Mi auto quedó hecho puré. Solo con verlo en la fotografía que Tristán me envió, me cuesta creer como la tía Christina había salido ilesa, a excepción del par de costillas rotas y la herida de su frente, que se hizo cuando su cabeza se dio de lleno con el volante al momento que el auto chocó contra una cerca. Los gorilas actuaron con rapidez para sacarla del auto y la situación no llegó a mayores.
En palabras de mi tía, un ciervo se había atravesado en el camino y para no atropellarlo giró el volante y al intentar frenar, perdió el control del auto y este se salió del camino. No le creía, no por completo.
No es que pensara que estaba mintiendo, pero algo en todo esto me daba mala espina.
Papá llegó al hospital casi al mismo tiempo que la ambulancia y fue con mamá, a quien han comenzado a hacerle un montón de estudios para determinar la magnitud del daño. No se ha alejado de su lado.
La abuela decidió irse con los demás a la sala de emergencias y yo me quedé en la sala de espera de cuidados intensivos. Por más que me gustaría estar con ellos, no soy capaz de alejarme de mamá, aunque esté acompañada solo por los gorilas y las enfermeras de la recepción y ella quien sabe dónde, pero me reconforta tenerla solo a unos metros. Ha pasado más de una hora.
Me levanto de la silla cuando las puertas del ascensor se abren y Tyler entra como alma que lleva el diablo, seguido de cerca por Tristán. Me abraza y entierra su cara en mi cuello, inspirando mi aroma. Siento como sus hombros se relajan y me aferro a él como si fuese un pilar que me mantiene en pie. Y lo cierto es que es así.
—Me preocupe mucho cuando tu padre llamó a Edward.
—Estoy bien —le prometo, acariciando su mejilla con mis dedos y viendo sus ojos cambiar de color—. No me pasará nada malo.
—Sabes que no puedes prometer eso.
—¿Quién dice que no? —murmuro divertida—. ¿Se te olvida quién soy?
—Jamás. —Tyler besa mi frente y me abraza de nuevo, dejando esta vez su mentón sobre mi cabeza. Cuando parece que se ha relajado, sabiendo que estoy a la perfección, me suelta y Tristán me mira.
—Abbs —Mi mejor amigo me abraza y en el fondo agradezco que no hayan traído a Violet, solo espero que haya conseguido algo sobre el acónito.
—¿Quiénes se llevaron mi auto? —le pregunto a Tristán cuando me separo de él.
—La policía. Deben tomar algunas fotografías para todo lo del expediente y verificar los daños.
—¿Verificar los daños? —bufo—. Necesito un auto nuevo.
—Uno blindado, probablemente. ¿No te gustaría un tanque o algo así? —murmura Tyler haciéndome rodar los ojos divertida—. ¿Cómo está tu madre?
—No lo sé, cuando despertó un doctor fue a examinarla y nos pidió salir. Papá está con ella, pero a mí no me dejan pasar.
—Todo va a estar bien —me promete, pasando su brazo sobre mis hombros y frotando mi brazo.
ESTÁS LEYENDO
La Hija De Los Alfas (Saga Alfas #2)
WerewolfSegunda parte de "Viviendo con los Alfas", la cual se encuentra completa en mi perfil. Te recomiendo leerla para que entiendas los sucesos de este libro. Mi vida nunca ha sido un cuento de hadas, desde que tengo uso de razón he trabajado para tener...