Consejo

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Esa noche durmieron más cómodos que nunca. Entrelazados, piel con piel, el suave olor de Jimin sobre sus sábanas y su cálido cuerpo acurrucado contra su espalda. A la mañana siguiente Jungkook no tenía que volver a su forma canina, sin embargo era una costumbre demasiado arraigada para olvidarla. 

Cuando los rayos del sol se colaron por la ventana y algunos ruidos sonaron fuera de la puerta, un enorme perro negro entreabrió los ojos. A su lado, su pequeño rubio se encontraba desparramado sobre la cama, suaves ronquidos salían de su boca y un charco de baba caía sobre la almohada. Jimin tenía la costumbre de abarcar la mayor parte de la cama y dormir con la boca abierta, desde que era un niño. Jungkook se quedó absorto contemplándolo, la cicatriz de la mordida de apareamiento brillaba en su cuello. Parecía tan irreal que finalmente hubiera tenido a Jimin entre sus brazos, y que hubieran amanecido juntos, con la conciencia de ello. Ya no más secretos, no más sufrimiento en silencio. Colocó su hocico sobre el plano vientre de Jimin, escuchando su alrededor, si se colocaba un poco más arriba, podía escuchar los acompasados latidos de su pareja. 

De pronto Jimin se movió, y abrazó el peludo cuerpo a su lado a modo de almohada, aún entre la conciencia y la vigilia restregaba su rostro en la mullida y familiar superficie. Tardó unos minutos en abrir sus ojos y despertar.

-..¿Mnmnochu?

Jungkook lamió su cara juguetonamiente mientras Jimin batía su brazo tratando de impedirlo, todavía medio dormido. De pronto, en lugar de una lengua juguetona unos labios suaves dejaban besos por todo su rostro. Jimin no pudo evitar sonreír al sentir esos labios posarse sobre los suyos en un casto beso.

-Buenos días Minnie.

Aún sin soltarlo, Jimin murmuró.

-...sssdías.

-¿Cómo te sientes?

-Bien.

-Me alegro, porque te tengo una mala noticia.

-¿Qué pasó?- Jimin abrió los ojos asustado, aunque el castaño lucía bastante relajado.

-Paso que.... tu teléfono se descargó, no sonó la alarma y creo que ya no llegaste a la escuela.

-Ahhh, me asustaste, pensé que era algo importante.-y al decir eso se hizo bolita entre las sábanas y el pecho de Jungkook.

-Minnie, la escuela es importante.

-Ayer me enteré que el hombre que amo puede convertirse en perro, mi amigo del parque es mi suegro y alguien dejo mi trasero sensible... al diablo la escuela.

-Ayer también faltaste.

-Le pediré los apuntes a Tae Tae, ¿está bien? 

-De acuerdo. Pero tienes que ponerte al corriente.

Jimin puso los ojos en blanco. Sabía por sus cartas que Jungkook era protector y un poco mandón, pero experimentarlo en vivo era diferente.

-Te lo prometo, ahora dame mimos.

Jungkook rio entredientes mientras acariciaba los cabellos de Jimin y éste se inclinaba sobre su toque. Parecía un minino en busca de afecto, la comparación le parecería tierna si no fuera porque los gatos no eran de su agrado, a menos que los tuviera en frente en una persecusión. 

La parejita estaba tan acaramelada que no escucharon los pasos que se dirigían hacia ellos hasta que la puerta se abrió y Jin apareció.

-¿Cómo amanecieron mis cachorros?

Jungkook automáticamente envolvió a Jimin en sus brazos.

-Pa ¿Te importa?

-No fuiste demasiado salvaje con Jimin ¿verdad? ¿Te lastimó cariño? No te preocupes, tengo varios remedios efectivos contra desgarres, en la comunidad omega son importantes esos conocimientos, además...

Inevitable II KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora