Una cita

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Cuando se despertó, ya era casi medio día, pero no pensó en levantarse aun teniendo a su adoración entre sus brazos.

Observó el largo de sus pestañas y como su respiración pausada hacía que su boca se abriera un poco. Sonrió y le besó aquellas pestañas negras y gruesas, sintiendo cosquillas en sus labios. Luego le besó las mejillas, y la nariz.

-Despierta, ternura- le dijo besándole la oreja.

Sasuke refunfuñó sin abrir los ojos, pidiendo unos minutos más. Naruto le besó detrás de la oreja, provocando un ligero temblor.

-Ya...- pidió tratando de alejarse de sus labios.

-Es que hueles muy bien- le dijo suspirando, besándole la frente.

Esperó al que el flojo abriera los ojos para besarle en los labios y desearle buenos días. Luego se levantó y salió por la puerta hasta la cocina. Ahí sentada estaba Mila, comiendo un tazón de cereal.

-Buenos días- le dijo abriendo la puerta del refrigerador.

-Hola- dijo ella concentrada en su comida –Mm, oye...voy a ir para Atenas esta tarde, y me quedaré un par de días, no tienen que venir conmigo si prefieren quedarse-

-Bueno, quiero quedarme aquí un par de días también, pero no sé por Sasuke- le dijo sentándose a su lado con un vaso de leche, ignorando el hecho de por qué se devolvería a Atenas un día después de salir.

-Está bien, seguro no te dejará solo- le dijo guiñándole un ojo. Naruto sonrió esperando que así fuera.

Al rato Sasuke se asomó en la cocina bostezando, saludando a su prima y buscando un bol para comer cereal al igual que ella.

Mila le avisó que en unas horas regresaría a la casa de sus padres para quedarse unos días, así podría conocer a su futura cuñada y acompañar a los viejos mientras se acostumbraban a la ausencia de Oliasis y a la noticia del bebé, ya que había decidido tomar unas vacaciones desde hacía mucho tiempo.

Sasuke avisó que se quedaría con el rubio, para que pudiera terminar de conocer la isla y hacerle compañía. Mila no se había equivocado, su pequeño primo estaba demasiado enamorado. Naruto le abrazó y le dio un beso en la mejilla ante su decisión, algo emocionado.

-Será como una luna de miel- dijo al aire, haciendo que Sasuke le diera una patada impulsiva.

Mila empezó a reírse sin contenerse, si seguía con sus ocurrencias, Sasuke podría intentar matarlo, aunque también era totalmente adorable verlo apenarse con las mejillas rosadas.

Pasadas unas horas, Mila había preparado el almuerzo con una deliciosa ensalada tradicional y dejó un poco de pasta para la cena. Les avisó que los siguientes días tendrían que cocinar ellos. Luego tomó una pequeña maleta y se fue, advirtiéndoles de que quería su casa en una pieza cuando regresara.

Naruto se despidió de ella sin saber cómo agradecerle de dejarle esos días solo con su amor, y Sasuke no paraba de decirle al oído que no se fuera, que dejarle solo significaría el fin de su inocencia absoluta. Al final, Mila parecía tomarse todo con diversión así que dejó su casa en su cuidado con calma.

-Bien- dijo Naruto abrazándole por la cintura-¿Qué haremos hoy?-

Sasuke levantó los hombros haciéndole saber que no sabía, de cualquier modo ya sentía su cadera doler, así que para qué preguntaba.

-¿No me llevarás a algún lado?- le preguntó recordándole que se quedó para ser su guía turístico –No voy a quedarme todo el día aquí encerrado-

-Okey...- accedió Sasuke soltándose de los brazos –Vamos a pasear...-

Naruto sonrió y le dio un beso en la mejilla, feliz de haberlo convencido.

GRECIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora