Capítulo 3: Remordimiento

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Mi corazón late con tanta fuerza dentro de mi pecho que me siento a punto de tener un ataque cardíaco

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Mi corazón late con tanta fuerza dentro de mi pecho que me siento a punto de tener un ataque cardíaco. Hilos de sudor caen por mis clavículas y mi instinto hace que mi muñeca se mueva, encendiendo el auto.

Pero nada sucede.

Lo intento otra vez pero el resultado es el mismo y cuando veo a Tyler, levanta su brazo mostrándome algo.

Lo que antes eran nervios ahora se convierte en furia y no sé qué es peor.

—¡¿Dañaste mi auto?! —le grito queriendo arrancarle la cabeza cuando veo las bujías en su mano. Bajo de mi auto y cierro la puerta con fuerza—. ¿Pero qué te pasa? ¿En qué momento hiciste todo eso?

—Violet fue una buena distracción —dice simplemente, guardando la pieza en uno de sus bolsillos. ¿Violet…? Eso explica el pequeño show en el que casi se traga a Tristán.

—Dámela —exijo, dando el par de pasos que me acercan a él y extiendo mi mano.

—No hasta que hablemos.

La tranquilidad en su voz hace que pierda los estribos, ¿cómo yo puedo estar tan enojada y él tan pacifico?

—¿Es en serio? —Me quejo, rodando los ojos—. ¿Sabes qué? No importa, me iré con alguno de los gorilas y enviaré una grúa por mi auto mañana.

Me alejo de él, mirando a todos lados en busca del par de camionetas negras que han venido conmigo.

—¡Kit! —grito, mirando a todas partes. El estacionamiento está lleno de autos, pero no hay nadie más que no seamos nosotros. Y en ninguna parte están los autos de los que dicen ser mis gorilas.

—Tu abuela ha dado la orden de que se fueran —dice detrás de mí dando un par de pasos.

—¿Mi abuela…? —Me volteo sintiéndome tan enfadada como anonadada—. ¿Qué fue lo que le dijiste?

Toqueteo mis bolsillos en busca de mi teléfono, pero recuerdo que no lo he traído conmigo. ¿Es que acaso el universo se ha confabulado contra mí para acorralarme?

—El universo no, pero yo sí.

Las palabras de Tyler hacen que un escalofrío me recorra la espalda y lo miro, retándolo.

—¿Qué… que dijiste?

—Si dejaras de ser tan terca, te darías cuenta de que muchas cosas han cambiado.

No puedo evitar soltar una carcajada, la cual viene seguida de otras más. Llevo mis manos a mi estómago, el cual duele por la risa y seco una lagrima que ha conseguido escaparse de mi ojo. Tyler me mira con una ceja enarcada.

La Hija De Los Alfas (Saga Alfas #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora