Frustración

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Ese día había amanecido con una nube gris sobre el cielo, que parecía difuminarse mientras que llegaba el medio día. Aun así, una ligera lluvia cayó sobre la isla. Las gotas eran delgadas, y casi no hacía ruido contra el agua o la arena, pero el sueño de Sasuke se había desvanecido con eso.

Abrió los ojos y bostezó, sintiendo un poco de calor. Naruto no le había soltado en toda la noche, eso le molestaba, pero no podía hacer nada si tenía que quebrar su tierna cara dormida, era un desventaja.

Se levantó escapando de su pecho como pudo y salió de la habitación. Entró al baño y se miró al espejo. Tenía el cabello alborotado y las mejillas algo rojas por el calor. Metió las manos debajo del agua en el lavamanos y se refrescó el rostro, luego se cepilló los dientes.

Al terminar de usar el baño, caminó por el pasillo hasta la cocina. Era la primera vez que se levantaba él primero, por eso le parecía extraño sentir un perpetuo silencio esa mañana.

Corrió una silla de la mesa de la cocina y se sentó, delante de él había una pequeña cesta con un montón de dulces adentro. Estaba cansado y sin ánimo de hacer un desayuno despampanante, así que tomó la cesta y buscó adentro. Encontró un paquete de ponquecitos y sonrió.

Abrió el paquete y sacó uno de sabor a naranja. Se levantó un momento para buscar un vaso de leche en la nevera y disfrutó su dulce desayuno sin prisas, dando mordiscos y sorbos pequeños para disfrutar de lo cremoso dentro de su boca.

Al terminar de comer, se relamió los labios y dejó los trastes en el lavaplatos. Suspiró cansado y caminó por la sala hasta una pequeña ventana al lado de la puerta principal. La lluvia estaba escaseando, dejando unos pequeños cráteres en la arena. Podía ver desde allí como el mar estaba un poco alborotado.

Suspiró con la intención de que su aliento dejara una marca húmeda sobre el vidrio de la ventana, pasando un dedo sobre ella, dibujando un pequeño sol.

Empezaba a aburrirse, así que encendió la televisión, acurrucándose sobre el sofá. Estar frente a la ventana hizo que el frío de afuera le cambiara la temperatura.

Se quedó viendo un programa de dibujos animados, entreteniéndose por un rato. Se había dado cuenta de que ya era mediodía cuando los dibujos habían terminado y empezaron a dar las noticias.

Estiró los brazos hacia arriba y se levantó del sofá descalzo. Naruto llevaba todo el día dormido, y no había desayunado así que caminó algo preocupado hasta la habitación. Entró y observó a Naruto de espalda, abrazando a una almohada en su lugar. Se acercó a él y le haló un poco el cabello.

-Naruto- le llamó.

-M...- se quejó.

-Es mediodía ¿no tienes hambre?-

Naruto no le contestó y se acurrucó más contra la almohada.

-Hey...- le volvió a llamar halándole el cabello de nuevo.

-Estoy cansado- le contestó dándose la vuelta abriendo los ojos y mirándole desde abajo –Acuéstate conmigo-

-No pases todo el día en la cama- le dijo pasando los dedos por su cabello, esta vez con amabilidad –Te quedarás pegado a ella-

Naruto sonrió y se movió hasta él, colocando su cabeza sobre sus piernas, suspirando mientras que cerraba los ojos de nuevo.

-Vamos Naruto...- le insistió tocándole el hombro para que se moviera, notando que estaba algo caliente. Frunció el ceño y deslizó su mano hasta su cuello.

-¿Te sientes bien?- le preguntó preocupado.

-Solo estoy cansado- le respondió tomando la mano de su cuello para dejarle un beso. Igualmente sus labios estaban ardiendo.

GRECIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora