Capítulo 4: Chica de los unicornios

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Antes de traerme a casa, ya casi pasadas las diez, Tyler me llevó a mi auto en donde me hice con el pretzel y el algodón de azúcar para mi abuela y con mi nueva adquisición, cortesía de los juegos de la feria

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Antes de traerme a casa, ya casi pasadas las diez, Tyler me llevó a mi auto en donde me hice con el pretzel y el algodón de azúcar para mi abuela y con mi nueva adquisición, cortesía de los juegos de la feria.

—¿Qué? —le pregunto, ante la media sonrisa que se dibuja en su rostro al ver que el peluche es casi de la mitad de mi tamaño.

—Nada.

Entrecierro los ojos mirándolo pero decido dejarlo así, estoy cansada y solo quiero ir a casa a dormir. Han sido demasiadas emociones para una noche.

El camino lo hacemos en un silencio cómodo, con la mano de Tyler sobre mi muslo desnudo por los shorts y trazando círculos en mi rodilla con su pulgar. Estando así, en paz, me recuerda que solo somos unos adolescentes y que tenemos derecho a hacer cosas de adolescentes.

Sin importar si somos los hijos de dos poderosos Alfas.

Cuando entramos a la propiedad Moore no me sorprende encontrar los autos de mis gorilas aquí. Traidores.

Tyler se baja a abrirme la puerta porque está aún tiene el seguro para niños y me ayuda con el peluche, al que pretendo llamar Tornado…

—¿Tornado? ¿Es en serio? —ríe Tyler y le doy un golpe en el hombro, fingiendo indignación.

—Deja de escuchar lo que pienso.

—Si lo ocultaras sería un poco más fácil —se burla mientras subimos las escaleras del porche y ni siquiera tengo que tocar la puerta, porque esta se abre, dejando ver a Teodora.

—Buen trabajo —felicita a Tyler sonriente.

—No fue fácil, tiene una nieta testaruda —le dice y ella ríe.

—Lo sé, lo sacó de mí.

—¿Ustedes desde cuando se hablan…? —pregunto anonadada mirando a mi abuela y luego a Tyler, quienes se hablan como si se conocieran de toda la vida. Sé que se conocieron durante la fiesta de graduación, pero no que se habían vuelto mejores amigos.

—Un mago nunca revela sus secretos —me dice él con una media sonrisa que no me depara nada bueno.

—Gracias por el algodón de azúcar. Estaba delicioso.

—Me alegra que le haya gustado. Nos vemos mañana, Teodora.

—¿Mañana? —pregunto confundida mirando entre mi abuela y Tyler.

—Invité a los Price a una cena mañana en la noche, para terminar con las rencillas entre familias. Y a tu novio le agradó la idea.

La Hija De Los Alfas (Saga Alfas #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora