Capitulo 12

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Se habían escuchado ruidos de golpes y quejidos por parte de Emerson, tanto Remington como yo subimos las escaleras hacia allí, al llegar la puerta de habitación estaba trabada desde adentro, Remington se había comenzado a desesperar y golpear la puerta con todas sus fuerzas, en medio de tanto alboroto dejó caer sus gafas al suelo sin darse cuenta de que se habían resbalado del puente de su nariz, luego, al ver que la puerta no se abría se puso a gritar pidiendo ayuda. Me dispuse a ayudarlo aprovechando que podía atravesar la puerta, al llegar al otro lado vi a Emerson tirado en el suelo junto a un sinfín de cosas que impedían que la puerta se abriera. Comencé con la labor de despejar las cosas que trababan el paso; tiraba ropas, papeles y otras cosas a ciegas solo con el fin de quitarlas de frente a la puerta. Al terminar de despejar el paso Remington abrió la perta y entró a revisar a Emerson. Empecé a ver borroso todo a mi alrededor, sentía como si fuera más liviana de lo que ya era, al bajar la mirada a mis manos estas eran traslucidas. Al volver a levantar la vista, las imágenes se comenzaban a distorsionar aún más y a tornarse blanquecinas. Poco a poco todo se volvió blanco para luego tornarse negro; comencé a sentir algo a mi espalda, como si estuviera recostada, me sentía pesada, sentía algo debajo de mi nariz, tenía frío. Comencé a notar que estaba con los ojos cerrados, moví levemente los dedos de mi mano, esta reposaba sobre algo suave como una sábana, con el dorso también pude sentir algo con la misma textura sobre esta dándome a entender que tenía una sábana también sobre mi cuerpo, pude sentir el olor a medicamento típico de los hospitales. Estaba en el hospital, eso quería decir que había despertado del coma. Escuché que abrían una puerta seguido de unos pasos con tacones, era una mujer, se detuvo junto a la camilla, escuché que anotaba algo sobre una tablilla. Por el sonido que hizo me pareció que estaba mirando un reloj de muñeca.

- ¿Qué hora es? - pregunté de la nada, mi voz era más ronca de lo normal por el desuso. Escuché un chillido agudo por parte de la que supongo era una enfermera. Comencé a abrir mis párpados, quedándome cegada por la luz que mis ojos no veían desde hacía casi un año. Al poder ver giré mi rostro hacia la mujer que resultó ser una doctora y no una enfermera, esta salió corriendo sin decir palabra alguna. Me puse a pensar y sacar cuentas, no me cerraba, me faltarían tres más, eso si contaba la ayuda que le di a Remington hoy, de lo contrario faltarían cuatro personas por ayudar. Aunque eso ahora no importaba mucho ya que había despertado de todas formas.

Me habían hecho un sinfín de exámenes antes de que dejaran entrar a mi madre, a mi hermana mayor, Esmeralda, y a Ruby, una de las que cumplían años el día de hoy. Apenas entraron y se tiraron sobre mí.

- Paren, me asfixian – chillé.

- Estás dormida durante un año entero y nos pides que paremos – me respondió Esmeralda.

- Como siempre te encanta darme las mejores sorpresas de mi cumpleaños – comentó Ruby.

- ¿Qué fecha es hoy? ¿Qué hora es? - dije fingiendo desorientación, sabía perfectamente que día era.

- Son las... - se cortó mi madre al mirar el reloj con pulsera negra y decorada con cuentas – once y media de la noche. Nos van a correr dentro de poco – agregó sorprendida de la hora y preocupada de que las hicieran salir. No fue necesario hablar mucho, porque la doctora entró para decirles a mi madre y hermanas que volvieran mañana.

Cuando ellas se fueron y la habitación se volvió silenciosa el cansancio me empezó a pesar en los párpados y mis ojos se fueron cerrando poco a poco.

Ayer nos dieron la noticia de que Citrina había despertado de su coma de un año. Hoy me había levantado a la inusual hora de las nueve y media. Estaba nervioso, Emerson iba a ir a acompañar a Ámbar, y él me invitó a ir con el, tenía ganas de saber de ella, pero me daba miedo la impresión que podía dar frente a todos, ya que tenía entendido que su familia había llenado y desbordado la sala de espera del hospital, haciendo que los corrieran a la calle ya que no dejaban espacios para los familiares de otros pacientes. Me había sentado en el jardín a esperar a que Emerson se levantara para poder ir al hospital.

Pasó una hora y Emerson no se despertaba, me terminé por exasperar y subí a levantarlo. Toqué la puerta de su habitación algo fuerte, pero no obtuve respuesta, toqué una y otra vez hasta que entré y lo encontré totalmente dormido. Él mismo me había dicho que tenía que levantarme temprano porque el primer horario de visita empezaba alas nueve y terminaba a la una. Lo destapé y me llevé la sorpresa de que estaba solamente en ropa interior, no sabía desde cuando dormía así. Como vi que aún no se despertaba lo empecé a sacudir y esté solamente me empezó a dar manotazos para alejarme. Me cansé de pelear con él y terminé por levantar el colchón tirándolo al suelo, estaba seguro que así se iba a despertar, pero me equivoqué porque solo escuché un quejido y nada más. Volví a colocar el colchón en su lugar y me asomé en el borde para ver lo que había sucedido con mi hermano y él estaba acostado, durmiendo sin más, en el suelo. Me enfurecí, le grité para que se levantara y milagrosamente respondió levantándose de golpe.

- Por favor, Remington, no grites.

- No te levantabas.

- Solo me sacudes un poco y es suficiente – dijo de mal humor.

- Lo hice, pero no respondiste.

- No lo hiciste – me contradijo - ¿Qué se supone que hago en el suelo? - preguntó al ver donde estaba.

- Yo te tiré, no te despertabas. Por cierto son las diez y media, te estuve esperando durante una hora. Y el que me dijo que tenía que levantarme temprano fuiste tu. Irónico ¿no? - le dije -Arréglate que llegamos tarde -agregué levantándome y saliendo de allí.

«El Espíritu de la Chica» (Palaye Royale) (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora