XVIII. Promesa parte 2.

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Afortunadamente esa primera noche de viaje por el campo abierto sin un camino conocido, fue bastante pacífica y sin problemas. Para variar el par se continuó molestando y conociendo un poco más, si después de todo entre broma y broma; la verdad siempre se asoma.

Bueno tampoco fue tan apacible, se encontraron un par de kaibutsus mosntruosos, pero no fueron gran problema para los nocturnos. Ni para los diurnos al día siguiente

Dyan, Blake y Aaron también viajaron sin mayores obstáculos y así fue hasta la cuarta noche de campamento en medio de la nada. Ya estaban en las mismísimas montañas magienses y sólo les quedaba subir un par de formaciones rocosas para llegar al camino perdido que los llevaría al anhelado Templo.

- Ok, ¿entonces seguimos hasta esa pequeña cumbre que está allí? Agh apenas veo en esta oscuridad- suspiró Chester listo para la aventura, tratando de ubicarse mejor.

- Si, yo te guío- le contestó Francis despreocupado, estirándose para despertar bien todo su cuerpo.

- ¿Tienes visión nocturna?- le preguntó el humano comenzando a caminar, iluminando sus pies con una linterna más antigua que su abuela.

- Algo así- le respondió el vampiro tomando la delantera para guiarlo en medio de la noche.

- ¿Ultrasonido?- adivinó recordando algo de lo que sabía de cultura general sobre murciélagos.

- Más efectiva en mi forma murciélago pequeño o grande, pero sí...- le especificó sonriente, al ver que si había acertado.

- ¿Por qué no vuelas de esa forma y yo te monto un rato con la carpa y todo? Sería más rápido- se le ocurrió al humano de repente.

- No sé qué pueda haber en el cielo- retrocedió algo tímido el mayor.

- Vamos, intentémoslo- lo alentó aún más Chester, que en realidad sólo quería volar, porque ¿cuándo no ha sido ese el sueño máximo de los seres humanos?

A estas alturas, Francis ya le seguía el juego fácilmente a Chester, y cedía con mayor frecuencia ante sus caprichos, que podían ser divertidos pars ambos.

- Sólo un trayecto corto, ¿ok?- le condicionó quitándose la cruz invertida de su oreja, para luego convertirse en el gigante alado que ya conocimos la primera vez que Francis apareció en esta historia.

- ¡Woah! ¿En verdad eres tú?- se preguntó en voz alta el barbón, acercándose al rostro del monstruo, ya que era la primera vez que lo veía en esa forma- Definitivamente son tus ojos jaja- concluyó al ver la expresión seria del vampiro en sus inconfundibles ojos rojos- ¿y esto?- le preguntó por el arito que mantenía entre sus garrras junto a su espada.

- Quitarme el arete ayuda a liberar mi forma bestial- le explicó hablando un poco más lento y grave de lo normal.

- Tiene sentido, supongo... no preguntaré más, pero ¿cómo mierda me subo ahora?- cambió de tema, entusiasmado cuál niño en una atracción de la feria. Se hizo el difícil el murciélago, pero finalmente le permitió subirse a su lomo y que se aferrara de los cabellos de su cuerpo. Con esfuerzo el humano se acomodó en su lugar y comenzó a gritar alegre- ¡Geniaal! ¡Vamos, vuela!- dictaminó juguetón y ansioso por surcar los cielos.

- Tú no das las órdenes aquí- lo miró con ojos filosos el vampiro.

- ¡Cómo sea! ¡Vuela cuando quier— AAAHHH!- gritó asustado el pobre humano, perdiendo su faceta genial y serena, al casi caerse del lomo del murciélago gigante- Jaja muy gracioso- gruñó aferrándose con mayor seguridad a Francis.

The Fourth One - Naruhi16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora