Capitulo 8

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Miraba un punto imaginario en la habitación, ¿Como había llegado aquí?... Me había ido, vague por ahí pensando otra vez que el volvería a por mi... Y terminé en la habitación de invitados de la casa de mi hermano.

¿Cómico, no?

Me mordi el labio con rabia, no sabía que hacer y el sentimiento era tan desconocido para mi que me frustraba.  De una forma impresionante.

Ya habia sufrido mucho, tenía que volver a armar una coraza y refugiarme dentro, si no iba a lastimarte... Y no quería llorar otra vez, no quería sufrir otra vez.

Me recoste nuevamente, cerré los ojos y me concentre en tratar de dormir pero el dolor en mi vientre me lo hacía difícil.

Me volvi a sentar. De alguna manera también estaba inquieta.

- ¡Ah! - Gruño y me coloco el abrigo, salgo no sin antes decir gracias.

Camine viendo las grandes estructuras que se alzaban sobre mi. El cielo estaba nublado y aún hacía frío. Pronto terminaría mi último año en la universidad y tendría que encontrar trabajo.

Tan solo pensarlo era estresante.

Camine con las manos en mis bolsillos, buscando calor. Pare en una cafetería y me compre un chocolate caliente.

Mire por la ventana esperando mi pedido. La taza llegó y la bebí tratando de no quemarme la lengua. Todo era tan duro. Me parecía chistoso que una mujer tenga tantos problemas por insignificantes situaciones.

Tome otro sorbo de mi chocolate. La gente pasaba por afuera de la ventana, ¿Cuánto podría apreciar la gente? Había mucha... Quizás podría estar unas horas o hasta que mi chocolate se acabe...

Grandes, chicos, delgados, gordos, rubios, castaños, niños, adultos. Demacrada personas como ya había dicho, entonces mi atención se centro en la puerta cuando la campanilla sonó.

Tenía un sentimiento bastante desconocido en mi pecho, como si algo bueno o malo sucediera cuando la campanilla sonó.

Quería que la tierra me tragara y me escupiera en el fondo de un océano para ver el cielo a través del agua. Perderme en su suave vaivén y sentir las caricias al más mínimo roce de alguna alga o algún pez.

Pero no. Lo que sentía era más o menos estar en una roca rodeada de laba. Seee....

Frente a mis ojo, en el portal de la puerta. Estaba Natsu, buscando con la mirada por todo el local hasta que nuestros ojos chocaron.

Quería salir. Deje el dinero sobre la mesa y bebí lo que quedaba de mi chocolate. Salgo corriendo del local escuchando sus pisadas detrás de mi. Aún así no me detengo.

El aire me empieza a faltar y las piernas cada vez se me ponen más débiles. Natsu me agarra el brazo y me da vuelta. Sin darme tiempo a reaccionar me abraza escondiendo mi rostro en su cálido pecho.

- Lo siento. - Dice. - No quería... Quedate cuanto quieras.... No desaparezcas más asi... Me asuste cuando ya no respondía los mensajes....

No dije nada, disfrutaba el momento como si fuera único o último.

¿Para que negarlo más?...

Me gusta Natsu....

Mi Querida Podrida Media Naranja. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora