Luego...

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El cielo se iba tornando de violeta a azul, dándole la bienvenida al nuevo día. Un pequeño rayo de luz atrevido besó los ojos del azabache, indicándole que debía despertar.

Abrió los parpados lentamente, desenredando sus pestañas, enfocando la caballera amarilla de su amante, seguida de su ancha espalda.Se quedó quieto recordando todo de la noche anterior, sin duda no había estado ebrio, pero no podía asegurar lo mismo de él.

Bajó la mirada hasta la base de su espalda, viendo más de cerca aquellas marcas que le angustiaban. Se acercó pasando sus dedos por ellas, siguiendo el camino de la columna hasta su cuello, terminando en un abrazo.

-Mm- el rubio sintió un pequeño escalofrío que le alboroto el sueño, haciéndolo consiente de aquella caricia. Se dio la vuelta sin abrir los ojos y lo abrazó con distinguida fuerza.

-Naruto- murmuró avergonzado.

-Buenos días- le respondió dejando un beso en su frente -¿Dormiste bien?-

-Sí... pero-

-No, no me digas que quieres regresar ahora- le dijo dándole un beso en la mejilla.

Sasuke suspiró, él tampoco quería irse, estaba demasiado cansado, y aún sentía un pequeño entumecimiento en su espalda. Sabía que perdería el tiempo al tratar de convencerlo, así que cedió. También tenía que atribuir a las ganas de quedarse un rato más dormido dentro de sus brazos.

Naruto se dispuso a acariciarle el cabello mientras que su respiración se volvía pesada de nuevo. No podía pedir más, era la situación más hermosa que podía vivir. En el hombro de Sasuke aún quedaba una pequeña marca rosada de la mordida que le proporcionó al perder un poco el control, pero que se podía hacer, era demasiado para él mismo. Solamente quería que todo el mundo desapareciera, que se acabaran las responsabilidades y los prejuicios para quedarse en ese instante al menos una eternidad. Rezaba en silencio a los Dioses griegos para que así fuera.

-Hey...Naruto-

-Ya dije que no- dijo con un puchero, decepcionado de que su deseo no se cumpliera.

-Necesito ir al baño-

Naruto lo sostuvo con más firmeza tratando de no hacer un berrinche, pero tampoco podía negarle sus necesidades biológicas. Suspiró y lo soltó carraspeando. Sasuke se incorporó y caminó balanceándose un poco, llegó como pudo al baño y se encerró.

Se tapó la cara con ambas manos, inclinándose sobre el lavamanos.

-Dios...- murmuró desesperado. De repente se hizo consiente de todas las cosas que estaban pasando. Se había escapado de la celebración de la boda para perder su virginidad, y con Naruto, que lo hacía mucho más vergonzoso.

Abrió la pila haciendo correr el agua, empapándose la cara, rogando para recobrar el sentido común.

-Sasuke, si te vas a duchar, déjame entrar, así lo hacemos juntos- sugirió el rubio desde el otro lado de la puerta. Tapó su boca con una mano, aumentando el color en sus mejillas.

Se quedó callado, haciendo que Naruto se preguntara si lo había escuchado.

-Sasuke- le llamó abriendo la puerta.

-¡No entres!- le dijo sosteniendo la puerta, evitando que pasara.

-¿Por qué no?- preguntó el rubio divertido – ¿Te da vergüenza?-

Sasuke frunció el ceño, estaba harto de las preguntas que le perjudicaban el orgullo.

-Si ya lo he visto todo- le recordó riendo, empujando la puerta para abrirla de una buena vez.

GRECIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora