adopción de animales de Busan. Por casualidades de la vida un niño llega y lo adopta, Jungkook se debatirá entre volver a su hogar o quedarse con el chico que comienza...