Capítulo 7

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El domingo se pasó rápido. Llegó el lunes y fue a la escuela. Katelyn no era de las chicas que odiaban los días de semana y contaban las horas para que llegue el sábado. Sin embargo la semana se pasó algo rápido. Llegó el viernes, y nada especial había pasado en esa semana. En fin, esa cálida mañana en la escuela era como cualquier otra. Excepto por una cosa. Niall no había asistido. Era raro, desde que estudia en North High él jamás había faltado. Faltaban sólo unos minutos para que acabe la clase de música y suene a campana de la salida, cuando Niall entró al aula con una bufanda que cubría su cuello entero y parte de su boca.

–Niall, ¿por qué llegas tan tarde, y con esa bufanda? No hace tanto frío. –dijo Gary sorprendido al verlo llegar poco antes que acabe el día curricular. 

–Lo siento, Gary. Tuve un pequeño problema, no volverá a pasar.

–Eso espero, ya que no estoy acostumbrado a regañarte. Ve a sentarte.

–Gracias, y nuevamente disculpas. –finalizó y se dirigió hacia su asiento.

–Espera Niall, no me has respondido por qué la bufanda.

–Sí, es que, lo que sucede es que no me siento bien, y el doctor me dijo que tenía que abrigarme, siento mucho frío.

–De acuerdo, adelante.

Sonó la campana y todos salieron rápidamente del aula, incluyendo al profesor Gary Barlow. Sólo quedaban Liam, Violette, Niall y Katelyn.

–Niall, ¿Qué pasó? ¿Por qué llegaste recién? –preguntó Katelyn. 

–Ya lo oíste. Tuve un pequeño problema.

– ¿Es algo en lo que pueda ayudarte, amigo? –agregó Liam.

–No, gracias igual a todos ustedes por preocuparse por mí.

– Y, ¿qué hay de ti? ¿Estás enfermo aun? –interrogó Violette, preocupada.

–Sí, un poco, pero ya me estoy mejorando.

–A mí no me engañas, Nialler. –dijo Katelyn.

– ¿Qué? ¿A qué te refieres?

–No me creo esa historia. –dijo quitándole rápidamente la bufanda. –Mírate. Por Dios Niall, ¿qué te pasó en la cara?

–No, no es nada. –respondió procediendo a correr.

– ¡Espera, Niall! –continuó, yendo tras él.

Estaba preocupada. Se veía un golpe en la parte inferior de su boca, y su labio sangraba un poco. No podía permitir que se vaya así. Violette y Liam también fueron detrás de ambos.

–No me digas que fue ese busca-pleitos de nuevo. –dijo Katelyn.

– ¿De nuevo? ¿A qué se refieren con “de nuevo”? ¿Acaso aquel “busca-pleitos” ya te ha golpeado antes? –continuó Violette.

– ¿Y quién es ese tal “busca-pleitos”? –añadió Liam.

–Me refería a ese bravucón, ese, el ex-novio de Allison. ¿Niall, qué paso?

–No, no es nada.

–Yo sé que él te hizo algo. ¿Por qué lo hizo? 

–Está bien, sí fue él. Quería que le diera mi proyecto de Ciencias y yo me negué. Había trabajado mucho en él, y no quería que se lleve todo el crédito. De todos modos me golpeó y se lo llevó. No tenía nada que presentarle al profesor y me dolía mucho. Así que me quedé acá sentado todo el día, porque si iba a mi casa mi madre haría muchas preguntas, y vendría a hablar con el director, lo cual empeoraría las cosas. 

–Te juro que cuando lo vea yo…

–Tú, nada. No harás nada. Ni tampoco ninguno de ustedes. Les agradezco mucho por su preocupación, pero así está bien. No quiero que manchen sus manos en ese tipo. 

–Justo hoy no traje mi maquillaje. Violette, ¿tienes algo de base?

–Sí. –dijo sacando su maquillaje de su bolso. –Ven, Niall, siéntate.

Violette era genial maquillando. Siempre lucía muy bien y a veces ayudaba a Katelyn arreglarse. Después de cubrir la herida de Niall, casi no se notaba. 

– ¿Qué les parece si vamos un rato a Starbucks? Es viernes, no creo que nos regañen por salir un momento. –sugirió Katelyn.

–Por mí está genial. ¿Qué dices Violette?

–Por mi igual ¿Qué tal tú, Niall?

– ¡Sí! Muero de hambre. 

–Genial, vamos. –finalizo Katelyn.

Fue una salida corta. Solo tomaron maltadas, hablaron y rieron, como solían hacerlo siempre. Después de eso, Katelyn regresó a casa junto con Violette. Hicieron juntas su tarea, y cuando acabaron, salieron por el mirador de su habitación y treparon hasta el tejado. Amaban hacer eso y se veía casi toda la ciudad desde ahí. 

Pero en medio de su tranquilidad, se dieron cuenta de algo. Entre todas las casas, se veía una abandonada, a sólo un par de cuadras más lejos. Era una casa, pequeña y lucía muy vieja, por lo que estaba despintada y sucia. Desde aquel lugar, vieron que una persona salía, la cual se le hizo familiar a Katelyn. Eso llamó su atención, y entrecerró sus ojos para poder aclarar un poco la vista. Un chico alto; cabello ondulado y castaño cubiertos con una gorra; prendas negras, como botas, jeans y una chaqueta; una camiseta blanca y pulseras en sus muñecas.

–Mira, Violette. ¿Él no es el chico que golpeó a Niall?

– ¿Dónde? No lo veo.

–Ahí, mira. –dijo apuntando hacia el individuo.

–Oh, ¡sí es! Jamás supe que vivía ahí.

–Me hierve la sangre de sólo verlo. –gruñó.

–También a mí. Te juro que me dan ganas de darle su merecido, pero no nos conviene tratar con él. Dios sabe qué tipo de persona es. 

–Tienes razón, ya hay que olvidarlo. Vamos adentro. 

–De acuerdo.

– ¿Quieres tomar algo?

–Dale, vamos.

Perdida en su mirada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora