➙ La misión I.

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Cuando llegamos al gremio junto a los de Sabertooth, todos ellos se dirigieron a una mesa para seguir charlando, yo en cambio, me dirigí a la oficina del maestro. No había podido dejar de darle mente a lo que Daian me había dicho, pero cuando quise preguntar más, no respondió, y la duda me estaba carcomiendo por dentro, sin embargo entendía que no era el momento de pensar en eso, no podía desenfocarme de mi deber.

Cuando llegué a la oficina del maestro parecía como si este ya me estuviera esperando, junto a Mavis y Daian que me miraba con algo de culpa, ¿qué significaba?

—Toma asiento por favor, Lucy. —me indicó el maestro. Hice lo que me pidió sin rechistar y esperé a que siguiera hablando— Mavis y Daian me han contado un poco sobre quién eres y los riesgo que corres por portar tu apellido.

Me tensé y miré de soslayo al único que seguía mirándome con un perdón en los ojos, es decir, era algo que me correspondía a mí contar, no a él. Incluso, si hubiesen esperando un poco más yo misma había ido dispuesta a hablar con Makarov al respecto. Me sentía algo traicionada.

—¿Quiere que me retire del gremio? —mi pregunta fue directa, sin rodeos. Yo sabía lo peligros que corría la gente a mi alrededor, y esa fue la principal razón del haberme quedado a la afueras de la sociedad por 9 años. Y si la respuesta del maestro era "Sí" me iría si rechistar.

—Antes de responder a tu pregunta quiero que me cuentes sobre tu magia; como sabrás debo siempre pensar en el bienestar de mis mocosos, y debo tomar en consideración los riesgos que corren en tenerte aquí.

No estaba molesta, de hecho, entendía y comprendía las palabras de Makarov, yo misma en su situación hubiese hecho lo mismo. Así que sin rodeos hablé, y cada vez que las palabras salían de mi boca veía como su expresión y la de Mavis cambiaban, en sus caras pasaban distintas emociones: Miedo, pena, angustia, alivio.

La que sin duda más me molestaba era la pena, ¿por qué las personas que sabían mi historia tenían que tener ese sentimiento en mi confronto? Me dejaba siempre con un mal sabor dentro de mí. No necesitaba la lastima de nadie, durante años pude valerme por mí sola, había visto innumerables veces como la gente a mi alrededor me miraba de esa forma luego de saber quien soy, todo por portar un apellido maldito. Todo por ser una Heartfilia.

Para cuando terminé en la habitación se instaló un silencio tenso.

—Lucy, ¿qué pasaría si renuncias a tu contrato con Daian?

La pregunta me sorprendió, era la primera persona que me preguntaba eso, y de momento no sabía qué responder, nunca me había planteado tal opción. Eso comportaba usar aquella magia.

—Perdería el control y sería una catástrofe. La magia uno empezaría a corroer mi mente... Por el momento el pacto con Daian es lo único qué mantiene ese contenedor sellado.

—¿Y no hay manera de qué aprendas a dominarlo?

Negué con la cabeza y Daian me miró con algo de pena, él sabía que eso no era posible. Nadie en la historia de los Heartfilia logró jamás dominar ese poder. Por ende el contrato con Daian era lo único que me tenía a salvo de mí misma, que me permitía vivir una vida, dentro de lo que cabe, normal. El maestro iba a contestar, pero justo en ese momento alguien tocó a la puerta, y se abrió dando paso a Mirajane, quién me miró con algo de curiosidad.

—Maestro, alguien del consejo le está buscando.

El maestro asintió, dando a entender que bajaría en un rato. La albina salió de la habitación, cerrando la puerta a su vez. El antes nombrado me miró con una sonrisa antes de pararse encima del escritorio.

—Aquí en Fairy Tail jamás desecharemos un miembro, y en el momento en el que lo hagamos dejaríamos de ser quienes somos. Es cierto que tenerte con nosotros comporta un gran riesgo, pero ahora eres parte de nuestra familia y no te dejaremos sola.

Algo inevitablemente se removió en mí, ¿parte de una familia? Sentí miles de emociones inundar mi interior, y millones de quizás e ilusiones. Quizás. Cuando recobré la compostura me encontraba sola en la habitación. Suspiré profundamente, no sabía a donde se dirigía mi vida, pero cómo decía mi padre, "debes seguir sin importar qué, cómo o con quién".

Salí de la habitación y cuando bajé me encontré con un completo silencio, y algunas miradas me miraban como si fuese la última esperanza para ellos. Mire hacia la puerta, encontrándome con una persona desconocida pero, con cara algo familiar. Busqué entre los recuerdos de mi mente él donde lo había visto antes, pero nada me cuadraba. Hasta que al fin logré dar con el reconocimiento.

Algo debió cambiar en mi expresión para que todos los demás tomasen una postura rígida y de pelea.

—¿Qué haces aquí, Neji? —mis palabras fueron lejos de ser amables, eran serias. La presencia del hijo del presidente del consejo no era buen presagio.

Conocía a Neji desde hace ya varios años, y a pesar de qué nos habíamos criado juntos durante el tiempo que duré viviendo con Draculos, nunca habíamos tenido el interés de conocernos. Él ignoraba mi presencia y yo la suya, así de sencillo.

—Querida Lucy, que sorpresa encontrarte aquí. —No. No era ninguna sorpresa, todos los del consejo sabían ya que me había unido a Fairy Tail, así que eso estaba lejos de ser casualidad.

—Repito mi pregunta, ¿qué haces aquí? —volví a preguntar.

—Resulta qué mi tan buen padre se tomó unos días de vacaciones, así que soy actualmente el presidente temporal del consejo. —No hizo falta que se riera para sentir como en su interior la felicidad rebosaba, no nos conocíamos bien pero siempre supe que su ambición era el de llegar a ser presidente del consejo—. He estado leyendo algunos papeles del consejo y por casualidad encontré un informe sobre Fairy Tail, actualmente tienen una deuda de más de 16 millones de yenes, y en caso de no poder pagarla el gremio deberá ser disuelto.

¿Fairy Tail disuelto? Era obvio que así dejarían Fiore mayormente desprotegido, y todos los demás países tendrían ventaja. Pero de todos modos, por la cara de desespero que tenía Makarov se deducía qué no contaban con esa cantidad de dinero, y al ser sincera yo tampoco.

—¿No hay otra manera? Nadie aquí tiene esa cantidad dinero.

Él fingió pensárselo así que deduje que había otra intención detrás de esto, que todo era parte de un chantaje orquestado por el consejo. No dudaba qué se trataba de una misión que ellos clasificarían como peligrosa, pero era únicamente una trampa, y aún así tampoco había opción de echarse para atrás, y estaba segura de que no nos darían días para reunir él dinero, y aún se pudiese obtener más días era imposible conseguir tal cantidad. Asentí dándole a entender que prosiguiera hablando.

—Hay una misión disponible, es sencilla y complicada a la vez. Alguien nos informó de una nueva fuente de poder prohibida en el Reino de Pergrande, deben lograr infiltrarse en el consejo de dicho país e investigar qué sucede. Para esta misión obviamente no pueden ir todos. Si deciden aceptard les daremos más información. —Neji no era un idiota, desde mucho tenía todo este plan orquestado.

Lo pensé y repensé mil veces, ir a Pergrande, el país con el que hace poco entramos en guerra era un completo suicidio, desde que vieran nuestras marcas nos atacarían. Pero, tampoco había otra opción, debíamos ir, además a mi también me interesaba viajar a ese lugar para dar con algunos libros antiguos que habían por ahí perdidos.

—Aceptamos, con unas condiciones. —Antes de yo poder hablar, habló Erza. La mire incrédula, no pensaba que tendría el atrevimiento de poner condiciones—. Numero uno, integrantes del gremio de Sabertooth irán con nosotros. Numero dos, la deuda será saldada, pero aparte de eso también nos otorgarán inmunidad en las misiones. Numero tres, sea lo que sea que encontremos allá será información pública y en caso de no dar con nada, las condiciones 1 y 2 siguen siendo válidas.

Sonreí para mis adentros, Erza no era para nada estupida, también había entendido que se trataba de una trampa. Que sólo eran palabras carentes de información... Luego de Neji aceptar las condiciones con un par de réplicas, se marchó, dándonos toda la información faltante y 3 días de tiempo para partir.

Al final habíamos decidido ir 5 personas. Laxus, Erza, Sting, Rogue y yo. Cada uno luego de ser elegido tomó su propio camino pactando encontrarnos en 3 días en la estación de trenes.

Truth Hurt.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora