Unidos

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Jungkook fue el primero en despertar. Un calor familiar estaba pegado a su lado, Jimin se encontraba enredado sobre él, como una segunda piel. Aunque hubieran dormido juntos y abrazados prácticamente durante una década, nada se comparaba a la sensación de la piel desnuda de Jimin sobre la suya, se sentía más cercano, más... íntimo.

Su rubio amor respiraba pesadamente, profundamente dormido. Sus brazos se enroscaban ensu pecho y tenía una pierna enrollada sobre su cadera, peligrosamente cerca de su miembro. Sus mejillas rosadas y levemente hinchadas, producto de la siesta. Al observar la hora se dio cuenta que ya era de noche, pero no tan tarde como creía. Si se daba prisa habría tiempo de darle a Jimin su pastel y su regalo de cumpleaños. Con su mano libre, comenzó a acariciar a su pareja, tratando de asimilar el peso de esas palabras.

Las cosas habían salido distinto a lo que tenía planeado, pretendía explicar él mismo a Jimin y llevarlo a unas cabañas cerca del bosque (espacio manejado por los cambia formas para los rituales de apareamiento entre otras cosas), sin embargo no pudo controlarse. Su animal interior al percibir el cambio de aroma en Jimin, el cual indicaba que ya era un adulto y por lo tanto apto para el apareamiento,  fue dominado por sus instintos y si no hubiera sido por sus padres, no sabría qué habría pasado. Un can en ese estado era capaz de hacer cualquier cosa con tal de marcar a su pareja y al ser Jimin un humano podría haberlo lastimado de gravedad. Apretó al cuerpo junto a él ante ese pensamiento. No sabría qué haría si algo que pasara a Jimin.

El pequeño rubio se movió colocando su muslo justo sobre el pene de Jungkook. Éste no sabía cómo iba a mantener su autocontrol, había logrado mantener sus impulsos a raya durante años, pero ahora que sabía lo que era estar unido a Jimin no creía que fuera capaz de mantener sus manos alejadas de él. Otro roce provocó que su miembro comenzara a endurecerse, pero por más que trataba de pensar en cosas feas –como gatos o el niño pálido-, el aroma de Jimin, la suave textura de su desnudez, el calor de su lazo lo estaban enloqueciendo. No sabía qué hacer, había tomado la virginidad de Jimin y no pensaba que fuera una buena idea volver a tomarlo, temía haber sido demasiado brusco para ser su primera vez.

Mientras seguía debatiéndose mentalmente unos ojitos acaramelados se entreabrían con pesadez.

-Kookie

-Buenos días Minnie

-¿Ya es de mañana?

-No, sólo hemos dormido unas horas. ¿Cómo te sientes?

El rubio intentaba abrir sus ojos y enfocar la vista, cosa que le costaba trabajo por la hinchazón de sus mejillas.

-Mmm muy bien, aunque me duele el trasero.

El color de Jungkook abandonó su rostro al pensar que había lastimado a su pareja.

-Es lo normal Kookie, estoy bien, jajajaj-auch.

Jungkook rio por lo bajo.

-No creo que siguieras riéndote si te propusiera una segunda ronda.

Suave color durazno empaño las mejillas de Jimin.

-nmmstria- murmuró

-¿Qué?

-No me molestaría.-dijo sin mirarlo a los ojos, se había sentido increíble aunque aún se sentía avergonzado. 

-No juegues con fuego Minnie, podrías quemarte.

Jimin ignoró la advertencia y se movió listo para abordar a su hombre cuando un ardor en el cuello lo detuvo.

-Ahh eso duele.

Jungkook se acercó preocupado. No pudo dejar de ver con orgullo la marca rosada que se encontraba en el cuello de Jimin, sin embargo la herida se veía fresca aún, probablemente porque Jimin era un humano y carecía de la capacidad regenerativa de los híbridos omegas. 

Inevitable II KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora