La sola idea de tener a un vampiro encerrado en el granero parecía una locura, que no debería pronunciarse ni de broma en la familia.
Pero ahí estaban los 3 hijos mayores, ocultando a ese tal Francis de sus demás familiares, para poder ayudarlo en una cruzada mitológica, de la que no tenían certeza alguna, pero el brujito insistía en apoyar.
Y es que Dyan movía a los Wolfram, más de lo que creía. Tenía cierto encanto para ellos, que los hizo rendirse a sus pies y colaborar con lo que necesitara y esta no era la excepción.
Después de la cena de celebración por el reconocimiento de Dyan como parte de la familia, Daisy pidió hablar a solas con su padre.
Estaba algo bebido, así que esperaba que aceptara más fácilmente. Era más permisivo y alegre cuando se tomaba su copita de vino. Además, era la regalona de su padre, su orgullo y la escuchaba tan atentamente como a Óscar.
Mientras los demás seguían charlando en la mesa, sobre la rica comida, o lo maravilloso que Dyan luciera el collar de la familia, y otras cosas; Daisy mostró todo su talento de convencimiento a su padre.
Le demostró todos los pro de ir a vacacionar a la Capital y le dijo que ya tenía pagada parte del paquete de viajes para allá. Ante eso, no podía refutarle nada: Don Víctor respetaba el dinero de su hija gastado en la familia.
Abrazó a su hija mayor y la guió de regreso al comedor, donde todos los miraban atentos. La señora Margaret, por un segundo, pensó que harían aviso de algo terrible, quizás una noticia sobre Transilvania, o algo así, ya que los vio muy serios, pero en cuanto los vio sonreír y escuchó la voz de su esposo, todo temor se esfumó.
- ¡¡Familia...!!- anunció Don Victor alzando sus brazos y acercándose a la mesa, para alcanzar su bebida- ¡¡...nos vamos de vacaciones a La Capital!!- sentenció alzando su copa de vino.
- ¡¡¡¡Siii!!!!- celebraron todos, en especial los más pequeños, ya que aquella ciudad sonaba como lo mejor de Volkya, sobre todo para niños que sólo conocían el campo.
- Que bueno que aceptaras, papá...- lo elogió Óscar, celebrando y apoyando el plan, mientras Dyan y Blake aplaudían, fingiendo sorpresa.
- Ya me hacía falta volver a la ciudad...- le contestó el viejo lobo, sintiéndose orgulloso de su elección, ahora que su otro hijo predilecto lo felicitaba también, sin saber que todo era parte de una maquinación más grande.
- Está cambiada, no la reconocerás- le comentó contenta y entusiasmada Daisy, contagiando de felicidad a sus hermanos menores.
- ¡Y que bueno que Dyan venga con nosotros! Vendrá con nosotros, ¿verdad?- preguntó Zoe alegre, mirando al brujito y a sus padres alternadamente, dispuesta a usar una mirada de perrito para hacerlos aceptar.
- Bueno, ya es parte de la familia...- sentenció Don Víctor y todos celebraron contentos, para luego escuchar las aventuras de Deedee en La Capital y los lugares que debían visitar si o si.
Los Wolfram estaban más que contentos de poder ver más lugares de Volkya, aparte de Softfield. El campo era monótono, se sabían de memoria cada rincón del pueblo, además los focos de entretención eran mínimos.
Lo mejor que tenían para divertirse era andar en bicicleta de la escuela a la casa y viceversa, y aunque el tramo era largo, no se comparaba con las larguísimas calles de la capital.
Así que los niños eran los más felices, aunque los adultos también, ya que, igual más a la noche, la señora Margaret, se acercó a agradecerle a su hija mayor por lo que estaba haciendo, pues, para ella era obvio que el viaje era una excusa para alejarlos de la frontera y para distraer a los niños de la tensión política en el aire.
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The Fourth One - Naruhi16
FantasyDesde tiempos remotos, los habitantes de la Tierra se han dividido en 4 reinos. Se dice que hubo grandes guerras en el pasado, pero hoy todos conviven pacíficamente, en un mundo donde la magia y la modernidad tecnológica coexisten en las vidas de lo...