La noche anterior mi alma había logrado separarse de mi cuerpo. Y ahora, a las ocho de la noche, sentada en la casa de Remington, estábamos intentando encontrar, con él y con Emerson, algo relacionado con esto y que no fuera totalmente descabellado. Aunque la situación de por sí lo era.
- Me rindo. No logro encontrar nada parecido con eso - dijo Emerson rompiendo el silencio de la habitación y frotándose los ojos por el cansancio en su vista. Estábamos los tres en computadoras distintas y realmente la pantalla me estaba matando a mi también a mi.
- Yo tampoco encuentro nada - lo secundó Remington.
- Creo que puedo haber encontrado algo - dije mirando al PDF en la pantalla frente a mi. Hablaba de algo llamado "viaje astral". Era similar pero no exactamente lo mismo. Leí un poco más y se los comenté, no era demasiado pero era algo.
Emerson se había ido a su habitación hacía un buen rato. Remington y yo seguíamos buscando algo más que pudiera explicarnos lo que me había sucedido. Sin darnos cuanta se hicieron las doce menos cinco minutos. Al mirar el reloj recordé algo.
- Remington, recordé algo. Cuando me despegué eran las doce y un minuto. - dije aún sin despegar la mirada del reloj.
- ¿Será coincidencia? - dijo no muy seguro.
- No lo sé. - dije regresando la vista a Remington.
- Faltan solo unos minutos. ¿Por qué no esperamos a las doce? Así saldremos de dudas. - dijo y yo solo asentí en respuesta. Los minutos fueron pasando uno a uno en silencio. Se hicieron las doce y yo cerré los ojos para evitar vernos a los dos en el sofá, pensando que sería lo peor que podría pasar.
Doce y dos minutos.
Abrí los ojos esperándome lo peor, pero lo único que me encontré fue a Remington con su brazo alrededor de mis hombros, sujetándome fuertemente como si no quisiera que me fuera de su lado. No me moví un milímetro por la sorpresa. Con el pasar del tiempo, fui encontrando aquella posición muy cómoda y reconfortante. Me estaba adormilando con el paso del tiempo.
- ¿Cit? - llamó Remington
- Sigo aquí - respondí somnolienta - Parece que la hora no tiene que ver. - agregué sin apartarme de donde estaba, sino que en cambio acurrucándome más contra Remington. Él tampoco cambió su posición, seguía abrazándome.
El tiempo fue pasando y el sueño llegaba con más intensidad a cada minuto. Seguíamos sin cambiar mucho de posición, solo nos acomodábamos más para seguir tal cual estábamos. El tiempo siguió corriendo hasta que, de un momento a otro, Remington calló dormido y yo le seguí a los pocos minutos.
No sabía que hora era, pero mi sueño se había interrumpido levemente al sentir que alguien me llevaba en brazos. Escuchaba los pasos de esa persona, luego sentí algo suave y blando debajo de mi, una cama. Pero a pesar de todo, el sueño era más fuerte y no lograba abrir mis ojos. Escuchaba los pasos indecisos de alguien a mi alrededor, para luego sentir como la cama se hundía a mi lado. Sentí que unos brazos me rodeaban y me acercaban a alguien en un estrecho abrazo, cálido, reconfortante y protector. Sentí como nos cubría con una manta a ambos para volver a estrecharme.
Por un momento quise intentar abrir los ojos para levantarme, pero era tan cómodo y me sentía tan segura allí que el sueño termino por ganar la batalla con mi sensatez y volví a caer dormida allí, en los brazos de ese alguien que esperaba descubrir quién era a la mañana siguiente.
Cuando por fin desperté, me di cuneta de que alguien me abrazaba y yo lo abrazaba a su vez. Abrí los ojos de golpe y me encontré, en medio de una penumbra, con el rostro de alguien frente al mío. Ese alguien era nada más y nada menos que Remington, quien dormía plácidamente a mi lado. No me quise mover ni un milímetro pues temía despertarlo. Comencé a observarlo, su rostro había tomado una expresión relajada por el sueño, y de sus labios escapaban unos leves suspiros que hacían cosquillas en mi rostro.
Él estaba de lado, aún con la ropa que llevaba ayer por la noche. Su cabello estaba aplastado y desordenado, más de lo normal. Era una vista bastante tierna y relajada de él. Una combinación agradable. Vi como él iba abriendo los ojos poco a poco, e inconscientemente cerré los ojos y me hice la dormida. Si me preguntaran el por qué, no sabría cómo responder.
La noche anterior, Citrina y yo nos habíamos quedado dormidos en el sofá de mi casa. Cuando desperté a mitad de la noche, la llevé a mi habitación y después de darle muchas vueltas, terminé por acostarme junto a ella. Y ahora que me despierto por la mañana me encuentro con ella dormida frente a mi. Su rostro parece tener una expresión entre alegre y relajada. Es extraña, pero muy tierna. Sin poder resistirme, termino por estirar mi mano y acariciar su rostro. Es increíble como ese simple roce hace que una corriente pase a través de todo mi cuerpo.
Decidí levantarme e ir a preparar algo para el desayuno. Sabía que Citrina no tomaba demasiado para el desayuno, tal vez un simple café con tostadas. Bajé como un viento por las escaleras sintiéndome extraño, con un sentimiento mezcla de ternura, euforia y plenitud. Eso lo tenía anudado en el pecho y me formaba una inmensa sonrisa en el rostro.
Sabía perfectamente cuál era el nombre de este caótico sentimiento. Ya lo había sentido antes, pero nunca tan fuerte como ahora. La verdad era que me había enamorado de esa extraña chica que se apareció frente a mi como un espíritu en mi jardín.
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Bueno, bueno. Aquí el capitulo. Perdonen que actualice tan lento, pero hago mi mejor esfuerzo para exprimir algo de mi cerebro de pasa (no tengo ideas). Voy a avisar ya de ahora que no esperen mucho de esta historia. De hecho está en sus últimos capitulitos y no creo que supere los veinte.
Valery RedKiss
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«El Espíritu de la Chica» (Palaye Royale) (Terminada)
RomanceEl espíritu de una chica sin nombre, que está en coma desde hace un año, solo puede volver a su cuerpo si ayuda a 100 personas. Pero... ¿Cómo podrá hacerlo si nadie puede verla, oírla o tocarla? Esta chica sin nombre, mientras busca a quién ayudar...