La Conspiración de Navidad

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Quantico, Virginia. Noviembre 2004

Mientras Hotch terminaba el informe del último caso, una figura conocida toca a la puerta.

H – Adelante

S – Buenas tardes, Aaron. Necesito que hablemos.

H – Por supuesto. Sientése.

M – Mmmm.. no es bueno, decía Morgan desde su escritorio

R – Qué sucede, quién es ella?

M – No la conoces? Pues es la famosa Erin Strauss, fue nombrada Jefe de Sección.

R – Es la superior de Hotch?

M – Así es, y te aseguro, que su visita no trae nada bueno

S – Entiendo que el agente Gideon aún no ha vuelto de su licencia.

H – Así es.

S – Pero está trabajando en la universidad, no crees que ya es hora de buscarle un reemplazo? Es obvio que no tiene interés en seguir con nosotros...

H – Disculpe, señora, pero no estoy de acuerdo, primero que Jason Gideon no es un elemento fácil de reemplazar, su experiencia y habilidades son únicas, además, el tramitó su licencia en forma legal, y aún le queda 2 semanas más.

S – Aaron, debes entender que no puedes guardarle lealtad, tu compromiso es para el FBI.

H – Usted tiene razón, yo tengo un compromiso con el FBI, eso es innegable, pero también debo ser leal conmigo mismo y con mi equipo. Erin, voy a ser claro, se que usted le informó a Gideon de que sería re evaluado, sabiendo de antemano que ya había pasado las pruebas hacía 3 meses, sin que usted tomara aún su puesto como Jefe de Sección. Y también que ha estado ejerciendo presión a las familias de los 6 agentes muertos en el caso del Bomberman, para no negociar con Gideon y llevarlo a juicio. Desde mi punto de vista, eso, y su insistencia de retirarlo de la BAU, además de no ser ético, es desleal y podría ser tomado como acoso laboral en cualquier corte.

S – Ja, no se de donde sacó todo esto...

H – Miss Strauss, entiendo su posición, pero no permitiré que sus problemas pasados con el agente Gideon sigan afectándo el desempeño de este equipo...

S – Usted me está acusando de...

H – Gideon estaba perfectamente hasta que usted apareció en escena, sé como usted ha manejado sus asuntos en el pasado, pero soy el Jefe de esta unidad y respondo por los miembros de mi equipo. El agente Gideon volverá en algunas semanas, mientras tanto hará consultorías, hasta que él pueda volver al trabajo de campo.

S – Mmmm... muy bien Aaron. Más claro no pudo ser, estaré pendiente entonces, ruege que haya tomado la postura correcta, por su bien, con su permiso.

Al verla salir, Hotch respiró hondo. Sabía que con eso, se ganó una enemiga en Strauss, pero no podía permitir que siguiera con ese juego, no después de la conversación que había tenido hacía unas semanas con Gideon...

Un mes antes

H – Delicioso, gracias por el café.

G – Un placer. Ahora, no viniste hasta aquí para degustar mi café, habla.

Muy pocos sabían de la cabaña de Gideon. Totalmente apartado, tenía electricidad, agua potable, sistema de seguridad, pero sin televisión, laptop o teléfono. El lugar perfecto para aislarse del mundo. Y era necesario. No existía un hombre que pudiese entender tan claramente la mente del criminal como él. Pero eso también era una maldición. Por décadas, no solo había sido testigo de las peores atrocidades que podía cometer un ser humano, al meterse en la mente del criminal, esos demonios también habían calado hondo en la paz mental de este perfilador. El estado emocional de Gideon a raíz de la tragedia en el Warehouse bombing no era sorpresa, simplemente tenía que suceder tarde o temprano. Ahora, estaba un poco más calmado que ayer, sin embargo Hotch podía ver en su mirada la trasnochada y su ansiedad evidente. Pero esta nueva crisis tenía una razón, y Hotch lo sabía.

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