En la isla

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Se quedaron desayunando algunos postres que quedaron de la fiesta, tratando de no hacer mucho ruido para no despertar a nadie.

Después de un par de horas, Mila se levantó a buscar un poco de agua. Encontrándose con aquellos dos en la cocina.

-Hola- les dijo cargando una botella de agua y sentándose al lado de Sasuke, tomando un bonito ponqué rosa que empezó a comer con pereza –¿Qué hora es?-

-Deben ser como las tres...- le respondió Sasuke viendo el reloj de la cocina.

-Arg...voy a morir- exclamó la chica con las mejillas rojas. Sasuke y Naruto rieron, de verdad no sabía beber –Tengo que ir a trabajar-

-¿En domingo?- preguntó su primo.

-Sí, hay muchas cosas que hacer-

-Iremos contigo, Naruto no ha visitado ninguna isla aún- le avisó.

-Oh, de acuerdo- dijo Mila sirviéndose una taza de café que los chicos habían preparado –Si Oliasis tiene su luna de miel, ¿Por qué ustedes no?-

Sasuke le golpeo con confianza, haciendo que Naruto se riera de todo aquello.

-Lo siento- se disculpó Mila sin dejar reír, acariciándose la cabeza.

Tuvieron un pequeño rato más para desayunar y decidieron irse a bañar, aprovechando preparar algo de equipaje para llevar. Al cabo de un momento, ya estaban saliendo de la villa, haciéndose espacio entre el desorden que había quedado.

Caminaron hacia en muelle, donde encontraron puestos vacantes en un bote que viajaría sin retorno, y aprovechaba de llevar aquellos que había perdido su pasaje.

Una vez el barco se abrió al mar, Naruto no pudo reprimir asomarse por la borda, viendo como el agua se precipitaba alrededor, recordando cuando él y Fabio fueron a pescar.

-Aun no me acostumbro a esto- susurró Mila a su lado, con un tono verde en el rostro y nauseas revolviendo su estómago.

Sasuke se quedó algo lejos de la borda, tenía algún tipo de temor de caer por ella.

Había pasado casi media hora cuando llegaron a la isla. Naruto no podía dejar de estar sorprendido por casi cualquier cosa, pero lo que más le impresionó fue la playa. El agua era tan clara y cristalina que parecía que estuvieran dentro de un vaso de vidrio, y la arena era blanca como las nubes, un pequeño paraíso que le hiso perder los sentidos.

-¡Me encanta!- dijo Naruto a punto de lanzarse por la borda para probar el agua, pero Sasuke lo tomó de la camisa y lo arrastró hasta el muelle.

-Mi casa queda cerca de la playa, así podrás nadar lo que quieras sin perderte- le dijo Mila bajando por el muelle, agradecida de estar en tierra firme.

Caminaron hasta llegar a una casa de piedra con los colores que distinguían a todas las casas de allí.

-Bien, voy a empezar antes de que mi jefe venga a ahorcarme- le avisó abriendo la cerca que rodeaba la casa, caminando hasta la puerta.

-¿En que trabaja Mila?- preguntó Naruto pasando por la puerta de la cerca.

-Hace muchas cosas, pero lo de hoy es una columna para el periódico local- le respondió Sasuke –Ven, te mostraré una habitación-

Al pasar, Naruto se dio cuenta de que esa casa era mucho más moderna que la de la tía. Al entrar se distinguía una pequeña sala con muebles verdes llamativo, centrados por una pequeña mesa de vidrio y un televisor en la pared.

Sasuke le guio hasta un pasillo a la derecha, con cuatro habitaciones disponibles. Al final era el cuarto de su prima, y los demás cuartos eran de visita.

GRECIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora