Capítulo 32: Resiliencia

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Abro los ojos cuando los rayos del sol golpean mi rostro y me despiertan. La cortina de la habitación de Tyler esta levantada, debido al viento que entra por la ventana entreabierta y tanteo el lugar junto a mí, sin sorprenderme de que este se encuentre frío y vacío.

Las almohadas huelen a su loción de afeitar, atontándome, y aunque me gustaría quedarme aquí todo el día, a la espera de Tyler y solo perder el tiempo relajándonos, decido levantarme. Mi teléfono sigue apagado sobre la mesa de noche y lo conectar al cargador a la espera de la llamada de mamá.

Al verme en el reflejo del espejo del baño no puedo evitar sonreír un poco, las ojeras han desaparecido y aunque mis ojos aún lucen opacos, agradezco ya no lucir como una muerta en vida. Cepillo mis dientes y decido recoger mi cabello en una coleta alta.

El día luce soleado así que tomo una ducha rápida y me visto con unos shorts de mezclilla y una camiseta de tirantes azul oscuro y sobre ella una camisa de cuadros anudada al frente.

La Super Luna está cada vez más cerca y con ella siento el poder irradiar con fuerza desde la marca en mi hombro. Mentiría si dijera que no le temo a lo que esta pueda provocar, ya que Tyler y yo no somos más que unos peones de la Diosa Luna y en cualquier momento puede jugarnos una mala pasada. Masajeando la cicatriz salgo de la habitación sintiendo el olor a panqueques provenir de la cocina, ¿es que Cynthia nunca sale de ahí? sin embargo, me freno cuando encuentro una castaña diferente detrás de la encimera.

—Abby, buenos días —me saluda una sonriente Violet, quien lleva su cabello recogido en un chongo desprolijo en la cima de su cabeza, con un par de mechones enmarcando su rostro perfilado—. Pensé que dormirías hasta más tarde.

—Yo igual —reconozco, apenas son pasadas las ocho—. No sabía que cocinabas, yo apenas y puedo hacer que lo sándwiches sean comestibles.

—Bueno, viendo a Tyler y Cynthia en la cocina desde que soy una niña me dio algunos trucos. —Su sonrisa es amable y deja los panqueques recién hechos en un plato sobre la encimera—. Si quieres puedes desayunar con Tyler en la terraza.

—Eso suena bien —asiento, balanceándome en mi lugar—. ¿Sabes dónde está?

—Con Dexter en su despacho. Las puertas dobles al final de ese pasillo. —Me señala la dirección con la sartén sucia antes de dejarla en el fregadero y deshace el nudo del delantal en su espalda para poder quitárselo—. Vamos, te ayudo. En el refrigerador hay jugo de manzana.

Afuera, el día luce aún más hermoso y junto con Violet dejamos panqueques suficientes para los dos, algo de fruta picada, crema batida y el jugo, todo sobre un mantel blanco.

—No es necesario que tienes que intentar ser mi amiga —le digo, mirándola de reojo.

—No lo estoy intentando. Haces feliz a Tyler y eso me hace feliz a mí, eso es todo —Violet me sonríe de lado y termina por suspirar—. Esto ya está listo, yo... creo que iré a seguir investigando sobre ataques a vampiros. Damon fue a llevar a Peyton a pasar el día con su madre y Cynthia fue por sus medicinas, debería llegar en unas horas.

—Gracias, Violet.

—No es nada.

La mate de Tristán me da una última sonrisa y se va por el camino que recorrimos hace un momento. Miro la mesa con nuestro desayuno y suelto un suspiro, debo ir por Tyler.

Con las indicaciones de Violet, no me es difícil llegar al despacho de Dexter, en donde puedo sentir la presencia de mi novio junto a su padre.

—Papá, tienes que detenerte, Abby no te agrada, lo sé, pero es la mujer que la Diosa Luna escogió para mí, es la mujer que amo. Todas las estúpidas discusiones, los comentarios. Solo... detente.

La Hija De Los Alfas (Saga Alfas #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora