Capítulo 23: Futura señora Price

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A pesar de que mis ánimos no son los mejores, decidimos no cancelar la fiesta de compromiso, hacerlo sería alertar a la manada de que algo sucede y lo último que necesitamos es un montón de personas asustadas y exigiendo respuestas

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A pesar de que mis ánimos no son los mejores, decidimos no cancelar la fiesta de compromiso, hacerlo sería alertar a la manada de que algo sucede y lo último que necesitamos es un montón de personas asustadas y exigiendo respuestas. Pude librarme de ellos dando una declaración medianamente convincente sobre las fotografías, pero no podría hacerlo cancelando el segundo evento más importante del año, justo después de nuestra boda.

No sé si estar entre los brazos de Tyler ayudó a ahuyentar las pesadillas o fue gracias al té que me relajó, pero pude estar en paz el resto de la noche y despertar envuelta por él y su aroma ha sido de las mejores experiencias que he vivido.

-Buenos días --murmuro con voz pastosa cuando abro los ojos. No sé en qué momento nos acostamos en el sofá y use su pecho como almohada, pero Tyler es bastante cómodo. Su brazo rodea mi cintura y ambos estamos cubiertos por la manta que me dio la tía Maggie anoche.

Levanto la mirada y me encuentro con el rostro calmado de Tyler, aún tiene los ojos cerrados pero está despierto. Lo sé, por la ligera sonrisa que tiene en los labios. Ha utilizado un cojín como almohada y tiene un brazo debajo de esta.

-Buenos días, rubia -me saluda, aún sin abrir los ojos y roza con sus dedos mi cintura, enviando descargas eléctricas por todo mi cuerpo. Creo que esta es otra de esas cosas a las que podría acostumbrarme-. ¿Dormiste bien?

-Así es -asiento, pegando mi oreja a su pecho otra vez y me aferro a su cuerpo, una de mis piernas esta enredada entre las suyas-. Gracias por quedarte conmigo.

-No lo hice como un favor -murmura, tomando mi mano y deja un beso en el dorso-, por ende no tienes que agradecer nada. Además, usaste mi cuerpo como almohada toda la noche, así que no tenía muchas opciones.

Río e intento acercarme para darle un beso, pero la voz de Kendall nos interrumpe:

-¿Se levantarán ya o se quedarán tonteando así todo el día?

Miro a Tyler, encontrándome con un brillo de diversión en sus ojos.

-¿Tu qué opinas?

-Me gusta la idea de quedarnos aquí otro rato. Tal vez así puedes encargarte de eso.

Tyler señala hacia abajo pero no muevo la mirada de su cara. Mis mejillas se ponen tan rojas como un tomate que tengo que taparme la cara con las manos para que no me vea. ¿Por qué los hombres tienen que ser así?

-¡Agh! Son unos asquerosos -grita Kendall, perdiéndose en la cocina.

-¿Qué sucede? -Se carcajea Tyler intentando quitar mis manos de mi cara, y lo consigue, pero cierro mis ojos para no verlo.

-Es que tú, ¡agh, olvídalo!

Intento lo mejor que puedo pasar sobre sin tocar eso y caigo al suelo, sin abrir los ojos.

-¿Qué se supone que haces? -ríe e intenta ayudarme, pero me levanto sola y doy un par de pasos hacia atrás, chocándome con uno de los sofás.

-¿Yo? Pues... ir a ducharme. ¡Sí, eso! la fiesta comienza en un par de horas, tengo que ir a prepararme. -Me choco con otro sofá-. ¿Tienes idea de lo mucho que tardamos las mujeres en arreglarnos? Es un evento importante y... Yo me voy.

La Hija De Los Alfas (Saga Alfas #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora